PANDEMIA

La OMS llega el jueves a China para investigar el origen de la pandemia

Un año después de la primera muerte por coronavirus en Wuhan, Pekín autoriza una investigación internacional

Dolors Rodríguez
y Dolors Rodríguez

PekínDespués de hacerse de rogar, China ha decidido finalmente abrir sus fronteras para que un equipo internacional de la Organización Mundial de la Salud (OMS) investigue el origen del coronavirus que ha martirizado el mundo. Los científicos llegan la misma semana en que se cumple un año de la primera muerte atribuida al covid-19 a Wuhan, cuando solo era una extraña y letal neumonía de origen desconocido. El balance desde entonces es muy conocido: casi dos millones de muertos en todo el planeta y más de 90 millones de personas contagiadas.

Después de superar numerosos escollos y con un retraso de última hora, el gobierno chino ha anunciado este lunes que autoriza la entrada del grupo de expertos de la OMS. En principio, el equipo llegará al país el próximo jueves 14 de enero, pero los integrantes tendrán que hacer una cuarentena de catorce días antes de poder moverse por el país. El objetivo de la misión, que se prevé que dure cuatro semanas, es intentar determinar el origen del virus: de qué animal proviene y cómo se produjo la mutación que permitió que saltara a los humanos.

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Es difícil que un año después del inicio de la pandemia se puedan encontrar muchos indicios, pero el grupo de científicos de la OMS, integrado por investigadores de unos cuantos países, espera poder tener acceso a las muestras recogidas en el mercado de Wuhan, donde se cree que surgió el brote. También confían en tener acceso a datos y registros clínicos para estudiar si hubo casos antes de diciembre y, por lo tanto, si hacía más tiempo que el virus circulaba. Pero hay letra pequeña: es muy posible que el equipo solo pueda trabajar sobre los datos preliminares recogidos por un grupo de científicos chinos.

Una relación complicada

Y es que la misión es el resultado de largas y discretas negociaciones entre China y la OMS, que han tenido sus altibajos. De hecho, la semana pasada el equipo ya había empezado el viaje pero se tuvo que interrumpir porque Pekín no había autorizado los visados. El incidente incluso provocó unas inusuales críticas del director general de la OMS, Tedros Adhanom, que declaró en conferencia de prensa sentirse "muy decepcionado" con la actitud de Pekín.

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Era la primera vez que el responsable de la OMS lanzaba una crítica a China, cuyo gobierno siempre ha alabado por la gestión de la pandemia y nunca ha cuestionado por la falta de transparencia. Desde Occidente, y especialmente desde los Estados Unidos, se ha criticado a menudo la posición de la OMS. Pekín, por su parte, ha intentado esquivar la polémica y ha tratado de reducir el incidente a un problema burocrático.

A pesar de que el mensaje oficial del gobierno chino siempre ha sido mostrarse dispuesto a colaborar con la investigación, la realidad es que ha conseguido atrasar un año cualquier investigación independiente. Ni siquiera la OMS ha podido trabajar sobre el terreno ni pisar todavía el famoso mercado de Huanan, en Wuhan.

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Rebrotes que hacen aumentar la preocupación

Y, todo ello, ahora que hace un año de la primera muerte confirmada por covid-19. Fue el caso de un hombre de 61 años que murió el 9 de enero del 2020 debido a una agresiva neumonía: el 11 de enero se confirmó que era causada por un coronavirus; el día 12 se compartió el genoma, y el 20 de enero Zhong Nanshan, el principal epidemiólogo chino, anunció que se transmitía entre humanos.

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Un año después se puede afirmar que China ha conseguido controlar la epidemia. Pero, al contrario que hace algunos meses, cuando el gobierno incentivaba los viajes y el turismo durante la fiesta nacional de octubre, ahora está presente el temor de sufrir una segunda oleada. La aparición de rebrotes en provincias como Hebei, que rodea Pekín, ha disparado la alarma y ha hecho decretar el confinamiento de unas cuantas ciudades. El gobierno ha pedido a la población que no viaje durante las vacaciones del Año Nuevo Chino, que se celebra el 12 de febrero, unas fiestas durante las cuales es habitual desplazarse para visitar a la familia. Las recomendaciones van acompañadas de medidas indirectas. Por ejemplo, las agencias de viajes no pueden vender paquetes para ir a Pekín u otros destinos turísticos. La empresa del ferrocarril estatal también ha anunciado que devolverá el dinero de los billetes ya comprados.

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En la capital, al igual que en la provincia de Hebei, la aplicación de salud que todo el mundo lleva en el móvil vuelve a ser necesaria para entrar en los lugares públicos e incluso para coger un taxi. También se recomienda que los encuentros sean de no más de seis personas en restaurantes y bares. Las universidades ya han adelantado las vacaciones. Si se compara con Europa o los Estados Unidos, el número de contagios que se registran diariamente en el país asiático es mínimo. Las medidas, en cambio, son superlativas: la semana pasada el gobierno de Xi Jinping cerró una ciudad de 11 millones de habitantes después de detectar un brote que entonces afectaba 117 personas.