Así son los judíos ultraortodoxos que se oponen a la guerra de Gaza... ya la existencia de Israel

Los miembros de la comunidad Neturei Karta se definen como antisionistas y exigen devolver la tierra a los palestinos

JerusalénLo último que cualquiera esperaría encontrar en el barrio de Mea Sharim, el epicentro de la comunidad judía ultraortodoxa de Jerusalén, es una bandera palestina. Pero las hay. Y unas cuantas. En los balcones, pintados en las paredes, en pancartas... y en el cuello de algunos ultraortodoxos que, por motivos religiosos, defienden la desaparición pacífica del estado de Israel y la primacía de los palestinos sobre la tierra. "No es legal que Israel tenga un estado. Los sionistas no pueden ni siquiera utilizar el nombre de Israel", sostiene el rabino Shimon Roth, mientras pasea por el barrio empujando el cochecito de su hijo pequeño.

En conversación con el ARA, Roth resume el posicionamiento de su comunidad religiosa, Neturei Karta, que se definen como antisionistas, exigen devolver a los palestinos todo el territorio entre el mar y el río Jordán y, frente a la actual escalada bélica, piden arrestar la guerra en Gaza. "El estado y las leyes sionistas son ilegales según la Torá", dice.

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Las posiciones antisionistas no son una excepción entre las comunidades ultraortodoxas judías. Muchas son contrarias a la existencia del estado de Israel, la mayoría evitan hacer el servicio militar (y, de hecho, están exentos), no participan en las elecciones, se oponen a las leyes laicas y son contrarios al uso del hebreo como lengua común, porque consideran que debe reservarse para el ámbito religioso.

"Trabajar para Dios"

Pero los miembros de Neturei Karta, además de coincidir en todas estas ideas, van más allá: simpatizan con la causa palestina hasta el punto de que algunos de sus líderes se han reunido, en el pasado, con la Autoridad Nacional Palestina, gobierno iraní o Hamás. Roth, que es un miembro destacado de la comunidad, explica que él no "trabaja" para Hamás, sino para Dios, y lamenta la masacre perpetrada por el grupo islamista en el sur de Israel el 7 de octubre, pero asegura también que "si no hubiera sionistas, no habría el problema que existe en Gaza", y que "mientras no se ponga fin al estado de Israel habrá más 7 de octubre". "Nosotros hace tiempo que avisábamos de que las políticas sionistas llevarían a lo que ha acabado pasando con Hamás", añade.

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"No es normal lo que los sionistas hacen en Gaza, ni la forma en que se fundó el país. El mundo debe saber que los sionistas no representan a los judíos", dice Roth. Como otros miembros de su comunidad, ha sido arrestado varias veces por las autoridades a causa de su posicionamiento. "Me acusaban de haber llevado a una bandera palestina en una manifestación, pero al final no pudieron demostrarlo", explica. Desde el inicio de la guerra, más de una decena de ultraortodoxos de varias comunidades han sido arrestados en Israel en manifestaciones contra el reclutamiento forzoso dentro de la comunidad, que el gobierno de Benjamin Netanyahu está empezando a plantearse. Aunque la mayoría de judíos religiosos consideran que los postulados de Roth y Naturei Karta son demasiado radicales, sí que existe un gran consenso en que ellos deben dedicarse al estudio de la Torá y no se han de enrolar en el ejército.

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Una sociedad paralela

Los ultraortodoxos viven, en muchos ámbitos, de espaldas al resto de la sociedad israelí: tienen sus propios barrios, estudian en escuelas segregadas y no se relacionan con gente de fuera de la comunidad. Actualmente, suponen poco más del 13% de la población, pero se calcula que, debido al rápido crecimiento demográfico, un cuarto de los israelíes será ultraortodoxo en 2050. Su peso político también crece. A diferencia de Neturei Karta, muchos ultraortodoxos participan en las elecciones. Y sus partidos, que forman parte del ejecutivo de Netanyahu, dirigen cada vez más el destino de Israel y ganan cada vez más asientos en el Parlamento.

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Generalmente, sus líderes políticos se limitan a luchar por blindar la exención al servicio militar, la financiación a la escuela religiosa y las prerrogativas económicas de la comunidad, pero también están empezando a marcar la agenda en ámbitos que afectan los laicos o ciudadanos de otras religiones, como el transporte, el matrimonio civil (que no existe en Israel), la sanidad y la libertad religiosa.

Roth, en cambio, explica que su grupo es contrario a participar en las elecciones y que no quiere dictar las leyes del país. Y añade que los miembros de Neturei Karta no reciben ni piden financiación estatal para sus escuelas. "No queremos dinero del estado sionista para nuestros niños", afirma el rabino, quien considera que todos los ultraortodoxos que reciben subsidios o participan en el juego democrático traicionan a la Torá. "Los judíos normales, ultraortodoxos, entienden que los sionistas no son judíos de verdad", dice.

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Convencido, Roth asegura también que preferiría vivir en un estado gobernado por los palestinos: "Esta no es la tierra de los sionistas. Esta tierra pertenece a los palestinos. Todos estos problemas que tenemos son culpa de los sionistas. Mi abuelo vivía en la ciudad antigua de Jerusalén, con palestinos, y todo era normal. En el momento en que vinieron los sionistas con su propaganda es cuando empezó el peligro", concluye.