Carta de una rata recibida en el diario
Estimada directora del ARA, leo en la prensa que la Confederación Nacional de Asociaciones de Empresas de Fontanería, Gas, Calefacción, Climatización, Protección contra Incendios, Electricidad y Afines (Conaif) ha emitido un comunicado donde pide a los medios que dejen de utilizar el término fontanero para aludir a las personas que desempeñan tareas políticas ocultas. Lo consideran un uso denigrante que lesiona su dignidad profesional. Me parece una petición razonable. Más aún, habría que extender esta corrección política también al uso y abuso de cloacas para referirse a los espacios metafóricos donde tienen lugar todos estos intercambios de audios y dossieres. Como orgullosa ejemplar de Rattus norvegicus que soy, estoy bien harta de esta permanente injuria contra nuestro precioso hábitat natural. Ya es suficientemente duro tener que esquivar gatos, trabajadores de la brigada municipal y salpicaduras de Zotal, como para ver que nuestro edén de oscuridad y grasas resulta vilipendiado cada día en las páginas de los periódicos por culpa de unos señores que más bien frecuentan las marisquerías y no nuestras queridas cloacas, generosas.
Asimismo, hay que escuchar a los charcuteros cuando reclaman que no se hable de chorizos si nos referimos a cargos electos que se enriquecen ilegalmente, y también los sastres que lloran por la indignidad de que a un tránsfuga le digan que se cambia de camisa, los dramaturgos heridos porque se habla de una escenificación política o los campesinos, que todavía arrastran el trauma de la rima Zapatero, cero patatero.Si erradicamos las metáforas, tendremos unos diarios perfectamente aburridos, de acuerdo, pero nadie se nos ofenderá.