Ana Obregón flipa con Jeffrey Epstein
Por increíble que parezca, y contra toda lógica narrativa, debe saber que en un programa de televisión se han llegado a pronunciar, en una misma frase, los términos Ana Obregón y Congreso de Estados Unidos. Ocurrió el miércoles en el programa Y ahora Sonsoles, después de que el New York Times publicara en un reportaje los vínculos de la actriz y su familia con el magnate pederasta Jeffrey Epstein, que acabó muriendo en prisión en circunstancias muy extrañas. Según el diario estadounidense, el empresario habría ayudado al padre de Obregón a resolver una situación grave de bancarrota. Epstein, entonces, mantenía un asunto sentimental con la actriz.
El programa invitó a Ana Obregón a explicar la relación. Sonsoles Ónega enseñaba una antigua fotografía de Obragón abrazada a Epstein en una limusina. "¡Ahí está! ¡Jovencísima!", exclamaba la presentadora, subrayando la juventud de Obregón para añadir sordidez a la trama. Entonces, la actriz tenía 21 años y Epstein 27. Cuando Obregón apareció en el plató se mostró atolondrada por la repercusión de la noticia. "¿Cómo estás?", le preguntó Ónega. Y Obregón respondió: "¡Pues, hija! ¡Flipando con todo esto!" Explicó que se había puesto muy nerviosa al ver que la relacionaban con "un depravado de esa magnitud". Y se lamentaba: "A mí lo que me da rabia es estar siempre en medio de estas cosas". La actriz explicó cómo se habían conocido y la relación que tenían, y describió a Epstein como un hombre bueno, generoso, educadísimo y muy dulce, un melómano"que tocaba Chopin y tocaba nocturnos". La acogió en su casa cuando se le quemó el apartamento y la invitó a las fiestas más selectas de Nueva York.
Lo que provoca estupor es el clima de divertimento, emoción y lavadero que se organizó en la mesa del programa en el contexto de un delito de pederastia tan grave como el grave grave. terribles, estimula una frivolidad que demuestra hasta qué punto los medios anestesian la audiencia ante el horror. polarización social, parodiando actitudes de la gente ante las pantallas y reaccionando a debates televisivos. El eje que lo vertebra es una especie de pandemia de la polarización que se contagia como la gripe.¡Con lo que a mí me gusta la fruta!"Por supuesto, es humor y es publicidad. Pero es sintomática la forma en que el relato responsabiliza a la sociedad de la polarización apelando a la necesidad de volver a disfrutar en torno a una plátera de jamón, y, en cambio, blanquea y exonera a los actores mediáticos y políticos.