Philippe Lazzarini: "Hay una conciencia creciente en Israel de que la guerra no puede haberse cometido en nombre de todos"

BarcelonaPhilippe Lazzarini (Neuchâtel, 1964) es el comisario general de la agencia de Naciones Unidas para los Refugiados de Palestina (UNRWA), un organismo fundado en 1949 que opera en Gaza, Cisjordania, Jordania, Líbano y Siria. Desde el 7 de octubre del 2023, Tel-Aviv acusa a la agencia de tener vínculos con Hamás y le ha vetado la entrada en Israel en una decisión que, en la práctica, limita sus operaciones en Gaza y en Cisjordania. Lazzarini visita Barcelona para participar en el foro World in Progress.

¿Cuál es su opinión sobre el plan de paz de Trump?

— La buena noticia es que tenemos un alto el fuego y que se mantiene. Ha estado bajo una presión enorme por los incumplimientos, pero todavía se mantiene. Esto significa que los palestinos no deben preocuparse cada segundo por si los asesinan. Pero, obviamente, la gente todavía está en choque por lo ocurrido durante los últimos dos años: ha habido un nivel de destrucción enorme y un número de víctimas muy elevado. Ahora, todos esperamos que la segunda fase se afiance y que se aborden las necesidades críticas para salvar vidas. Pero al mismo tiempo, si queremos consolidar el alto el fuego, es necesario abordar las otras fases del plan. Esto tiene que ver con la futura gobernanza de Gaza, con la futura configuración de seguridad. Debemos crear las condiciones para que haya confianza suficiente para empezar a invertir en la recuperación de Gaza. Queda mucho camino por recorrer, por lo que los países negociadores deben seguir totalmente comprometidos.

¿Cómo ve el futuro de Gaza? ¿Debería UNRWA estar involucrada en la gobernanza?

— Sea cual sea el futuro de Gaza, debe insertarse dentro del compromiso de la solución de los dos estados. Y Gaza debe estar vinculada con Cisjordania y Jerusalén Este. Ahora, para la futura gobernanza, no creo que la UNRWA deba formar parte de ella. Pero es importante que las autoridades palestinas sí que formen parte. Es necesario que los palestinos se apropien de la gobernanza que se va a establecer. Lo imprescindible para la UNRWA es que retomemos nuestros servicios lo antes posible, sobre todo los servicios educativos. Tenemos en Gaza a más de 700.000 niñas y niños en edad escolar profundamente traumatizados. Ya han perdido más de dos años y si queremos evitar tener una generación del todo perdida, debemos encontrar formas de devolverlos a la educación y el aprendizaje.

Usted definió la situación en Gaza como un "infierno creado por el hombre". ¿Cómo juzgar los crímenes cometidos?

— Bien, he dicho muchas veces que estamos tratando un hambre creada y provocada por el hombre, y que se puede abordar fácilmente. No hace falta más que voluntad política. Ahora que tenemos un alto el fuego, espero y confío en que con la comunidad humanitaria, si se le permite llevar asistencia a gran escala y de forma ininterrumpida, podremos abordar el hambre que se agrava todavía. Pero, en cuanto a todas las violaciones del derecho humanitario que hemos visto en los últimos dos años, el desplazamiento forzado a gran escala, los civiles como objetivos [de ataques], espero que exista la rendición de cuentas necesaria por cualquier otro crimen contra la humanidad cometido en Gaza.

¿Le ha sorprendido la falta de respuesta de la sociedad civil israelí respecto a lo que la ONU ha llamado un genocidio en Gaza?

— La Comisión de Investigación de la ONU llegó a la conclusión de que se ha cometido un genocidio. Pero también existen entidades israelíes como B'Tselem, como Médicos por los Derechos Humanos, y otras voces de la sociedad civil israelí que han concluido lo mismo. Así pues, hay conciencia, pero estas voces siguen siendo minoritarias. Nunca debemos olvidar lo que ocurrió. El 7 de octubre también ha provocado un profundo trauma nacional en Israel. Su respuesta ha causado un trauma igual de profundo en Gaza y más allá, así como una gran indignación, porque, básicamente, ha sido una respuesta sin ningún respeto por el estado de derecho. Y ésta es la razón por la que hemos visto lo que hemos visto en Gaza; es la razón por la que la gente ha vivido el infierno en todas sus posibles formas. Pero sigo confiando en que existe una conciencia creciente —también dentro de la sociedad israelí— de que lo que se ha cometido no puede haberse cometido en nombre de todos.

Al menos 320 de sus trabajadores murieron en Gaza. Cuando oye voces que les acusan de terrorismo, ¿qué le viene a la cabeza?

— Calificar al UNWA de terrorista pone aún más en peligro a sus trabajadores. Y esa acusación no debe lanzarse a la ligera. En los últimos años ha habido varias acusaciones. Las que se han fundamentado se han investigado, pero ninguna investigación ha terminado con una conclusión definitiva. Muchas creo que forman parte de una campaña de desinformación destinada a desacreditar a la agencia. Porque siempre que preguntemos si pueden, por favor, fundamentar la acusación, no recibimos ninguna respuesta, ni por parte de las autoridades israelíes, ni de ningún aliado de Israel.

Usted está vetado en Israel y también su agencia. ¿Qué cree que hay realmente detrás de esa campaña?

— El objetivo principal es político. El objetivo de los autores del proyecto de ley de la Knesset [el Parlamento israelí] que prohíbe la presencia de la UNRWA en Jerusalén Este y que forzó la salida del personal internacional es desmantelar la agencia para privar a los palestinos del estatus de refugiados. Así esperan resolver de una vez por todas la cuestión del derecho al regreso de los refugiados palestinos, cuando se llegue a una solución política duradera. Pero también existen otros objetivos: la agencia ha sido vehemente a la hora de denunciar las violaciones cometidas en la Franja. Y hemos visto que cualquier persona que se ha pronunciado sobre cuestiones de derechos humanos o derecho humanitario también ha sido silenciada. No es ninguna coincidencia que ningún periodista internacional haya sido autorizado a entrar en Gaza e informar de forma independiente.

Hemos visto un creciente cuestionamiento del derecho internacional. ¿En qué situación deja esto una agencia como la UNRWA?

— El sistema multilateral y organismos como Naciones Unidas están sometidos a mucha presión. El derecho internacional ha sido cuestionado y menospreciado; y el sistema judicial internacional es atacado. Básicamente, lo que está en juego es el orden basado en normas que la comunidad internacional heredó después de la Segunda Guerra Mundial. Eso es lo que hoy está cuestionado. Pero espero que, pese a toda esta presión, prime la razón y que ningún país, sea cual sea su agenda, lance a la basura el derecho internacional humanitario.

Recientemente dijo que no podría pagar los sueldos de sus empleados en septiembre. ¿Está preocupado por el futuro de la UNRWA?

— Por supuesto, estoy muy preocupado. Tenemos una lucha constante por mantener los servicios de la agencia. Ciertamente, esto lo dije en agosto. Ahora estamos en octubre y sé que podremos pagar los sueldos a final de mes. Pero no tengo ninguna certeza para noviembre. Estamos constantemente en el límite, y más allá de 30 días no podemos hacer previsiones.

¿Qué opina del papel de la comunidad internacional desde el alto el fuego y concretamente de la UE que el lunes se echó atrás con la imposición de sanciones a Netanyahu?

— No puedo comentar la decisión, pero creo que debemos mantener una presión constante tanto sobre Israel como sobre Hamás para garantizar que respeten el alto el fuego. Y creo que la Unión Europea no debería evitar utilizar las herramientas de que dispone para desempeñar su papel a la hora de garantizar que, en el futuro, Israel respete los derechos humanos.