G20

Los líderes del G-20 reconocen la autodeterminación de Palestina y buscan un impuesto a los superricos

La declaración final de la cumbre pide reestructurar el Consejo de Seguridad de la ONU y reafirma el compromiso con el multilateralismo

Río de JaneiroLa primera jornada de la cumbre de este año del G-20 en Río de Janeiro ha culminado con la publicación de la declaración conjunta de todos los líderes participantes. Con el lanzamiento de la Alianza Global contra el Hambre y la Pobreza, el hasta ahora líder del G-20 y presidente de Brasil, Lula da Silva, ha logrado enfocar la discusión global en las cuestiones sociales. En la sesión inaugural, el mandatario brasileño ha recordado que 733 millones de personas en el mundo están malnutridas, y ha instado a los países a reducir el gasto en armamento militar y dedicarlo al acceso a la comida. “Es como si la población de Brasil, México, Reino Unido, Sudáfrica y Canadá sumadas estuvieran pasando hambre –ha señalado–. Son mujeres, hombres y niños de los que los derechos a la vida, al desarrollo ya la educación son a diario violados”, y ha añadido: “En un mundo que produce casi seis billones de toneladas de alimentos por año, esto es inadmisible” .

Aparte de la Alianza, que ha contado con el apoyo de todas las naciones, incluida Argentina a última hora, la declaración final de la cumbre expresa una "profunda preocupación por la situación humanitaria catastrófica" que se vive en la Franja de Gaza y, más recientemente, en Líbano. Los líderes del G-20 pidieron que se garantice la ayuda humanitaria y reconocieron el derecho a la autodeterminación del pueblo palestino, reiterando su apuesta por la solución de ambos estados. Sobre la guerra en Ucrania, el posicionamiento ha sido más tímido, llamando a las negociaciones de paz ya las “buenas relaciones entre naciones vecinas”.

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La otra propuesta estrella de Lula, que las naciones se han comprometido a seguir discutiendo, es la cooperación tributaria internacional, según el brasileño, "para reducir desigualdades". Se trataría de un impuesto global del 2% sobre el patrimonio de los multimillonarios, lo que "podría generar recursos del valor de 250 billones de dólares por año para ser invertidos en el abordaje de los retos sociales y ambientales de nuestro tiempo", según ha dicho el mandatario.

En cambio, la lucha contra el cambio climático no ha sido tan protagonista; de hecho, es este martes que se discutirá en sesión plenaria. En el documento de consenso, las naciones reafirman los compromisos del Acuerdo de París y reiteran los esfuerzos por mantener el aumento de la temperatura del planeta a 1,5 grados, y no a 2. En cuanto a la reforma de las instituciones de gobernanza global, han pedido que el Consejo de Seguridad de la ONU "se alinee con las realidades y demandas del siglo XXI" y se convierta en un espacio "más representativo, inclusivo, eficiente, efectivo, democrático y que rinda cuentas" . El G-20 ha incluido, por primera vez, a la Unión Africana como miembro de pleno derecho, y ya no como invitado: “La voz de África debería amplificarse en el G-20 y en todos los demás foros internacionales”, afirma la declaración.

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Voces disonantes

Algunos líderes han secundado la declaración y las intenciones de Lula de arriba abajo, como es el caso de Pedro Sánchez, quien ha manifestado un alineamiento total con el brasileño, o los progresistas de México, Claudia Sheinbaum; Colombia, Gustavo Petro, y Chile, Gabriel Boric, que se han tomado una foto con Lula celebrando la "unidad latinoamericana". Pero otros como Javier Milei se ha encontrado en Río en un espacio, en general, poco afín a sus ideas. El ultraliberal argentino ha suscrito tanto la Alianza contra el Hambre como la declaración conjunta, pero en ambos casos ha emitido una opinión disonante en forma de comunicado, donde ha destacado su discrepancia con los órganos de gobernanza global para representar un corsé asfixiante” a la soberanía de las naciones, tanto en el ámbito económico como cultural.

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Milei ha reconocido la utilidad de estas organizaciones internacionales cuando se crearon, pero ha apuntado que actualmente se encuentran en una "grave crisis". Ha reivindicado la "mirada propia" que actualmente tiene Argentina y ha dicho, ante todos los líderes, que no cuenten con él para regular la economía, para restringir la libertad de opinión o para "inventar privilegios de sexo, raza , clase o cualquier minoría”. Milei y Lula se han visto cara a cara por primera vez desde que el argentino tomó posesión del cargo hace casi un año; el saludo ha sido frío, a diferencia de las cálidas recibidas que el brasileño ha conferido al resto de líderes.

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