El primer ministro israelí Benjamin Netanyahu en la Casa Blanca en febrero de este año.
3 min

Después del conflicto con Irán y en plena guerra asimétrica en la Franja de Gaza, Benjamin Netanyahu aparece más que nunca como un estadista que sabe defender a Israel de los peligros que le rodean y controla las corrientes de opinión de la sociedad de su país. No estamos hablando solo de una defensa militar, sino también de una defensa política frente a Estados Unidos, la única potencia que realmente debe considerarse cuando se habla de Oriente Próximo.

Un hecho nuevo es la filtración que tuvo lugar el jueves por la noche, cuando se supo que el abogado del primer ministro está negociando en secreto una amnistía o una condena leve en los casos de corrupción que le rodean. El mediador de este negocio es el expresidente del Tribunal Supremo Aharon Barak, un magistrado progresista muy reconocido en el ámbito internacional.

Según las filtraciones, Netanyahu no sería condenado por la justicia, ni tampoco haría falta que se declarase culpable de corrupción. Estas filtraciones parecen preparar el camino para una resolución de todos los casos que se están juzgando en Jerusalén. Si hasta ahora se había especulado con una amnistía a cambio del abandono de la carrera política, ahora se está sondeando la posibilidad de que Netanyahu siga participando en la política activa al día siguiente.

Esto significa que el estado de derecho se está poniendo al servicio de los intereses personales del primer ministro, y que las leyes son diferentes según las personas implicadas. El estado profundo podría permitir que Netanyahu no tuviera que responder de sus responsabilidades como primer ministro con el argumento de que de otro modo tensionaría peligrosamente a la sociedad y la política israelíes.

Trump habla de acoso judicial inmerecido

Además, Donald Trump, que está haciendo todo lo que le pide Netanyahu, dijo en la noche del miércoles que Israel debe perdonar o amnistiar al primer ministro. Según el presidente, lo que se está juzgando en Jerusalén sólo sería una tontería y Netanyahu sufre una persecución judicial inmerecida, similar a la que Trump cree sufrir en Estados Unidos.

Las alarmas se dispararon de inmediato en Israel. Se recordó que Netanyahu, en su capacidad de primer ministro y de ministro responsable de otras carteras, entre otras cosas benefició al hombre de negocios Shaul Elovictch con medidas que le hicieron ganar más de 1.800 millones de séqueles, alrededor de 400 millones de euros. Esto no es ninguna broma, sino un caso clamoroso de corrupción y cohecho, porque Netanyahu lo habría hecho para que el popular portal de noticias de Elowitch, Wallah!, diera una buena imagen del primer ministro y su familia.

El líder de la oposición, Yair Lapid, recordó que Israel es un país soberano, y que no es aceptable que un mandatario extranjero, aunque sea presidente de Estados Unidos, intervenga en su sistema judicial. Los medios hebreos están mostrando cierto nerviosismo, pero es evidente que los planes de Netanyahu no pasan por una retirada de la política a corto plazo.

Si Netanyahu fuera apartado de la política, una circunstancia que no parece posible en este momento, en la Knesset hay una mayoría suficiente que integra partidos de extrema derecha y religiosos para continuar con la orientación política de Netanyahu, por ejemplo respecto a los palestinos o Irán. Incluso en las filas de la oposición existe una gran mayoría que mantiene un claro apoyo en la misma dirección, y esto es garantía de continuidad, de legado.

stats