Nobel de la paz contra la bomba atómica: premian a los supervivientes de Hiroshima y Nagasaki

"Nuestro mensaje a los líderes del mundo es que las bombas nucleares no deberían utilizarse nunca más", dice el comité noruego

BarcelonaLa organización japonesa Nihon Hidankyo, fundada por supervivientes de Hiroshima y Nagasaki, han recibido el premio Nobel de la Paz 2024 por sus "esfuerzos de conseguir un mundo libre de armas nucleares", ha anunciado el Comité Noruego del Nobel este viernes. La organización noruega ha desafiado a todas las quinielas, que apuntaban insistentemente a un galardón directamente vinculado a la guerra entre Israel y Palestina, y ha optado por enviar un mensaje contra la bomba atómica en un momento en que la amenaza de una guerra nuclear vuelve a estar muy presente. "Nuestro mensaje a los líderes del mundo es que las armas nucleares no deberían utilizarse nunca más", ha dicho el representante del comité.

Nihon Hidankyo se creó el 10 de agosto de 1956 como confederación japonesa de organizaciones de supervivientes de las bombas lanzadas por Estados Unidos sobre Hiroshima y Nagasaki en 1945. A estos supervivientes se les conoce como hibakushas, que significa "persona bombardeada" en nipón. Además de luchar por compensaciones y ayudas a las víctimas de esos episodios, Nihon Hidankyo es también una de las principales organizaciones de lucha para la abolición de las armas nucleares en el mundo.

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"Creo que al recibir este premio tan grande, nuestras palabras podrán tener más peso", ha dicho este mismo viernes Toshiyuki Mimaki, superviviente de Hiroshima y representante de Nihon Hidankyo. Él tenía 3 años cuando la primera bomba nuclear de la historia fue arrojada sobre la ciudad donde vivía con su familia. "Nosotros ya nos estamos haciendo viejos, la media de edad es de unos 85 años. Pero contamos con la siguiente generación", ha remarcado. "Quiero que se acaben las armas nucleares mientras estemos vivos, es un deseo de todos los 114.000 hibakusha que quedamos. Yo estoy en contra de la guerra", ha añadido.

Otro miembro de Nihon Hidankyo, el superviviente en el bombardeo de Nagasaki Sueichi Kido, ha destacado que el premio honra la memoria de todos los hibakusha que ya han muerto. A finales de 1945 unas 214.000 personas habían muerto por el efecto de la explosión de las bombas sobre Hiroshima (el 6 de agosto de 1945) y Nagasaki (el 9 de agosto de 1945), pero las consecuencias de la radiación van continuar impactando sobre la población durante los años siguientes. Decenas de miles de personas más sufrieron leucemia, cánceres y otros efectos terribles del uranio que explotó en Hiroshima y el plutonio de la bomba de Nagasaki.

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En 2016 la organización contabilizaba todavía 174.080 supervivientes que vivían en Japón, además de otros que vivían en Corea y en otros lugares del mundo, pero año a año esta cifra se va reduciendo y actualmente son 114.000. Por eso, tanto el representante de la organización como los del comité del Nobel han remarcado la importancia de traspasar la lucha antinuclear a las generaciones más jóvenes. Otra de las labores de la organización es, precisamente, preservar la memoria de los supervivientes de la bomba atómica con una recopilación exhaustiva de sus relatos y legados.

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Un premio por recuperar "el tabú" nuclear

El premio de este 2024 pretende que "nuevas generaciones unidas a los supervivientes" de Hiroshima y Nagasaki puedan hacer recuperar el "tabú de las armas nucleares" en el mundo, que parece haberse roto en los últimos años de rearme acelerado, ha dicho el portavoz del Nobel. "Es alarmante ver cómo las amenazas de utilizar este tipo de armas está dañando la norma internacional" que las prohíbe, ha añadido, en un mensaje que parecía dirigido al presidente ruso, Vladimir Putin, que ha amenazado repetidamente con el uso de armas nucleares en los últimos dos años de guerra en Ucrania.

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Pero no sólo a él. "Es un mensaje a todas las potencias nucleares, que se agarran al Tratado de No Proliferación sólo como una herramienta para evitar que otros países adquieran la bomba atómica pero incumplen su obligación de desarmarse", dice el ex director de Fundipau, Jordi Armadans. "Así, el premio es indirectamente una bofetada en Estados Unidos, Rusia, China, Reino Unido y Francia, por su falta de compromiso con el Tratado de No Proliferación Nuclear", añade el politólogo, y apunta también que "es un toque de atención a la OTAN, un organismo que está permitiendo el rearme nuclear de sus países y que de hecho trabajó de manera explícita para descarrilar Tratado sobre la Prohibición de las Armas Nucleares", aprobado en la ONU el 7 de julio del 2017. Un tratado que también recibió indirectamente el Nobel de la paz de ese mismo año, cuando se premió ICAN, la campaña internacional contra las armas nucleares que impulsó el texto. Fue precisamente una hibakusha, Setsuko Thurlow, quien recibió aquel galardón en nombre del ICAN.

De hecho, tal y como apunta Armadans, cuando se concedió el Nobel en la campaña del 2017 la posibilidad de una guerra nuclear no estaba sobre la mesa, mientras que actualmente la guerra de Ucrania y la de Oriente Próximo, donde Israel tiene la bomba atómica y se sospecha que Irán intenta conseguirla, nos sitúan en un escenario de riesgo que no se veía desde la Guerra Fría.

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Sin embargo, la activista antiproliferación lamenta que el comité del Nobel haya querido "desmarcarse de la presión" que le reclamaba un posicionamiento en el conflicto entre Israel y Palestina. Entre los nominados de este año estaba la agencia de la ONU para los refugiados palestinos (UNRWA), el Tribunal Penal Internacional y el propio secretario general de la ONU, António Guterres. Un Nobel a alguna de estas organizaciones habría supuesto un apoyo al derecho internacional y al sistema de paz mundial en un momento en el que se ve más amenazado que nunca por su inoperancia en Oriente Próximo. "Pero como ha hecho en muchas ocasiones, el comité ha querido desmarcarse con un premio que nadie esperaba", dice Armadans.

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Por el contrario, el director del Instituto Internacional Catalán por la Paz (ICIP), Kristian Herbolzheimer, lo considera una decisión "muy acertada". “El Nobel de la Paz 2024 no se fija en una región concreta, como la guerra en Gaza o la invasión de Ucrania, sino que ante la peligrosa escalda militar global el galardón quiere ser un toque de atención para la comunidad internacional, un mensaje en Israel, Irán, Rusia y también Estados Unidos”, dice.