Israel-Gaza: una guerra sin vencedor

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Palestinos en las calles bombardeadas de Gaza

Sin duda habrá un antes y un después del 7 de octubre de 2023. 50 años después de la guerra de Yom Kipur, Israel vuelve a declarar el estado de guerra. Las imágenes que estamos viendo son surrealistas y aterradoras. Hamás, que brilló por su ausencia durante los enfrentamientos de mayo de este año, ha vuelto a tomar el protagonismo. Esta vez no se limitó a lanzar cohetes. Sus combatientes han penetrado en territorio israelí por tierra, mar y aire, han abierto más de veinte frentes y han matado y secuestrado a soldados y civiles israelíes.

Ante una operación de esta magnitud, el gobierno israelí ha prometido "una guerra larga y difícil” que hundirá a Gaza en el “infierno”. En Israel, muchos se preguntan cómo es posible que el poderoso Mosad no lo viera venir. Sin embargo, por humillante que haya sido la operación Tormenta de Al-Aqsa, el primer ministro Netanyahu se beneficia de una situación favorable: la extrema violencia de Hamás confirma su narrativa de que los palestinos solo entienden el lenguaje de la violencia. En la opinión pública israelí, cada vez son más los llamamientos a arrasar la franja de Gaza. Las más de cuarenta semanas de protestas contra el gobierno israelí han quedado eclipsadas.

Mensajes claros, fuerza insignificante

Dada la respuesta de Tel Aviv, que se espera que sea de una violencia inédita, es difícil entender la estrategia de Hamás, puesto que su poder es insignificante en comparación con la maquinaria militar israelí. Sin embargo, los mensajes que ha enviado Hamás son claros: recuerdan a los palestinos que la lucha por la liberación sigue; señalan a los israelíes que no habrá paz mientras la ocupación persista; y demuestran a los vecinos árabes que la cuestión palestina tiene que formar parte de las negociaciones para la normalización de las relaciones con Tel-Aviv.

Hamás ha declarado la victoria, mientras que Israel promete una terrible derrota. Tanto israelíes como palestinos saben que esta situación es insostenible. Los palestinos no tienen ninguna perspectiva de poner fin a la ocupación israelí, mientras que la colonización de los territorios palestinos sigue siendo la prioridad del gobierno israelí. En este contexto, no podemos estar más de acuerdo con el periodista francés Charles Enderlin cuando decía que los cementerios de Oriente Próximo están llenos de optimistas.

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