Derechos LGTBI

Organizaciones humanitarias y países extranjeros financian terapias de conversión LGTBIQ++ en el este de África

Una investigación de OpenDemocracy expone que en hospitales públicos de Uganda, Kenia y Tanzania se ofrecen curas para la homosexualidad

Mar Bermúdez i Jiménez
y Mar Bermúdez i Jiménez

BarcelonaCentros de salud de Uganda, Kenia y Tanzania, incluidos algunos que son financiados con ayudas extranjeras, ofrecen o dan referencias sobre proveedores de "terapias de reconversión" para reconducir la homosexualidad, la transexualidad, las personas intergénero y, en general, cualquier miembro del colectivo LGTBIQ+. Lo ha revelado el portal OpenDemocracy, después de una investigación de seis meses que demuestra también que donaciones económicas del Reino Unido y de la organización humanitaria USAid están vinculadas a hospitales en los que la “terapia de conversión” se recomienda y se aplica de forma habitual a personas del colectivo LGTBIQ+.

Uno de los casos destapados es el de una clínica para pacientes de VIH en un hospital público de Kampala, la capital ugandesa, especialmente dirigida a “grupos marginados, incluidas las personas LGTBIQ+”. La clínica está dirigida por la organización ugandesa Most At Risk Populations Initiative (Marpi), que ganó una subvención de USAid de 420.000 dólares en 2019 y obtiene financiación del Fondo Mundial para la lucha contra el sida.  

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La Oficina de Relaciones Exteriores, Commonwealth y Desarrollo del gobierno británico ha asegurado a los investigadores que no financia específicamente ningún programa dirigido a la conversión de personas LGTBIQ+, tampoco el que gestiona la ONG MSI Reproductive Choices y que aparece citado en el informe de OpenDemocracy. La institución remarca que hace "avaluaciones rigurosas antes de subvencionar cualquier organización” y que el gobierno del Reino Unido “se opone firmemente a la abominable terapia de conversión y se compromete a introducir una prohibición” de esta práctica. MSI Reproductive Choices asegura, por su parte, que iniciará una investigación sobre las acusaciones, puesto que como organización condena "firmemente" esta práctica "nociva y poco ética" que va en contra de todo lo que defienden.

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“Una vez empiezas a tener relaciones sexuales con personas del mismo sexo, por mucho que estos blancos digan que es «normal», en nuestra sociedad es anormal. Y cualquier cosa que tiene que ver con la anormalidad está vinculada a la salud mental”. Es una declaración del médico Matthias Ssetube, del Hospital de Lugaba, en Uganda, y solo un ejemplo de las muchas reflexiones homófobas que los reporteros encubiertos de OpenDemocracy han oído a lo largo de la investigación.

Prohibidas en algunos países

Países como Brasil, Ecuador, Alemania y Malta han prohibido las prácticas de conversión, y muchos estados de los Estados Unidos también. El Reino Unido está en proceso de aprobar su ilegalización, que se tendrá que someter primero a referéndum. En cambio, en el este de África la homosexualidad todavía está muy estigmatizada. En Uganda, de hecho, las relaciones sexuales entre personas del mismo sexo pueden conllevar una condena a cadena perpetua. Yvee Oduor, miembro de la Coalición Gay y Lesbiana de Kenia, ha hecho un llamamiento para que quienes dan ayudas y financian estas prácticas anti-LGTBIQ+ las redirijan hacia centros que realmente pretenden ayudar a las personas del colectivo a aceptarse en una comunidad que les va en contra.

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Las llamadas “terapias de conversión”, también conocidas como “terapia reparadora” o “cura para la homosexualidad”, son una serie de prácticas principalmente psicológicas, a pesar de que también pueden estar vinculadas a la religión, que tienen por objetivo suprimir y reconducir la orientación o la identidad sexual de una persona. Más de 60 asociaciones de médicos y psicólogos de todo el mundo han condenado estas terapias, que pueden tener graves consecuencias para quienes las recibe. “Intrínsecamente degradantes y discriminatorias”, las ha descrito la directora de África de la ONG International Comission of Jurists, Kaajal Ramjathan-Keogh.

Cirugía cerebral

El informe de la investigación recoge el testimonio de personas que han pasado por estas terapias. Es el caso, por ejemplo, de Tevin, de 21 años, que recibió “terapia de conversión” en un hospital de Kampala. Su padre fue quien la llevó cuando solo tenía 18 años. La psiquiatra le preguntó cómo se sentía de gay en una escala del 1 al 10. “Yo le dije que 10, ¿por qué me tendría que sentir menos? He sido gay toda mi vida”, explica Tevin en el informe. “La doctora le dijo a mi padre que si pagaba me podían someter a cirugía cerebral para hacerme heterosexual, pero que tenía que acabar el instituto primero”. Ella explica que estaba dispuesta a pasar por quirófano si esto la tenía que hacer heterosexual y tenía que hacer feliz a sus padres. Cree que la psiquiatra quizás solo intentaba extorsionar a su padre, pero asegura que consiguió que se sintiera “enferma, como si necesitara ser tratada”. Ahora, con el tiempo, reflexiona: “Si eres una persona que se niega a sí misma te dan falsas esperanzas de que conseguirás ser lo que no eres. También quita la oportunidad a los padres de aceptarnos tal como somos, porque piensan que pueden pagar para arreglarnos. Te hace la vida mucho más difícil”.