Seguridad

El mundo se rearma

La guerra en Ucrania ha acelerado la tendencia iniciada en los últimos años de creciente militarización global

El mundo logró un pico histórico en gasto militar en 2021. Los 2 billones de euros que los estados se gastaron en políticas de defensa era la cifra más alta desde que el SIPRI hace registro, en 1988. Ahora, la guerra de Ucrania ha disparado todavía más la inversión armamentística y de defensa, y ha consolidado una tendencia iniciada en los últimos años. Como respuesta a la invasión rusa, los países de la OTAN han decidido incrementar su gasto en defensa hasta al menos el 2% de su PIB, un compromiso que ya habían adquirido en 2014, pero que la mayoría no había puesto en práctica.

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Lo que no consiguió Donald Trump con sus amenazas de abandonar la OTAN si los aliados no elevaban su contribución, lo ha conseguido la guerra de Putin. Los llamamientos de Trump, sin embargo, sí que tuvieron cierto efecto en términos de rearme: llevaron a los países europeos a plantearse la posibilidad de crear una política común de defensa e incluso un ejército europeo, propuesta que tenía el apoyo del francés Emmanuel Macron y la entonces cancillera Angela Merkel. 

"Antes de Ucrania ya había un rearme. De hecho, Trump dijo sin ningún tacto diplomático lo que ya había dicho antes el presidente Barack Obama, que en las postrimerías de su mandato también pidió a los aliados de la OTAN que se responsabilizaran más de la seguridad colectiva elevando su gasto", apunta Frederic Mertens, coordinador del grado de relaciones internacionales de la Universidad Europea de Valencia. La invasión rusa, dice el experto, "ha sido un factor acelerador" tanto para el rearme de la OTAN, que ha dejado de estar en "muerte cerebral" –como había llegado a decir Macron–, como para la creación de una política de defensa europea, que Mertens ve en el horizonte con una "división de tareas entre la OTAN y la UE en materia de seguridad colectiva". Aun así, apunta que "se necesitaría al menos una década" para crear un ejército europeo.

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Los llamamientos de Obama y Trump, y la amenaza rusa concretada en 2014 con la anexión de Crimea, dieron impulso al rearme de Europa. La guerra de Ucrania "ha acelerado este proceso sobre todo entre las grandes potencias europeas, que hasta ahora encontraban dificultades para incrementar el presupuesto en defensa, como Alemania, que ahora quiere convertirse también en potencia militar, un objetivo que hasta ahora no tenía", opina también Jordi Calvo, del Centro Delàs. 

Crecen las importaciones de armas en Europa

De hecho, según datos del SIPRI, las transferencias de armas han bajado ligeramente en todo el mundo con la excepción de Europa, que está importando más armas, y también de Asia y Oceanía, donde hay un rearme evidente –es la región que más armas grandes importa– debido a las tensiones entre la pujante potencia china y algunos de sus vecinos. A modo de ejemplo, las importaciones de armas de Australia han crecido un 62% en los últimos cinco años. Japón es una potencia militar importante: "Si estalla la guerra en Taiwán, Japón tiene más capacidad naval y aérea disponible que Estados Unidos para ir al rescate", explica el presidente de la Sociedad de Estudios Militares, Pol Molas.

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"Rusia tiene el botón nuclear, pero aparte de Moscú el peligro real viene de China, que está construyendo en islas disputadas y que también está incrementando su presencia en todo el mundo, incluso en el Mediterráneo", dice Mertens.

Oriente Próximo sigue importando armas, pero no a un ritmo tan desorbitado como a principios de siglo, y en América Latina, con la reducción de conflictos como el de Colombia, con un acuerdo de paz sellado, las ventas de armas han bajado, según datos del SIPRI. Hay, pues, una redistribución de los escenarios militaristas, pero las grandes potencias militares son las mismas. En África, China extiende sus tentáculos a través de inversión en infraestructuras y Rusia lo hace con armas y mercenarios: el grupo paramilitar Wagner, vinculado al Kremlin, está presente en muchos países africanos "como en Malí, donde llegó a ser un competidor de las fuerzas armadas francesas que apoyaban el Gobierno del país", explica Mertens.

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Pero el conflicto de Ucrania, además de reforzar el sentido de existencia de la OTAN, también puede suponer un antes y un después para Rusia. "Todo indica que el lugar donde estamos quién sabe si era el lugar donde se quería estar. Con una guerra de largo recorrido y de desgaste, lo que pretende no es tanto poner una solución a la cuestión de Ucrania, sino desgastar y debilitar la Federación Rusa, una gran potencia que no lo era tan económicamente, pero sí políticamente y lo continúa siendo militarmente", dice Calvo, "en definitiva, muy probablemente para proponer un cambio en la arquitectura de seguridad mundial en la que –dice Calvo– todo lleva a pensar que quién saldrá ganando es Estados Unidos".

Estados Unidos

Estados Unidos es la primera potencia militar del planeta. El 38% del gasto global en defensa es norteamericana. Washington aporta también el 69% del presupuesto de la OTAN (datos de 2021). Al contrario que sus principales rivales, sin embargo, EE.UU. ha reducido ligeramente el gasto en defensa los últimos años (pasó del 3,7% del PIB en 2020 al 3,5% del PIB en 2021), pero lo que sí que está creciendo es la inversión norteamericana en I+D militar: ha subido un 24% entre 2012 y 2021, lo que prueba que EE.UU. se está centrando en las tecnologías militares de nueva generación, dice el SIPRI.

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China

China es el segundo país del mundo que más dinero destina a su ejército: no ha dejado de hacerlo crecer durante 27 años consecutivos. Desde 2021, de hecho, su presupuesto de defensa ha subido un 72%, según el SIPRI. Aun así, su capacidad militar todavía es regional, explican desde el SEM, y su actuación está centrada en operaciones en el mar de China y la región del Indo-Pacífico. Unas operaciones, sin embargo, que han puesto muy nervioso a Estados Unidos en los últimos años y lo ha llevado a incrementar también su presencia militar en la zona.

Rusia

Rusia es el quinto país que más dinero destina a defensa. Su ejército, de hecho, tiene una de las fuerzas terrestres más potentes del mundo. A pesar de que de 2016 a 2019 gastó menos por los bajos precios del gas y las sanciones europeas, en 2021 elevó su inversión militar un 2,9%: a finales de año ya concentraba fuerzas en la frontera ucraniana, preparándose para la invasión del 24 de febrero de este año. 

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Reino Unido

El Gobierno británico es el quinto del mundo en gasto militar, incluso por delante de Rusia. Igual que Estados Unidos y Francia, su ejército es de los pocos que tiene capacidad global –lo de Rusia es eminentemente terrestre y, por lo tanto, con capacidad localizada, por ejemplo, explican desde la Sociedad de Estudios Militares de Catalunya–. Además, Londres es una de las pocas potencias nucleares del mundo.

Francia

París gasta algo menos que Rusia en defensa, pero es una potencia militar global, como demuestran sus operaciones en el continente africano. Además de tener armas nucleares, su ejército tiene una capacidad aérea importante. También es el tercer exportador de armas del mundo: ha elevado sus ventas un 11% en los últimos tres años. Su presupuesto de defensa también ha subido un 13% desde 2021.