Nicola Sturgeon cree "probable" que el Tribunal Supremo decida sobre el segundo referéndum

La ministra principal de Escocia pide "paciencia" para consolidar el caso por la independencia

GlasgowVeinticuatro horas después de encontrarse por primera vez con el president de la Generalitat, Pere Aragonès, en Glasgow, en uno de los foros laterales que tienen lugar con motivo de la COP26, la ministra principal de Escocia, Nicola Sturgeon, ha reiterado la necesidad de "ser pacientes para consolidar" los argumentos para llegar a conseguir la independencia de Escocia. Pero antes también ha admitido que habrá que conseguir la celebración de un segundo plebiscito que, en última instancia, puede ser una "decisión" tomada por los tribunales.

Y aunque la misma ministra principal admite que la posibilidad de acabar en los tribunales es mucho más que una hipótesis de trabajo, confía, tal vez con un punto de ingenuidad o de astucia política, que el premier entienda unos argumentos que, si los defiende hasta las últimas consecuencias, podrían ser un disparo al pie para el unionismo: "Boris Johnson y yo misma aceptamos que estamos en total desacuerdo sobre la cuestión sustancial, que es la independencia. Pero espero que compartamos el principio de que la gente de Escocia tiene el derecho a decidirlo. Espero, por lo tanto, que la democracia se imponga sobre cualquier procedimiento ante los tribunales".

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Sturgeon, criticada desde los sectores más radicales del Partido Nacional Escocés (SNP) por lo que consideran una carencia de empujón a la hora de promover el segundo plebiscito, ha hecho estas declaraciones en un encuentro virtual desde Glasgow con el ARA y otros medios internacionales acreditados en la cumbre de las Naciones Unidas.

La primera ministra, que ganó las elecciones el mayo pasado, tiene la intención de convocar la consulta durante la segunda mitad de 2023, "siempre que nos lo permita el covid".

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Límite a finales de 2023

A pesar de que es consciente de la dura batalla que Downing Street piensa entregar para evitar llegar a la consulta, Sturgeon todavía tiene un punto de esperanza de que, al final, la democracia se impondrá: "Mi plan es continuar abogando por el principio básico de la defensa de la democracia. Las últimas elecciones las gané con la firme propuesta de convocar, en la primera parte de la legislatura [el límite es finales de 2023], un referéndum. Porque, al fin y al cabo, la gente en Escocia tiene que tener la oportunidad de decidir si quiere o no formar un estado independiente".

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Quizás con el ejemplo del proceso catalán en la cabeza, y también por convicción, Sturgeon no cree que "cuestiones sobre democracia tengan que acabar ante un tribunal". "Por la sencilla razón –continúa– de que los políticos tendríamos que respetar la democracia". Pero si no es el caso, como también teme, no sin razón, "es probable que, desgraciadamente, todo esto acabe siendo determinado, me imagino, por el Tribunal Supremo del Reino Unido. Es un resultado potencial, a pesar de que nunca se ha testado ante ningún tribunal" la legalidad de ejercer el derecho en la autodeterminación de una de las home nations del Reino Unido. Pero esta posibilidad sí que está reconocida por Irlanda del Norte en el tratado anglo-irlandés firmado en 1995, como parte del proceso que se hizo hasta llegar a los Acuerdos de Paz de 1998.

Desde que en diciembre de 2019 Boris Johnson ganó las elecciones con una muy holgada mayoría de 80 diputados, cada vez que Sturgeon se le ha dirigido para pedirle los poderes para el segundo referéndum, el premier se ha negado. Boris Johnson es muy contrario a permitir al Parlamento de Westminster transferir al de Holyrood (Edimburgo) los poderes para celebrarlo legalmente, un mecanismo que pactaron en 2012 David Cameron y Alex Salmond, entonces primer ministro británico y ministro principal de Escocia, y que quedó recogido en la firma del Acuerdo de Edimburgo, ratificado el 15 de octubre de aquel año.