En Turquía, insultar a Erdogan sale muy caro
La justicia turca condenó a 872 personas el año pasado por “insultos” al presidente, al gobierno o a la nación
IstanbulEran las siete de la mañana del 7 de abril cuando la policía entró en su casa: Mahir Akkoyun, un joven diseñador gráfico, era el hombre más buscado del país y la policía se lo hizo saber. “Me llevaron a la comisaría, después hacia la Fiscalía y finalmente declaré ante el juez”, explica al ARA. El detenido –ya liberado– vive en la tranquila ciudad de Izmir, situada en la zona del mar Egeo. Además de crear diseños de manera profesional, este joven en la veintena se entretiene haciendo reivindicaciones políticas gracias a su facilidad para crear eslóganes.
“Gracias a Erdogan”, dice una de sus ilustraciones, donde se ve al presidente turco con la mano en el corazón en señal de agradecimiento. El diseño se esparció por las redes sociales y de un día para el otro apareció estampado, en forma de pegatina, bajo las etiquetas de los precios más inflados de los supermercados: “¿Este producto te parece caro? Es gracias a Erdogan”, se leía. Y por esta frase Mahir tuvo que ir ante el juez –bajo la acusación de insultos al presidente– para explicarle que él es inocente. Pero en caso de que la justicia opine lo contrario, le podrían caer hasta cuatro años de prisión.
La noticia tuvo eco en todo el país y las organizaciones de la sociedad civil pusieron el grito en el cielo ante un acontecimiento que, desgraciadamente, es bastante común en la Turquía de hoy. Tal como declararon a la prensa local, su detención es una intimidación contra toda la oposición, pocos días antes de unas elecciones que se celebrarán este domingo 14 de mayo, y un mensaje que proviene de palacio: prohibido hablar de la inflación y los precios de los alimentos. Porque, hoy en día, hablar de economía en clave opositora es uno de los temas que el actual gobierno quiere evitar y la piedra angular de cara a las elecciones. Hacerlo puede ser considerado un insulto.
El abogado Ozgur Urfa, especialista en la materia y defensor de varios acusados de insultar al presidente, explica al ARA los miles de casos que hay activos y la absurdidad de la mayoría de ellos. Solo un ejemplo: “Mientras ejercía la defensa judicial de un acusado también me acusaron a mí de hacerlo”, explica. Por eso sentencia que su caso “demuestra que la ley y la justicia en Turquía han desaparecido”.
Miles de casos
Durante el 2022 el ministerio de Justicia de Turquía abrió un proceso judicial casi cada hora contra quien se atreviera a criticar al presidente del país, el gobierno que lidera o la nación que representa. Fueron 7.712 las personas señaladas por la justicia y 7.600 los casos abiertos solo durante el año pasado. Los jueces turcos tendrán que lidiar con ello gracias a un Código Penal que afirma que "toda persona que insulte al presidente de la República será condenada a una pena de prisión de uno a cuatro años". Por otro lado, también hay condenas por insultar a la "nación turca, la República o los órganos e instituciones del estado". Y debido al Código el año pasado pasaron por los juzgados un total de 16.753 personas, una cifra que proviene también de otros procesos abiertos en años anteriores.
Cuando Mahir vio sus diseños estampados en los supermercados, no tuvo miedo. Pero sabía que en algún momento las fuerzas policiales llamarían a su puerta. “Me gusta que la gente abrace y difunda estos diseños y el mensaje. He conseguido lo que quería”, explica. De hecho, el propio líder de la oposición y presidenciable, Kemal Kiliçdaroglu, ha utilizado el eslogan del joven diseñador para reflejar el aumento de precios desmesurado en los supermercados.
Porque mientras el actual gobierno hace campaña electoral haciendo gala de las majestuosas construcciones, la de la oposición centra su mensaje en la parte económica y ya ha dicho que bajo su hipotético mandato eliminarán el delito de insultos. Según han dicho en varias ocasiones, el delito busca ejercer una persecución en la oposición política. Hasta 872 personas fueron sentenciadas el año pasado por “insultar” al presidente, un verbo ambiguo para Erdogan.