La ocupación total de Ucrania y la instauración de un gobierno títere de Moscú, el escenario más probable
Zelenski ofrece abandonar su aspiración de entrar en la OTAN y Rusia se muestra dispuesta a sentarse a dialogar
BarcelonaCon las tropas rusas ya en las calles de Kiev, la invasión de Ucrania entra en una nueva fase. En las últimas horas, Rusia se ha manifestado dispuesta a sentarse a negociar, a pesar de que no ha parado, de momento, la campaña militar sobre el terreno. Moscú respondía así a la petición que los ha hecho el mismo presidente ucraniano, Volodímir Zelenski, que este viernes ha pedido diálogo al Kremlin "para evitar un baño de sangre" e incluso se ha ofrecido a abandonar su aspiración de entrar en la OTAN, la exigencia principal de Moscú.
Esto puede abrir la puerta a un acuerdo para poner fin a la intervención militar rusa, pero, según opina la experta en Rusia Marta Ter, es difícil "que Zelenski pueda mantenerse en el poder y probablemente este será uno de los puntos de la capitulación que el propio presidente puede acabar aceptando". Según Ter, un factor que puede haber decidido finalmente a Zelenski "a capitular" ha sido la movilización de las tropas de élite de Chechenia, que este viernes se preparaban para ir hacia Ucrania a luchar: "Son cuerpos muy buenos y, además, así como la invasión ha levantado descontento entre la población rusa que se ha manifestado en la calle, si los soldados que mueren son chechenos esto no tiene ningún coste político para Putin", apunta.
Con este panorama, el escenario que ven más posible los analistas es el del cambio de régimen en Ucrania para instaurar un gobierno pro-ruso. "La incógnita es si esto se hará con la resistencia de las fuerzas armadas o si todo el pueblo ucraniano saldrá a luchar, si detendrán a Zelenski y harán una farsa de juicio. Hay muchas posibilidades abiertas", apunta Carmen Claudín, investigadora del Cidob. Y es que, a pesar del tímido acercamiento de posiciones, la realidad es que las tropas rusas continúan todavía su invasión en Ucrania. Y una vez han llegado a Kiev, un repliegue del ejército ruso hacia el este parece descartado. Esto quiere decir que el escenario de una simple anexión rusa del Donbás es cada vez más lejano. "Los Acuerdos de Minsk quedaron liquidados en el momento que entró el primero blindado en Ucrania", dice Claudín.
Es decir, que la negociación que se pueda abrir ahora ya no se limitará a hablar del Donbás. De hecho, Marta Ter cree que esta anexión "no ha sido nunca el objetivo de Rusia: Crimea sí que les interesaba, por la salida al mar, pero el Donbás les servía de palanca desestabilizadora de Ucrania y si se lo anexionan la perderían".
Una Ucrania en manos de Rusia parece cada vez más cerca. Pero ayer el presidente de los EE. UU., Joe Biden, apuntó todavía un escenario más cuando aseguró que la ambición de Putin "va mucho más allá de Ucrania" y que no se quedará aquí. El siguiente en caer podría ser Moldavia, donde ya tiene el enclave de Transnistria, pero no parece hoy por hoy una opción muy factible. El doctor en relaciones internacionales Ernesto Pascual apunta un escenario intermedio en el cual Ucrania mantendría su gobierno, pero el Kremlin se anexionaría tanto el Donbás y Crimea (ya anexionada de facto desde el 2014) como toda la zona de Odesa, al sur de Ucrania, hasta llegar a Transnistria, el enclave ruso en Moldavia que hace frontera con Ucrania. "Esto ampliaría el territorio en manos de Rusia y dejaría a Ucrania sin salida al mar Negro", apunta Pascual.
Lo que sí que descartan los expertos es una intervención sobre el terreno de tropas de la OTAN, porque Ucrania no es miembro y por lo tanto técnicamente no lo pueden hacer. Forzar la máquina para intervenir supondría enfrentar potencias nucleares, las de la Alianza con Rusia, y podría comportar muchos más riesgos que beneficios. Este cálculo también ha pesado en la decisión de Putin de invadir Ucrania, según Ter.
Sin el SWIFT, hay que ir a buscar a los oligarcas
Sea como sea, lo que ha quedado claro es que las sanciones económicas anunciadas por Occidente en respuesta al ataque ruso son "necesarias pero totalmente insuficientes" para parar al Kremlin, afirma Claudín. Para esta experta, lo que podría hacer más daño en Moscú es la expulsión del sistema de transferencias bancarias internacionales SWIFT. Pero vetar cualquier transferencia bancaria desde y hacia Rusia perjudicaría también a muchos países europeos, empezando "por una Alemania que tiene que pagar el gas ruso que le llega", apunta Pascual. Es por eso que muchos países europeos se resisten a usar esta medida radical, pero las sanciones alternativas no parecen disuadir a Putin.
Lo que sí que podría afectarle son las sanciones impuestas a su círculo de oligarcas rusos y multimillonarios que tienen propiedades en Europa y otros países, como las que apuntan a que el propietario del Chelsea, Román Abramóvich, no podría entrar más en el Reino Unido. "Si empiezan a hacer la vida imposible a este círculo de gente es posible que acaben forzando a Putin a sentarse en la mesa", apunta Pascual. Mientras tanto, "el Kremlin ha tenido tiempo para prepararse para las sanciones y tiene al menos 600.000 millones guardados para afrontar la crisis financiera", explica el analista. Además, cuenta con la ayuda de China, que podría comprarle el excedente que deje de vender en Europa.
China y Rusia son aliados contra Occidente, pero también tienen rivalidades e intereses propios. De hecho, los analistas coinciden en descartar que Moscú haya ejecutado el ataque en Ucrania con el acuerdo de Pekín. Sin embargo, ven posible que China quiera aprovechar la distracción de los Estados Unidos en el tablero europeo para atacar a Taiwán. No creen que este fuera un plan premeditado o acordado con el Kremlin, pero no descartan que pueda ser una consecuencia si Pekín ve una buena ocasión para hacerlo.