Adrià Fortet: "Netanyahu busca proteger la alianza con Arabia Saudí"
Historiador y discípulo de Joan B. Culla
BarcelonaAdrià Fortet (Terrassa, 1994) es doctor en historia comparada y especialista en Oriente Próximo. Con su profesor y mentor, Joan B. Culla, es coautor de'Israel, el sueño y la tragedia (Pórtico), libro que el historiador catalán, que siempre defendió con pasión a Israel, pudo actualizar el pasado noviembre antes de morir víctima de un cáncer.
¿Cómo fue el proceso de elaboración del libro que nos queda como el legado póstumo del profesor Culla?
Nos conocíamos desde 2017: él dirigió la mía de tesis doctoral y con los años desarrollamos una relación muy buena, profesional y personal. Este libro, publicado en 2004, había sido en su día una referencia historiográfica, pero después habían pasado muchas cosas: la retirada de Gaza, la toma del poder por parte de Hamás, las primaveras árabes, las guerras de Irak y el 'Afganistán... Cuando salió la oportunidad de reeditarlo, el profesor Culla ya estaba enfermo, pero parecía que se estaba recuperando: él tenía que actualizar la obra que había escrito y yo me ocupaba de los capítulos nuevos . El profesor Culla no llegó a ver el libro terminado. El tema de Oriente Próximo lo había apasionado desde muy joven: desde la Guerra de los Seis Días [1967], que había vivido como adolescente, tenía recortes de periódicos. De hecho, cuando dio la última clase en la UAB en jubilarse, aún sin saber que el final sería tan inminente, eligió de tema el Plan de Partición de Palestina de 1948-49. Para él, era un tema muy importante.
Explíquenos la figura de Netanyahu.
Yo lo definiría como el hijo de un historiador que tiene la visión de que los judíos son perseguidos en el mundo, donde hay mucho antisemitismo, y que de alguna manera debe blindarse el estado judío, que no tiene la su continuidad garantizada. Así es como Netanyahu entiende su misión histórica. La apuesta de las élites israelíes en los años 90 era encajar a Israel en la región con una solución de dos estados: establecer un estado palestino junto al de Israel y normalizar las relaciones con los regímenes árabes. Netanyahu piensa que esta apuesta es un error porque no confía en los palestinos. Pero también es consciente de que haciendo esto deja a Israel en una posición diplomática difícil, ya que no está cumpliendo con los requisitos de la comunidad internacional. Y busca una manera de resolver el problema y normalizar las relaciones sin tener que negociar con los palestinos: su apuesta es la normalización de relaciones con Arabia Saudí, que empuje a todos los países de la región a hacer lo mismo, y pasar por sobre el problema palestino.
¿Netanyahu favoreció a Hamás?
No directamente, pero es verdad que su política era debilitar a la Autoridad Palestina. Si Gaza está gobernada por Hamás, que es un grupo mucho más irredentista y que no acepta la solución de ambos estados y Cisjordania para la Autoridad Palestina, era difícil que Estados Unidos le impusiera otro proceso de paz. No le iba mal que Gaza estuviera controlada por Hamás y sí busca comprar una especie de tregua permanente a través de dinero de Qatar. Para entender el 7 de octubre, es necesario saber que Hamás no representa una gran amenaza para Israel. La gran amenaza es Irán. Y Hamás sería sólo uno de los tentáculos del pop iraní. Hay un segundo elemento que es la división interna dentro de Israel: existe una gran polarización porque Netanyahu intenta modificar determinadas estructuras del estado que él entiende que le van en contra. Y en esa división hay una serie de sectores, particularmente de la izquierda israelí, que incluye estamentos importantes del ejército y de la judicatura, que ven a Netanyahu como un peligro para las instituciones de Israel. Saben que no pueden tumbarlo en el Parlament, porque el Parlament tiene una mayoría sólida de 64 diputados sobre 120, y por tanto lo que intentan es tumbarlo en las calles. Esto preocupó a determinados cuerpos de seguridad, que están más ocupados en gestionar esta situación que lo que está preparando Hamás.
¿Ahora evita una tregua en Gaza para salvar su futuro político?
Netanyahu busca proteger la alianza con los saudíes. Entiende los hechos del 7 de octubre como un mensaje de Irán a los saudíes, advirtiéndoles de que no cuenten que normalizando relaciones con Israel estarán seguros, porque Israel no es capaz de protegerse ni a sí mismo. Así quiere empujarles a la vía alternativa, que ya exploraron en marzo, de normalizar las relaciones con Irán con la mediación de China, que les garantiza que Teherán no tendrá la bomba atómica y les ofrece comprar su petróleo, para pasar de los petrodólares a los petroyuanos. Detrás de Arabia Saudí vienen los Emiratos Árabes, Bahréin, Kuwait, e incluso Egipto... Netanyahu no pretende volver a anexarse Gaza, sino demostrar que puede derrotar a Irán eliminando a Hamás como gobierno de Gaza. Y establecer alguna forma de gobierno árabe hegemonizada por los saudíes. En cambio, Irán quiere que Hamás se mantenga en el gobierno de Gaza para demostrar que puede derrotar a Israel. Los actores no están pensando en las vidas y en la destrucción, sino en quién gana y quién pierde al día siguiente. Y todos tienen mucho que perder. Está en juego el alineamiento de los saudíes con China, e Irán, que cambiaría por completo el panorama en la región.