Trump llena el Madison Square Garden de racismo e insultos

Los comentarios contra los puertorriqueños han obligado a los latinos del partido republicano a salir al rescate de la situación

Nueva YorkEn las calles alrededor del Madison Square Garden, en pleno corazón de Manhattan, uno de los seguidores de Donald Trump coreaba "Devolverlos" (Send them back). El hombre, negro, se ha cruzado con un rider, un joven negro, que intentaba pasar con la bicicleta por medio del gentío cuando el trumpista ha empezado a señalarle coreando el "Devolverlos". Coincidencia o premonición, horas después la demostración de fuerza del trumpismo en pleno bastión demócrata ha acabado convirtiéndose en un mitin que puede dañar la campaña del republicano por el aluvión de comentarios e insultos racistas que se han proferido desde el escenario.

Tony Hinchcliffe: "Hay literalmente una isla flotante de basura en medio del océano, creo que se llama Puerto Rico"

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"Isla de basura" para referirse a Puerto Rico, estereotipos racistas como "a los latinos les encanta hacer bebés", o comparar a la demócrata Kamala Harris con el "anticristo" mientras se sostenía un crucifijo desde el atril son algunas de las estampas que ha dejado la noche. Todas protagonizadas por los teloneros del expresidente, que cuando subió al escenario no condenó los comentarios sino que deshumanizó a los migrantes (como es habitual) y se sumó a la euforia insultante Harris: "Todo el mundo sabe que ella es una persona con un coeficiente intelectual muy bajo”.

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Hasta ahora, la retórica trumpista diferenciaba entre los inmigrantes "buenos", los legales, y los "malos", los ilegales, y éstos eran los deshumanizados y criminalizados por el expresidente y los suyos. Sin embargo, este domingo, con los comentarios sobre los puertorriqueños, los latinoamericanos del Partido Republicano han salido en tromba a condenar los chistes racistas del humorista Tony Hinchcliffe. "Lo que ha dicho no es cómico, al igual que fue rechazado por el público asistente, se merece el enérgico rechazo de todos", ha tuitado la congresista puertorriqueña Jeniffer González. Aunque dentro del estadio, la reacción del público no ha sido de "rechazo", como asegura González, sino que se podían oír las risas tras el comentario de "isla de basura".

Otra congresista republicana e hispana, María Elvira Salazar, ha criticado igualmente a Hinchcliffe y ha insistido en que “esta retórica no refleja los valores del Partido Republicano”. En respuesta a la pregunta de un periodista de la NBC, la campaña de Trump aseguró que "la broma no refleja el punto de vista de Donald Trump o la campaña".

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Harris, "el anticristo"

Aunque el comentario de los puertorriqueños es el que ha cogido más vuelo, Hinchcliffe también ha hecho comentarios racistas sobre los hombres negros y sobre el conflicto palestino-israelí. En el caso de los negros, hizo referencia a un viejo estereotipo racista que se remonta a después de la Guerra Civil estadounidense sobre el cultivo de sandías por parte de las personas negras para conseguir la autosuficiencia económica. En cuanto a los palestinos, los ha etiquetado como "lanzadores de piedras" ya los judíos como "avaros". Poco después de la intervención de Hinchcliffe, subió al escenario David Rem, quien aseguró, cree en mano, que los votantes latinos cambiarán las elecciones este año y que Harris "es el mal". "Ella es el Anticristo", reiteró.

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Otro orador, el locutor Sid Rosenberg, directamente ha hablado del mitin como de "mitin nazi". "Acabo de volver de Israel y me dicen: Sid, ¿quieres hablar en este evento del Madison Square Garden? Les respondo: “Claro, no es propio de mí hablar en un mitin nazi. Acabo de estar en Israel. Pero acepté el trabajo", ha afirmado. En 1939 un grupo pronazi organizó un evento en el antiguo Madison Square Garden, bajo el nombre de "Míting Pro América". Antes de que ocurriera el evento de este domingo tarde, el paralelismo ya se había comentado públicamente.

A nueve días para las elecciones, las encuestas auguran unos comicios muy reñidos donde Trump y Harris están prácticamente codo a codo en los sondeos nacionales. Los latinos representan un 15% del electorado total que va a votar y en las últimas semanas habían supuesto un importante impulso para Trump, especialmente en estados clave como Arizona. Se da la casualidad de que Nueva York tiene una de las mayores comunidades hispanas del país. En Estados Unidos, después de los mexicanos, los puertorriqueños son el segundo mayor grupo dentro de la comunidad latinoamericana.

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Trump ha gastado el penúltimo fin de semana de las elecciones en dar un mitin en Nueva York, un bastión demócrata donde Harris le supera con una holgada diferencia de 15 puntos porcentuales, para hacer una exhibición de fuerza y ​​enviar un mensaje de desafío en la campaña de Harris. Desde las 12 del mediodía cientos de personas se agolpaban en las calles de alrededor para conseguir entrar. Dos horas después, el pabellón, que tiene capacidad para unas 20.000 personas, se llenó con el goteo constante de gente y algunos seguidores se quedaron sin poder entrar.

Trump, que tiene una obsesión con las multitudes, quería sacar pecho de poder llenar el estadio de la misma ciudad que le ha condenado por 34 delitos graves en el caso Stormy Daniels. Aunque las cifras perdían fuerza a medida que sus seguidores iban marchando a casa tan sólo 20 minutos después de que empezara su discurso. Como es costumbre, Trump ha hablado dos horas más tarde de lo previsto. Cuando ya estaban cumpliendo casi las dos horas de retraso, el altavoz anunciaba la entrada de Donald Trump Jr. y un hombre con kipá maldecía frustrado mientras volvía a guardar el móvil que había sacado para grabar.

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El baño de masas en Nueva York también tenía un punto de sentimental. Se trata de la ciudad que le vio nacer y donde se fraguó su leyenda, aunque actualmente Trump esté empadronado en Florida para pagar menos impuestos. "Nueva York es territorio Trump", ha dicho la congresista Elise Stefanik, alimentando la fantasía del republicano de conseguir teñir de rojo el estado y la ciudad.

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De Musk a Hulk Hogan

El ambiente y la lista de invitados en el Madison Square Garden eran muy similares a los de la Convención Republicana en Milwaukee. Grandes figuras del Partido Republicano, como elspeaker Mike Johnson; la aparición de Melania Trump, que ha hablado por primera vez; personajes rocambolescos como el luchador profesional Hulk Hogan, y el fichaje estrella de Trump: el propietario de X, Elon Musk. En Milwaukee, durante el discurso final del magnate, se rumoreó durante las horas previas a que Musk aparecería para apoyarle. La expectativa de los trumpistas se materializó en Butler el pasado 5 de octubre, cuando Musk subió con Trump por primera vez en el escenario. El candidato independiente Robert F. Kennedy Jr., que también se ha incorporado recientemente a la campaña del magnate, era una de las novedades respecto a la convención de julio.

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Cuando finalmente ha hablado, Trump ha vuelto a hacer gala de su retórica xenófoba e histriónica, con las mismas promesas de una “época dorada” para Estados Unidos y una “deportación masiva” si regresa a la Casa Blanca después de ese cinco de noviembre. "El primer día lanzaré el mayor programa de deportación en la historia de Estados Unidos. Rescataré a cada ciudad y pueblo que haya sido invadido y conquistado", ha dicho. Tampoco faltaron la referencia al "enemigo interno", la cual fue más explícita que nunca a la hora de señalar a los demócratas.

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“Una máquina corrupta y radical de izquierda dirige el Partido Demócrata de hoy. [...] Conozco a muchos; es sólo ese grupo amorfo de personas, pero son inteligentes y despiadados, y debemos derrotarlos, y cuando hablo del enemigo interno se alteran. Son el enemigo interno y un enemigo masivo" ha afirmado, y ha dicho a continuación: "En los últimos nueve años, hemos luchado contra las fuerzas más siniestros y corruptos del planeta".

Las teorías conspiranoicas también han subido a escenario, ya fuera como fantasma del pasado con la intervención de Rudolph Giuliani, exalcalde de Nueva York y antiguo abogado de Trump, que está acusado en el caso estatal de Georgia por intentar revertir los resultados del 2020, o bien con afirmaciones como las del periodista Tucker Carlson. “Será muy difícil para ellos decir que Kamala Harris obtuvo 85 millones de votos porque es muy impresionante. ha dicho.