Perfil

Mario Draghi: el hombre que salvó el euro, al rescate de Italia

El expresidente del BCE ha recibido el encargo de formar gobierno

Milà El 26 de julio de 2012 Mario Draghi, presidente del Banco Central Europeo (BCE), pronunció en una conferencia en Londres una frase que marcaría un antes y un después. “El BCE está dispuesto a hacer lo que sea necesario para preservar el euro. Y créanme, será suficiente”. Aquellas tres palabras en inglés (“Whatever it takes”, lo que sea necesario) confirmaban que Frankfort no permanecería de brazos cruzados ante la mayor crisis financiera desatada en la eurozona en su historia, que amenazaba con enterrar la moneda única y dejar a Italia y España al borde del precipicio.

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Han pasado casi diez años de aquel terremoto y ahora Europa se enfrentan a un desafío aún mayor: capear la mayor crisis social, sanitaria y económica desde la Segunda Guerra Mundial a causa del Covid-19. La pandemia amenaza con llevarse por delante algunos gobiernos e Italia, con sus crisis cíclicas, alianzas imposibles y primeros ministros equilibristas, no ha sido una excepción. El presidente de la República, Sergio Mattarella, lanzó un SOS desesperado a Draghi, que respondió al apelo del jefe del Estado. El hombre que salvó Europa está llamado ahora a rescatar del abismo a Italia. El gran respeto del que goza su figura entre la clase política, el sector empresarial e incluso los ciudadanos de a pie es un buen inicio.

Una larga trayectoria política

Mario Draghi (Roma, 1947) llegó a la presidencia del Banco Central Europeo en 2011. Su impresionante currículum le convirtió en el candidato ideal para liderar la institución financiera en plena crisis de deuda. El economista, licenciado en la Universidad La Sapienza de Roma y especializado en el prestigioso MIT de Boston, no era ningún desconocido a nivel internacional.

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Entre 1985 y 1990 había ejercido como director ejecutivo del Banco Mundial. De vuelta a Italia, fue nombrado director general del Tesoro y presidente del Comité de Privatizaciones. Tras un breve paso por el sector privado como vicepresidente europeo de Goldman Sachs, el banco que había ayudado a Grecia a ocultar su déficit a Europa, en 2006 fue nombrado gobernador del Banco de Italia. Un cargo que abandonó para ponerse al frente de la máxima autoridad monetaria de la UE.

Durante su presidencia, el BCE instauró una política expansiva de tipos bajos que contribuyó a frenar los ataques especulativos de los mercados y salvar la moneda única. Draghi puso en marcha un agresivo programa de compra de deuda similar al de Estados Unidos, que supuso la mayor inervención de un banco central en la historia. “Me siento como alguien que trató de cumplir con el mandato de la mejor manera posible. Este es parte de nuestro legado: nunca rendirse”, declaró durante su última rueda de prensa al frente de la institución. Una herencia que todavía hace revolverse a sus detractores, que los hay y muchos, especialmente en Alemania, donde el diario Bild lo apodó el “conde Draghila”, el vampiro que “engulle nuestras cuentas hasta la última gota”.

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Candidato a presidente

Desde el fin de su mandato al frente del BCE el pasado mes de octubre, su nombre ha surgido de forma recurrente en Italia como posible comisario especial para gestionar los fondos europeos para la reconstrucción e incluso como futuro presidente de la República en sustitución de Mattarella, cuyo mandato termina el próximo año. En estos meses, el economista se ha dejado querer. “Pregunten a mi mujer”, respondía a los periodistas cuando le cuestionaban sobre su futuro inmediato.

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Su apelo este verano a los gobiernos europeos a prestar atención a los jóvenes e intervenir para garantizar liquidez a las empresas, incluso a costa de aumentar la deuda pública, podría ser una pista de cuáles serán sus primeros pasos como primer ministro.