Balance de medio año de la motosierra de Milei
La receta de choque de Milei en Argentina reduce la inflación pero castiga al consumo y la pobreza supera el 50%
Buenos Aires“Queremos dar aún más certeza y solidez al programa económico para que deje de haber ansiedad sobre cuándo será la salida de las restricciones cambiarias”, decía el ministro de Economía argentino, Luis Caputo, en una reciente rueda de prensa. Las restricciones se refieren a la libre compraventa de divisas y del comercio exterior en Argentina, una medida inicialmente pensada para proteger tanto la moneda como la industria nacional y que con el paso de los años ha desincentivado las inversiones extranjeras y ha generado un mercado paralelo de divisas.
Caputo, junto al director del Banco Central argentino, Santiago Bausili, anunciaba así el inicio de una “segunda etapa” de gestión económica que quiere poner fin a la emisión monetaria. Los mercados internacionales, animados con las promesas de Milei de convertir a Argentina en “el país más liberal del mundo”, habían empezado a impacientarse: las acciones de empresas argentinas en Wall Street caían, el riesgo país –que indica la fiabilidad de inversión de un país– subía y la brecha entre el dólar oficial y el informal se ensanchaba. Por todo ello, Caputo buscaba transmitir calma: "Algunos dirán que nos estamos enamorando de las restricciones, pero no es el caso: nos hemos enamorado del orden macroeconómico".
La herencia recibida
En el discurso de toma de posesión de la presidencia, en diciembre del pasado año, Javier Milei advirtió que venían tiempos extremadamente difíciles, pero que había luz al final del túnel. La multitud le aclamó, confiando ciegamente en un hombre que prometía una fórmula económica en las antípodas de la del gobierno precedente, empezando por un recorte brutal en la estructura del estado y del gasto público. El objetivo final: poner fin a la inflación, la preocupación número uno de los argentinos, que en diciembre subió hasta el 25,5% mensual mientras los sueldos intentaban atraparla en vano. Milei heredaba también 11.000 millones de dólares en negativo en las reservas del Banco Central, los precios disparados en los servicios públicos, los alimentos básicos y la salud privada, y un déficit de casi el 3% del PIB. "No hay alternativa al choque", sentenció.
“Tenía que tomar medidas rápidas –dice al ARA el economista Lorenzo Sigaut–: choque fiscal y motosierra para equilibrar el déficit, lo que ha logrado”. En materia cambiaria, Milei devaluó el peso argentino acercando lo máximo posible el valor del dólar oficial al del informal –lo establecido en el mercado– y poniendo fin así a un valor oficial ficticio: de 300 pesos, el dólar pasó a 800, mientras que el informal se compraba y se vendía por más de 1.000. Milei sostiene que, gracias a su plan de choque, Argentina ha evitado una hiperinflación que habría sido desastrosa. “Obviamente, la economía ha entrado en una recesión que ahora toca fondo –destaca Sigaut–. Hay más paro y la pobreza supera el 50%, pero se ha alcanzado el superávit fiscal, los mercados confían más en Argentina y el Banco Central vuelve a poder comprar dólares”. El experto destaca el interés de empresarios como Elon Musk y Mark Zuckerberg por invertir, así como las expectativas superadas del FMI.
Iniciada esta segunda etapa de gestión, Milei reafirma su hoja de ruta. La semana pasada, el gobierno anunció la creación de un nuevo ministerio de Desregulación y Transformación del Estado bajo la dirección de Federico Sturzenegger, ex presidente del Banco Central, con el encargo de desburocratizar las estructuras estatales. "El ministro Caputo es casi un moderado junto a Sturzenegger", dice al ARA el economista Hernán Letcher, crítico con la gestión de Milei en general, sobre todo por el impacto que ha tenido en las clases medias y bajas: el consumo ha caído hasta un 12% y los sueldos han perdido un 16% del poder de compra Mientras, el dólar informal ha subido hasta los 1.400 pesos y los mercados piden una actualización del valor del oficial, que se mantiene. en 900. “Pero eso significaría volver a devaluar, y devaluar significa que los sueldos tenderán a bajar aún más y los precios subirán –señala Letcher–, algo que no conviene a Milei”. mantiene una imagen pública positiva es por haber reducido la inflación, que en mayo fue del 4,2% "Milei está en un cruce", dice Letcher.
La ley de bases para captar inversiones
Si bien la salida efectiva de las restricciones cambiarias no tiene fecha en el calendario, Milei ya ha alcanzado un hito legislativo importante que le da aire ante los mercados: la ley de bases, que abona el terreno a las inversiones extranjeras y “pone en pie de 'igualdad Argentina con el resto del mundo”, defiende al ARA el economista Ramiro Castiñeira. Dentro de la ley, el régimen de incentivos para grandes inversiones (RIGI) reduce la presión tributaria a entradas de capital de más de 200 millones de dólares.
Los críticos consideran que es un régimen demasiado generoso porque no obliga a reinvertir en Argentina, mientras que los partidarios le abrazan como un “factor clave para reactivar el sector privado exportador”, dice Castiñeira. La nueva ley plantea también que los argentinos que tengan ahorros en el extranjero puedan entrar hasta 100.000 dólares en el país sin coste. Lo que queda lejos del debate público hoy es la promesa de dolarización, pero Milei últimamente ha hablado de un sistema de libre competencia de monedas, que permitiría realizar transacciones con la moneda que cada uno eligiera: “El amor de los argentinos por el dólar es por la miedo al peso”, recuerda Castiñeira.