Hamás da una respuesta "positiva" a la propuesta de Trump de alto el fuego en Gaza
El acuerdo contempla detener las hostilidades durante 60 días, a cambio de liberar a los últimos rehenes, vivos o muertos
BeirutHamás ha aceptado en principio la propuesta de alto el fuego en Gaza anunciada por el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, que amenazó a la organización con una situación "aún peor" sino la aceptaba. Según los primeros detalles, la organización que controla la franja de Gaza considera la propuesta "positiva" y estaría dispuesta a aceptado detener las hostilidades con Israel durante 60 días. A cambio, entregaría a los últimos rehenes que aún retiene, ya sea vivos o muertos, en un proceso que tendría varias fases. "Hemos entregado a los mediadores, Qatar y Egipto, nuestra respuesta a la propuesta de alto el fuego", ha dicho un funcionario de Hamás a Reuters. "La respuesta de Hamás es positiva y creo que debería ayudar y facilitar la consecución de un acuerdo", añadió. Sin embargo, Hamás insiste en que hay que seguir negociando antes de llegar a un acuerdo.
El anuncio de que Hamás vería con buenos ojos la propuesta de Trump llega en un momento en que los ataques israelíes sobre Gaza se han intensificado en la antesala de la reunión que mantendrán la próxima semana en Washington el primer ministro, Benjamin Netanyahu, y el presidente de Estados Unidos, Donald Trump. Las últimas 24 horas, al menos 138 palestinos han sido asesinados, según datos hospitalarios recopilados por el ministerio de Salud de Gaza. Según la misma fuente, al menos 62 personas murieron mientras intentaban acceder a ayuda humanitaria. En total, la semana previa al viaje de Netanyahu, se estima que más de 300 palestinos han perdido la vida, incluyendo a mujeres, criaturas y personal sanitario.
Una de las pérdidas más graves ha sido la del director del hospital indonesio en la ciudad de Gaza, Marwan al Sultan, que falleció junto a su familia tras un ataque directo contra su casa. La intensidad de los bombardeos ha provocado el colapso del sistema sanitario en el norte del enclave, donde centros médicos como el de Jabalia o el hospital Al Ahli se han visto obligados a limitar las operaciones o evacuar bajo fuego israelí.
La nueva escalada militar coincide con la publicación de un informe demoledor por parte del Alto Comisariado de la ONU para los Derechos Humanos, que documenta al menos 613 palestinos muertos entre el 27 de mayo y el 27 de junio en puntos de distribución de ayuda o cerca de convoyes humanitarios. La mayoría murieron a causa de estampidas provocadas por disparos, ataques aéreos o caos en las colas de reparto. Según testigos y personal médico, muchas de las muertes se produjeron tras disparos de advertencia por parte de las fuerzas israelíes, que acabaron provocando el pánico entre la multitud. En otros casos, hubo fuego directo. Las imágenes de cuerpos estirados junto a sacos de harina o de botellas de agua han generado una fuerte condena internacional.
El gobierno israelí ha negado categóricamente que haya recibido órdenes de disparar contra civiles que buscan comida o asistencia, y ha calificado las denuncias como parte de una "campaña de desinformación". Netanyahu afirmó que las Fuerzas de Defensa de Israel actúan con "máxima contención" y que cualquier incidente se está investigando. Sin embargo, desde el terreno, los testigos contradicen esta versión. El número de muertes en las filas de ayuda humanitaria se acumula cada día, mientras el mecanismo actual, gestionado por la Fundación Humanitaria de Gaza con el apoyo de Estados Unidos e Israel, sigue operando sin supervisión independiente y en condiciones extremadamente volátiles.
A la espera de un alto el fuego
A la devastación sobre el terreno se suma el pulso diplomático. Una delegación israelí encabezada por el ministro de Asuntos Estratégicos, Ron Dermer, negocia en Washington la propuesta de alto el fuego temporal por 60 días, impulsada por la Casa Blanca. El plan incluye un intercambio de rehenes israelíes por prisioneros palestinos, la retirada parcial del ejército israelí del norte de Gaza y una ampliación del acceso humanitario. Representantes de Egipto y Qatar también participan en las conversaciones con Hamás. El presidente Trump declaró que Israel ha aceptado los términos generales del acuerdo y que en las próximas horas serán clave para avanzar hacia una "desescalada real". Sin embargo, la aceptación del plan por parte de Hamás no puede esconder que en el gabinete israelí las divisiones son profundas. Ministros del ala ultranacionalista como Bezalel Smotrich e Itamar Ben Gvir rechazan cualquier alto el fuego sin una victoria militar total y han amenazado con abandonar la coalición si se suspende la ofensiva. Netanyahu, presionado por el calendario político y el frente militar, parece decidido a llegar al encuentro con Trump con una disposición de fuerza consolidada, lo que explicaría la intensidad de los ataques de esta semana.
Pero esta búsqueda de rédito político está provocando una catástrofe humanitaria. Más del 80% del territorio de Gaza se encuentra bajo control militar o evacuación forzosa. Hospitales colapsados, barrios reducidos a escombros y cientos de miles de personas desplazadas se acumulan en refugios improvisados sin agua, electricidad ni alimentos. La ONU ha advertido que el sistema de ayuda actual está "roto" y que la continuidad de los ataques en los puntos de asistencia convierte cada intento de distribución en una trampa mortal.
En este contexto, la reunión entre Netanyahu y Trump será decisiva. Si se logra concretar el acuerdo de tregua, se podría abrir la puerta a un alto el fuego más duradero. Pero todavía persiste la duda de si el gobierno israelí está dispuesto a pagar el precio político interno. Mientras, la población civil en Gaza sigue atrapada entre fuego cruzado, las promesas diplomáticas y una ayuda humanitaria que, lejos de aliviar, se ha convertido en una fuente más de peligro.