Rusia

Putin amenaza con "medidas militares" ante el proyecto de escudo antimisiles de Trump

El presidente ruso propone prorrogar el acuerdo para el control de armas nucleares si Estados Unidos también se compromete a ello

MoscúCoacción y oferta en una misma declaración. Vladimir Putin alerta de que Rusia está dispuesta a recurrir a la fuerza si se siente amenazada por la escalada armamentística de otros países. El presidente ruso se refiere al futuro escudo antimisiles espacial que Donald Trump quiere crear para proteger a Estados Unidos, la llamada Cúpula Dorada. "Nadie debería dudarlo: Rusia es capaz de responder a cualquier amenaza existente o emergente, no con palabras, sino mediante el uso de medidas técnico-militares", ha dicho en una reunión del Consejo de Seguridad ruso.

El Kremlin ya dio un paso en esta dirección a principios de agosto cuando levantó la moratoria para el despliegue de misiles de corto y medio alcance, un movimiento que Putin ha calificado de "necesario" para "responder adecuadamente a las amenazas directas estadounidenses y occidentales a la seguridad de Ruso".

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El líder del Kremlin considera que si Trump saca adelante su proyecto "desestabilizador", que abatería desde el espacio a los proyectiles enemigos, podría "socavar los esfuerzos rusos para mantener elstatu quo en cuanto a las armas ofensivas estratégicas", es decir, las armas nucleares de largo alcance. Según Putin, la estabilidad estratégica internacional "sigue degradándose" y están apareciendo nuevos riesgos.

La oferta a Trump

Hecha la amenaza, sin embargo, se ha descolgado con una oferta: prorrogar un año el tratado New START, el acuerdo para limitar las armas nucleares de que disponen Rusia y Estados Unidos. Este tratado, que se va renovando cada cinco años desde que ambos países lo firmaron en el 2010, caduca el 5 de febrero del 2026, y Putin encontraría "erróneo y miope" abandonar "el último acuerdo internacional sobre restricciones directas al poder de los misiles nucleares".

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Eso sí, la oferta sólo se mantendrá si Trump se aviene a cumplir las mismas condiciones y "no adopta medidas que violen el equilibrio existente en el potencial de disuasión". "Rusia confía en la fiabilidad y eficacia de sus fuerzas de disuasión nuclear", quiso dejar claro Putin.

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El New START prevé que cada estado tenga como máximo 1.550 cabezas nucleares desplegadas, es decir, montadas sobre misiles, submarinos o bombarderos. En plena Guerra Fría, a mediados de los 80, la Unión Soviética llegó a desplegar entre 10.000 y 12.000. El tratado garantiza que ambas partes supervisen el arsenal nuclear de su rival, pero esto no se está llevando a cabo desde el inicio de la guerra de Ucrania. Putin incluso ordenó suspender el cumplimiento del acuerdo en el 2023, pero confía en que la llegada de Trump, pese al temido escudo antimisiles, abra la puerta a un nuevo entendimiento.

Donde el Kremlin ve más difícil el entendimiento es con las potencias nucleares europeas, Francia y Reino Unido, las cuales culpa de la degradación del consenso sobre el freno de la carrera armamentística. "Las relaciones constructivas y la cooperación entre los estados poseedores de armas nucleares se han visto significativamente socavadas por las acciones destructivas de Occidente, que buscan acabar con la paridad global e intentar conseguir una superioridad absoluta y abrumadora", ha afirmado el presidente ruso.

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En marzo, cuando Emmanuel Macron propuso extender el paraguas nuclear francés a toda la Unión Europea, el líder del Kremlin le respondió: "Algunos quieren volver a los tiempos de Napoleón, pero se olvidan de cómo terminó". Es más, el ministro de Exteriores ruso, Sergei Lavrov, lo comparó con Hitler y calificó sus palabras de "amenaza".

Las contradicciones de Putin

"Rusia no está interesada en seguir intensificando las tensiones y en impulsar una carrera armamentística", asegura Putin. Y, sin embargo, sus acciones no siempre han sido coherentes con esta afirmación. Sin ir más lejos, la semana pasada, en los ensayos militares conjuntos entre Rusia y Bielorrusia, el ejército ruso realizó un simulacro de despliegue del misil balístico hipersónico Oréshnik, la joya de la corona del armamento ruso, que llegó a dispararse en Ucrania en noviembre del 202. momento, coincidiendo con la autorización por parte de Joe Biden a Volodímir Zelenski para que Kiiv pudiera lanzar misiles de largo alcance estadounidenses, Putin también aprobó cambios en la doctrina nuclear rusa, las circunstancias en las que el Kremlin puede utilizar el armamento atómico.

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Este movimiento disuasorio ya nació siendo papel mojado porque establece como una de las casuísticas para responder a la invasión por parte de un país sin armas nucleares, pero que cuenta con el apoyo de potencias nucleares. Esto es exactamente lo que ocurrió en agosto del 2024, cuando Ucrania entró en la región rusa de Kursk.