Rusia sigue devastando a Ucrania sin conseguir ningún gran adelanto
Moscú avisa que los convoyes con ayuda militar de Occidente serán "objectivos legítimos" del ejército ruso
BarcelonaMientras Rusia sigue sin conseguir ninguna victoria estratégica en Ucrania, la devastación no se detiene, especialmente alrededor de la capital, Kiev, y en el sur del país, con Mykolaiv y Mariúpol como principales focos de combate. Los vecinos de Mykolaiv, importante ciudad portuaria del mar Negro, se han despertado este sábado de madrugada con constantes bombardeos, también en zonas residenciales y en un hospital oncológico. Esta ciudad, de unos 400.000 habitantes, es un enclave fundamental para los dos bandos y hace días que se libra un combate enconado. Los ucranianos, que resisten, se han hecho fuertes intentando impedir el avance ruso en dirección a Odesa.
Cerca de la capital, los ataques con cohetes rusos han destruido una base aérea cerca de Vasilkov, según su alcaldesa, Natalia Balasinóvich. Las autoridades de Lutsk también han confirmado que el bombardeo de este viernes ha dejado el aeródromo militar de esta localidad totalmente inoperativo. Moscú mantiene, pues, la ofensiva contra infraestructuras estratégicas, pero la destrucción es especialmente sangrienta en zonas residenciales y contra instalaciones civiles. "Una guerra de aniquilación", como lo ha denominado este sábado el presidente ucraniano, Volodímir Zelenski.
Este sábado se ha vuelto a evidenciar el fracaso de los corredores humanitarios. Por la mañana, las autoridades ucranianas informaban de convoyes con ayuda humanitaria hacia Mariúpol, que lleva once días bajo un asedio cruento que ha dejado a la población sin agua potable, alimentos y medicinas. "Hemos visto a personas que han muerto por falta de medicamentos y hay muchos casos así en Mariúpol. Hay muchas personas muertas y heridas simplemente estiradas en el suelo. Los vecinos cavan el agujero en el suelo y ponen los cuerpos dentro", explicaba en un mensaje de audio un trabajador de Médicos Sin Fronteras (MSF) que está en la ciudad.
"Hay informes de saqueo y enfrentamientos violentos entre civiles por los pocos suministros básicos que quedan en la ciudad", ha dicho la Oficina de Coordinación de Asuntos Humanitarios de la ONU. "Los medicamentos para enfermedades graves se están agotando rápidamente, los hospitales solo funcionan parcialmente y los alimentos y el agua escasean", añadía. La esperanza de los corredores humanitarios se ha desvanecido rápidamente cuando a media mañana el gobierno regional de Donetsk, provincia a la que pertenece Mariúpol, alertaba que los ataques rusos continuaban en las áreas en las que se estaba intentando evacuar a la población.
En la región de Kiev, los corredores humanitarios tampoco han sido exitosos. Los servicios de inteligencia de Ucrania han asegurado que siete civiles han muerto cuando las fuerzas rusas han atacado un convoy de evacuación en Peremoha, a menos de 30 kilómetros del centro de la capital. De acuerdo con los últimos informes de la inteligencia británica y norteamericana, y de las imágenes más recientes de los satélites espía, parecería que las fuerzas rusas se estarían reagrupando a las afueras de Kiav para preparar un nuevo asalto. En Irpín, a las afueras de la capital, soldados ucranianos y rusos han luchado este sábado en una batalla en las calles y han convertido esta zona residencial en un campo de batalla. Según analistas militares citados por el New York Times, una victoria rusa en esta zona ayudaría a estrechar el cordón alrededor de la ciudad.
Hasta ahora habrían muerto alrededor de 1.300 soldados ucranianos en la guerra, según ha dicho este sábado Zelenski, que ha calificado las pérdidas de las fuerzas rusas de "colosales". En un nuevo vídeo difundido en su canal de Telegram, el presidente ucraniano ha asegurado que "es el golpe más grande al ejército ruso en décadas". El ministerio de Asuntos Exteriores ucraniano también ha añadido que Rusia ha perdido más de 12.000 soldados durante la invasión.
Nueva amenaza en Occidente
Este sábado Moscú ha enviado una nueva amenaza a los países occidentales. El viceministro de Asuntos Exteriores ruso, Sergei Ryabkov, ha avisado que los convoyes con material militar de Occidente que lleguen a Ucrania serán "objectivos legítimos" del ejército de Rusia. Ryabkov ha advertido de este ataque al armamento occidental el mismo día que ha admitido que están dispuestos a retomar las conversaciones con Estados Unidos. Sin embargo, ha añadido que las propuestas sobre garantías de seguridad que Rusia ha pedido a EE.UU. y a la OTAN antes de que empezara la invasión ya no son válidas, puesto que la situación ha cambiado completamente. En este sentido, Moscú continúa pidiendo el reconocimiento de la independencia de las dos repúblicas del Donbás y la pertenencia rusa de la península de Crimea. El ministro ucraniano de Asuntos Exteriores, Dmytro Kuleba, ha asegurado que su gobierno sigue dispuesto a negociar, pero que "no se rendirá".