Suecia inviste a la primera mujer primera ministra (que acaba renunciando temporalmente)
La salida de los Verdes del gobierno obliga a Magdalena Andersson a dimitir y someterse a una nueva votación
BarcelonaEste miércoles ha sido un día histórico en Suecia. Por primera vez, y exactamente cien años después de que se implantara el sufragio universal, el Riksdag (el parlamento sueco) ha investido a una mujer como primera ministra. A pesar de ser uno de los principales paladines de la igualdad de género, Suecia era el único país nórdico en el que ninguna mujer había conseguido aún romper este techo de cristal. La Cámara ha dado luz verde al nombramiento de la socialdemócrata Magdalena Andersson, que desde el 2014 era titular del Ministerio de Finanzas y que sustituye a Stefan Löfven, que hace dos semanas renunció al cargo de primer ministro, diez meses antes de las elecciones generales.
Con lágrimas contenidas, Andersson recibía el aplauso del hemiciclo a primera hora de la mañana. Era un día histórico, era consciente. Pero el momento dulce le ha durado muy poco. No ha tenido tiempo ni de situarse que ya ha tenido que hacer frente a su primera crisis política. Y no una cualquiera, puesto que ha acabado el día presentando su renuncia al presidente del Parlamento, a la espera de una nueva votación de investidura. La situación es tan rocambolesca que requiere ir por pasos.
Este miércoles era un día crucial en el Riksdag, porque también se votaba el presupuesto del 2022. El día empezaba con el anuncio de uno de los aliados externos del gobierno, el Partido de Centro, que había decidido no apoyar sus cuentas. Esto dejaba al ejecutivo de socialdemócratas y verdes en minoría parlamentaria, dando paso, además, a una situación surrealista: la aprobación de la propuesta de presupuestos presentada por la oposición.
En Suecia, cada partido puede presentar su propuesta, y la que recibe más votos es la base con la cual el ejecutivo tiene que gobernar. Lo más normal, por supuesto, es que se apruebe la del gobierno. Pero no es la primera vez –es la tercera; las otras dos, con Löfven de primer ministro– que el ejecutivo tiene que gobernar con la base financiera diseñada por la oposición. En este caso, han salido adelante las cuentas presentadas conjuntamente por el partido conservador (el principal partido de la oposición), los ultraderechistas Demócratas de Suecia, y los democristianos –hasta hace pocos meses, aliados del gobierno–. Este hecho, más allá de lo que implica para el gobierno, es significativo porque supone legitimar la ultraderecha en la política sueca. Hasta mediados de esta legislatura, Suecia había resistido como uno de los pocos países en los que la extrema derecha populista se había mantenido aislada con un cordón sanitario por parte del resto de formaciones.
Y esto, de rebote, ha provocado una crisis interna cuando los Verdes, socios del gobierno, han anunciado que se planteaban abandonar la coalición si se acababa aprobando el presupuesto de los partidos de derechas. En su primera rueda de prensa como primera ministra, Andersson ha tenido que responder a más preguntas sobre esto que sobre su nuevo cargo. "Cada partido toma las decisiones que considera oportunas", ha repetido.
Alrededor de las cinco de la tarde, se ha confirmado la decisión de los Verdes: no están dispuestos a gobernar con un presupuesto "que se ha negociado con un partido de extrema derecha", ha dicho el hasta ahora ministro de Medio ambiente, Per Bolund. La vice primera ministra y líder de los Verdes, Märta Stenevi, ha criticado duramente la postura del Partido de Centro por haber permitido que se haya aprobado una propuesta de los Demócratas de Suecia "que hace diferencias entre personas y que se carga el trabajo en cuestiones climáticas".
Dimisión temporal
Todo ello, ha provocado una nueva rueda de prensa de la flamante primera ministra, pero esta para anunciar que ha presentado su renuncia al presidente del Parlamento, que ahora tendrá que convocar una nueva votación de investidura. Se trata de un trámite, porque Andersson ha dejado claro que lo que quiere es poder liderar un gobierno formado solo por socialdemócratas. Será la tercera desde el verano, después de que Stefan Löfven perdiera una moción de censura en junio (a pesar de que volvió a ser elegido pocos días después).
Si no hay sorpresas, Andersson tendría que volver a tener el mismo apoyo que ha recibido este miércoles, por lo cual no está en peligro su nombramiento. Aun así, las grandes celebraciones de primera hora de la mañana por haber dado un paso más en favor de la igualdad de género han quedado empañadas.
La primera mujer que consigue ser investida primera ministra en Suecia renuncia al cargo siete horas después, apuntándose otro hito histórico, la de liderar el mandato más corto de la historia. Pero incluso esto se ha puesto en entredicho: cuando un periodista le ha preguntado quién es, pues, el primer ministro de Suecia, Andersson ha indicado que ella todavía no había tenido tiempo de tomar posesión del cargo, por lo cual, sobre el papel, Stefan Löfven sigue siendo el primer ministro. Así, incluso los grandes titulares de primera hora han quedado desmentidos, y Andersson tendrá que esperar para hacer historia.