La amnistía es una película de terror

El mayor hit de terror de este Halloween no ha sido La caída de la casa Usher, ni tampoco Skinamarink. Ha resultado ser Amnisty, the movie, una auténtica pesadilla para la mayoría mediática de Madrid. Los diarios de la derecha extreman estos días a sus titulares para vender la idea de que el retorno de la cuestión catalana a la política comportará más desmembramientos que la saga Saw. Por ejemplo, El Mundo se ponía en modo Mike Wazowski, esa criatura de un solo ojo gigantesco de la película Monstruos, SA y titulaba "Armengol blinda la amnistía con un letrado muy vinculado al PSOE". Si no fuera cíclope, con el otro ojo habría visto y señalado en su primera página cómo se está movilizando el llamado bloque conservador del CGPJ –o sea, cercanos al PP– para intentar descarrilar la idea. El rotativo también homenajeaba Memento, esa cinta reventadora de cerebros de Christopher Nolan en la que un hombre sufría una amnesia tan grave que debía apuntarse cientos de notas, incluso en el propio cuerpo. Del mismo modo, el diario despertaba con un sudor frío y hablaba de la Amnistía como “ley para borrar el Proceso”. Sorprende que el diario se angustia tanto, teniendo en cuenta que cuando sale el debate sobre las secuelas de la Guerra Civil entonces todo son prisas por dejar el pasado atrás (y los muertos en las cunetas).

Mientras, El País intenta construir su dique de contención, y asegura que el preámbulo de la ley apelará al orden constitucional. Y, claro, sí subraya la filiación conservadora de los ocho vocales del CGPJ propuestos por el Partido Popular que se han movilizado para seguir influyendo en la convivencia política del Estado. Lástima que no haya otros cuatro: me irían de cachondeo para cerrar el artículo con aquel ya clásico de Sidney Lumet, Doce hombres sin piedad.