Guerra Israel-Palestina

¿Quién gana y pierde con el acuerdo entre Israel y Hamás?

Es posible que la decisión final dependa de lo que decida Washington

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BarcelonaEl acuerdo para el intercambio de prisioneros y rehenes entre Israel y Hamás representa un paso adelante, pero no implica garantías de que todo se arregle rápidamente, entre otras cosas porque muchos rehenes y prisioneros continuarán en manos de Hamás y de Israel hasta que tenga éxito una nueva e incierta ronda de negociaciones. Ambas partes están interesadas en recuperar a los cautivos, pero esto no garantiza una solución rápida del problema; en gran medida porque ambas partes son orgullosas. Israel, además, cuenta con una clara superioridad militar y tiene mayor interés en que la guerra continúe. Es posible que la decisión final dependa de lo que decida la administración de Washington.

La actitud del presidente estadounidense, Joe Biden, favorece a los israelíes. Los estadounidenses han abierto un puente aéreo permanente con Israel y están enviando todo tipo de armamento y munición que necesita el ejército israelí. Esto tiene un coste adicional para Biden, porque una parte considerable de sus votantes, especialmente los jóvenes demócratas, están en contra de la guerra y quieren una solución negociada del conflicto. Y hay que recordar que dentro de un año hay elecciones en Estados Unidos.

Netanyahu, con pies de plomo

Políticamente, quien más se juega es el primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu. Gran parte de la opinión pública lo considera el máximo responsable del ataque del 7 de octubre. Netanyahu quiere ofrecer una imagen de estadista que sabe cómo hacer frente al enemigo y da cada paso con mucha precaución.

El día que acabe la guerra, Netanyahu deberá responder a muchas preguntas complejas de la comisión de investigación. Algunos analistas creen que sus horas están contadas y que su carrera política ha terminado. Es por eso que intentará resolver el conflicto de la mejor manera posible antes de despedirse.

Netanyahu se está esforzando para que la posteridad no lo maltrate. Su carrera ha sido brillante. Ha sido un político de derechas que ha pactado con la extrema derecha y los religiosos para gobernar. Ahora se está viendo que el mundo va precisamente en esta dirección: las elecciones en Argentina y Países Bajos corroboran una tendencia cada día más visible en Occidente.

El futuro de su principal enemigo, Yahiya Sinwar, líder de Hamás en Gaza, también está en juego. Sinwar pasó gran parte de su vida en las cárceles israelíes y habla hebreo. Justamente fue liberado en un intercambio de prisioneros por el soldado israelí Gilad Shalit. Los israelíes que rechazan el acuerdo argumentan que no es una buena idea liberar a prisioneros que, como Sinwar, pueden crear graves problemas a Israel a medio plazo.

El éxito o el fracaso de Hamás e Israel dependerá de cómo se desarrollen las cosas a partir de ahora. En ese momento el futuro está abierto en ambos bandos. En cambio, quien ha ganado con toda claridad en este conflicto es Qatar, un pequeño país que mantiene contactos con los grupos islamistas de Oriente Próximo y una relación privilegiada con Estados Unidos. Es el único país de la región capaz de navegar como mediador con cualquier tipo de estado y organización islamista.

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