Elecciones en Irán

El reformismo gana en Irán

El reformista Masoud Pezeshkian se impone al ultraconservador Saeed Jalili y gana las elecciones presidenciales de Irán

BeirutIrán ha girado hacia el progresismo moderado. Es una muestra del cansancio general de la población frente al régimen totalitario de los ayatolás. La segunda vuelta de las elecciones presidenciales anticipadas, convocadas después de la muerte en un accidente de helicóptero del presidente Ebrahim Raisi, dio la mayoría de los votos al reformista Masoud Pezeshkian con más de 16,3 millones de votos, por delante de su rival, el ultraconservador Saeed Jalili, que obtuvo 13,5 millones. Solo un 8% más de electores votaron este viernes, después de que en la primera vuelta del 29 de junio se registrara una abstención del 60%, la participación más baja desde el triunfo de la revolución islámica en 1979. Este bajón en la participación tiene diversas causas económicas, políticas y sociales. Las dificultades para subsistir, la pérdida de poder adquisitivo, el aumento de la pobreza y el paro dejan a la mayoría de los iraníes con pocos incentivos para votar. El boicot de la mayoría de los votantes trasciende a las clases sociales, los géneros y las etnias.

Pezeskhian asume la presidencia en un momento en que el país está inmerso en una escalada de tensiones con Israel y sus aliados occidentales, desatada por la guerra de Gaza y el desarrollo del programa nuclear iraní. La pregunta que se hacen ahora los iraníes es si Pezeshkian actuará como un auténtico moderado en la arena política de Irán, lo que ha despertado muchas dudas entre los círculos reformistas más activos, como los de los expresidentes Hassan Rouhani y Mohamed Jatami, que decidieron abstenerse en estas elecciones.

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Así, ante la división creciente entre los gobernantes y la sociedad, que pide la separación de la religión y el estado, la apertura de los medios de comunicación no gubernamentales y apuesta por la revolución sexual, el progresista Pezeshkian se enfrenta a grandes desafíos para ganarse la confianza de los iraníes. Asuntos como los derechos humanos –particularmente los derechos de las mujeres–, el poder desmedido que tiene la Guardia Revolucionaria Islámica (GRI), la economía, y las tensiones que involucran a Occidente e Israel medirán la credibilidad de sus políticas reformistas.

Pezeshkian se ha erigido en defensor de los derechos de las mujeres, siendo crítico con la opresión que el sistema ejerce sobre ellas. Sin embargo, no veremos inmediatamente cuál es el margen de maniobra que tendrá el nuevo presidente de Irán para retirar leyes represivas como el recientemente impuesto plan Noor. Esta ley, que se tramitó en abril siguiendo las directivas del ayatolá Ali Jamenei, está centrada en hacer cumplir normas estrictas sobre el uso del hiyab. Esta política ha causado la detención violenta de cientos de mujeres en diversas ciudades de Irán y ha sido calificada de “apartheid de género” por Naciones Unidas.

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Limitado por el ayatolá

Como reformista, apuesta por mejorar las relaciones internacionales, con un cambio en la política exterior. Muchos esperan que el triunfo de Pezeshkian dé lugar a una política exterior más pragmática y que alivie las tensiones por las negociaciones, ahora estancadas, con las grandes potencias para reactivar el pacto nuclear. Pero siendo realistas, “uno de los factores más difíciles de cambiar es la política exterior iraní –asegura Wissam Laham, experto en política internacional–. Toda la política exterior la marca el líder supremo y la ejecuta la Guardia Revolucionaria iraní”, apunta. Si bien Pezeshkian se ha mostrado crítico con la GRI, también ha elogiado su papel como "garante de la seguridad nacional de la República Islámica", destaca. De hecho, durante alguno de los debates electorales, expresó abiertamente su apoyo incondicional y acrítico a la GRI, describiendo sus misiles y drones como “una fuente de orgullo”. Laham concluye que para que el nuevo presidente pueda alcanzar los objetivos que se ha marcado en la próxima legislatura “es necesario superar las barreras ideológicas entre el pueblo y el estado. Si logra hacer la mitad de lo que se espera de él, será un gran cambio para Irán”.