Hace treinta años que el voto por correo crece en Alemania y en las elecciones federales de 2017 casi llegó al 30%, más de 13 millones de votantes. Con la pandemia, tal y como confirman las encuestas, todavía aumentará más y se estima que puede superar el 50%. De hecho, en las elecciones regionales de marzo en Renania-Palatinado el 66% de los electores votaron por correo y, en Baden-Wurtemberg, más del 50%. En cambio, en Sajonia-Anhalt, donde la extrema derecha superó el 20% de los apoyos y quedó en segundo lugar, solo votaron por correo el 29% de los electores. Los expertos apuntan que más voto por correo podría perjudicar a la extrema derecha, a quien se atribuye un votante menos formado y politizado y menos dispuesto a hacer los trámites y a funcionar con previsión.
Los negacionistas entran en la campaña de las elecciones alemanas
El voto por correo podría superar el 50% y perjudicar a la extrema derecha
BerlínUn trabajador de 20 años de una gasolinera de Idar-Oberstein (Renania-Palatinado) fue asesinado a disparos el pasado sábado porque no quiso cobrar a un señor que se negaba a ponerse la mascarilla. El asesino, a pesar de que no se le ha relacionado con ninguno de los movimientos antirestricciones y negacionistas que han protagonizado diferentes manifestaciones en Alemania, admitió que lo mató porque "vulneró su libertad". Este crimen, que golpeó al país, ha entrado con fuerza en la campaña electoral después de que el candidato de la CDU, Armin Laschet, saliera en un vídeo de propaganda saludando y dialogando con un miembro reconocido de los movimientos anitvacunas y de la extrema derecha. El gesto ha levantado polvareda y se le ha girado en contra. "Emitir este vídeo es un desprecio para todos aquellos que luchan contra el virus", ha criticado por Twitter el especialista sanitario de los Verdes, Janosch Dahmen. La vicepresidenta socialdemócrata del Parlamento Europeo, Katarina Barley, también ha cargado contra el candidato conservador. "La CDU sabe perfectamente quién sale en sus vídeos de campaña. Se inclina ante estos supuestos librepensadores, el odio de los cuales ha provocado un asesinato", ha piado.
De las protestas contra las restricciones incluso ha salido un nuevo partido, Die Bases (La Base), a quien las encuestas auguran un 3% de los votos, que puede arañar al ultraderechista Alternativa por Alemania (AfD). Además, según Philip Manow, profesor de ciencias políticas de la Universidad de Bremen, el "escepticismo respecto a las vacunas" de la extrema derecha le puede pasar factura con una parte de su votante tradicional. En cuanto al resto de partidos, Manow cree que los socialdemócratas del SPD son los que están en mejores condiciones para sacar rédito electoral de la gestión de la pandemia. "Controlaban el ministerio de Asuntos Sociales y el de Finanzas y han dado compensaciones muy generosas para contrarrestar los costes de los cierres. Al contrario que en otras crisis, el partido pequeño de la coalición es el que ha salido mejor parado, y el de la canciller, no tanto", explica Manow.
El covid, en segundo plano
La gestión de la pandemia y de la vacunación han quedado en un segundo plano en la campaña de las elecciones federales de este domingo. Aún así, en la calle todavía es una de las cuestiones que más preocupa, sobre todo a los locales de ocio nocturno, bares y restaurantes. "Mi sueldo depende de las restricciones: cuando nos cerraron cobraba menos y me quedé sin propinas", dice un camarero de un restaurante de comida típica alemana del barrio de Alexander Platz de Berlín que prefiere no decir su nombre para evitar problemas. "Mi relación con el propietario no pasa por un buen momento, porque por obligación solo tenía que pagar el 70% del sueldo a los trabajadores, pero queríamos cobrar más. Lo conseguimos, no nos podemos quejar", explica el asalariado, que dice que es de izquierdas y que todavía no sabe si irá a votar. "Depende de lo que haga domingo", responde.
Lo tienen peor, claro, los trabajadores que no cotizan a la seguridad social, como dos camareros de origen indio de un restaurante de los alrededores del antiguo aeropuerto de Tempelhof. "Normalmente cobramos unos 500 euros al mes más las propinas, pero, de golpe, nos quedamos sin nada. Por suerte, el jefe nos fue pagando una parte del sueldo", explica uno de ellos, que también quiere quedar en el anonimato. Los propietarios de locales de hostelería también han recibido ayudas. "Hay restaurantes que dicen que han hecho bastante, pero yo he quedado corto", asegura Afrim Loki, que regenta una pizzería cerca de la puerta de Brandemburgo de Berlín. "Me obligaron a cerrar siete meses y cada tres meses me daban unos 5.000 euros, pero yo de alquiler tenía que pagar 12.000". Afrim, que ya hace unos años llegó a Alemania desde Macedonia del norte, todavía no puede votar, pero dice que no está muy contento con la gestión del covid que ha hecho la canciller Angela Merkel. "Él –señala a un camarero que trabaja en el mismo restaurante– creo que siempre ha sido del AfD, pero él – señala a otro– volverá a votar al SPD", dice Afrim.