Protestar en Rusia contra la guerra y acabar en el frente de Ucrania

Detienen a miles de manifestantes en Moscú y otras ciudades rusas por movilizarse contra la invasión

Moscú“No, prefiero no hablar del tema”, “no te ofendas, pero no quiero responder” y “mejor dejamos el tema”. Son respuestas que se reciben cuando se pregunta a los ciudadanos rusos qué piensan sobre el conflicto que ha estallado con Ucrania. Para los rusos es difícil gestionar el momento que viven, especialmente quienes están en contra de la invasión.

Uno de los que sí que quiere hablar –con un nombre falso– es Fyodor: “Es una situación muy difícil, los ucranianos son nuestros hermanos y hermanas. No quieren guerra y no queremos guerra, son todo juegos políticos”. En Rusia viven 146 millones de personas, de las cuales tres millones son ucranianos. Es habitual para muchos rusos tener raíces ucranianas, haber visitado el país o tener amigos o familia de allí. Es como un pueblo hermano para los rusos. Por ejemplo, una petición online a favor del final de la guerra ya la han firmado medio millón de rusos.

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Más de 2.000 detenidos

Si bien, según las encuestas, cerca de la mitad de la población está a favor de la guerra, sea para luchar contra “la amenaza” que supone Ucrania o por el “genocidio” contra los rusos, la otra mitad no la ven bien. Y, en las calles, las autoridades han decidido cortarles de raíz las alas a los disidentes: ya hay más de 2.000 personas detenidas en 53 ciudades del país, entre las cuales están Moscú y San Petersburgo. En el corazón de la capital rusa un fuerte dispositivo policial esperaba el millar de manifestantes que se atrevieron a desafiar a los antidisturbios el jueves. Donde no hay dispositivos policiales es en Twitter: la palabra rusa con la que se expresa el "No a la guerra", #нетвойне, era ayer trending topic en la región de Moscú.

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Protestar en Rusia no es fácil, puesto que significa exponerse a grandes multas, perder el trabajo, ser expulsado de la universidad si se es estudiante o ser llamado al servicio militar en el caso de los hombres jóvenes. A pesar de que es obligatorio, a través de algunas vías se puede evitar. Pero si uno se manifiesta, no hay salvoconducto posible, y ahora ser llamado a filas supone ir al frente de Ucrania. Un ejemplo de censura es que desde el año 2020 expresar públicamente que Rusia tendría que ceder parte de su territorio a otros países puede comportar hasta 10 años de prisión. Esta medida va dirigida a cualquier persona que diga que Crimea es de Ucrania o tendría que serlo.

Periodistas amordazados

El Roskomnadzor –el servicio federal de supervisión de telecomunicaciones, TIC y medios de comunicación– ha amenazado a periodistas y medios para que usen fuentes oficiales para informar del conflicto si no quieren exponerse a multas y otras sanciones. Una de las grandes voces que se ha opuesto a la guerra es el periodista, director del diario Nóvaya Gazeta y Premio Nobel de la Paz Dmitri Murátov. La edición del diario de este jueves estaba escrita en ruso y ucraniano, y defendía el fin del conflicto. El propio Putin lo amenazó cuando recibió el galardón recordándole que “no es un escudo para violar las leyes rusas”.

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Una petición firmada por 200 periodistas contra la guerra, entregada al ministerio de Asuntos Exteriores, ha supuesto la expulsión de quien encabezaba la firma de los autorizados, la jefa de Internacional del diario Kommersant, Elena Txernenko, del grupo de periodistas que tienen acceso al ministerio y a sus informaciones. Esta profesional ha pedido que el castigo no se extienda a los 199 periodistas que la han firmado.