Crisis en HBO Max, que se fusiona con Discovery+
La compañía matriz adelgaza el catálogo de un servicio que pretende competir con Disney o Netflix
BarcelonaLa sombra de la incertidumbre sobrevuela la plataforma HBO Max, que podría convertirse en la primera víctima de las guerras del streaming. Su compañía matriz, Warner Brothers Discovery, confirmaba este jueves por la noche que el servicio se fusionará con Discovery+, la plataforma de documentales del mismo conglomerado mediático. Así lo confirmó uno de los máximos ejecutivos de Discovery, JB Perrette, durante el anuncio de resultados del trimestre. La intervención fue relativamente tranquila, teniendo en cuenta que algunos medios de Estados Unidos habían avanzado posibles medidas drásticas para equilibrar ingresos y gastos de esta versión vitaminada de HBO, pensada para competir con Netflix, Amazon y el resto de los gigantes, que de momento no ha cumplido expectativas. Citando fuentes internas, se hablaba de despedir al 70% del personal de desarrollo, lo cual conllevaría reducir el número de proyectos contratados a partir de entonces.
En cualquier caso, el gran interrogante, no aclarado durante los parlamentos corporativos, es si será una fusión o una absorción. O bien cuál de las marcas prevalecerá. El discurso oficial hablaba de la integración como movimiento pensado para sumar y crecer, pero a nadie se le escapa que la empresa tiene una deuda de 57.000 millones de dólares que lo obliga a buscar el equilibrio, aunque sea sacrificando la capacidad de expansión.
Las señales de alerta hacía días que sonaban. Warner Brothers Discovery ha preferido no estrenar Batgirl ni en el cine ni en el servicio de suscripción, porque los contables han encontrado una dolorosa verdad: es más rentable tirar un film que ha costado 90 millones de dólares y recuperar los impuestos ya satisfechos que esperar la recaudación de una película, a pesar de todo demasiado modesta para ser una revientataquillas (o los hipotéticos ingresos por nuevos suscriptores a HBO Max, en un momento de estancamiento). Desde el sector creativo, sin embargo, numerosas voces han criticado la operación, puesto que consideran que se pagará un precio en capacidad de atracción de talento relevante.
Otros síntomas inquietantes han sido la retirada discreta de seis películas originales de Warner Bros del catálogo de HBO Max. Normalmente las plataformas avisan de sus futuras bajas para que los usuarios puedan verlas antes de que se marchen. La supresión en silencio, y el hecho de que llevaban el sello del propio servicio, sugiere que la plataforma está considerando venderlas a un tercero porque confía más en ganar dinero por esta vía que rellenando de contenido el catálogo para captar nuevos suscriptores (o retener a los presentes). Lo mismo se puede decir del adiós que entonará HBO Max este 31 de agosto en cuanto a la colección completa de películas de Harry Potter, uno de los puntales de su fondo de armario. Los cambios afectan también a la plataforma en España: de las 10 series originales que ha producido en el Estado, han desaparecido Foodie Love, Por H o por B y Sin novedad.
El caso evidencia hasta qué grado las grandes decisiones corporativas, y los procesos de fusión, pueden poner en peligro una respetada –y rentable– institución televisiva. Este noviembre hará medio siglo que nació HBO. Durante alrededor de cinco décadas, ha sido el canal de suscripción en lo referente a Estados Unidos, con títulos como The Wire, Juego de tronos o The Sopranos, que han hecho historia. Pero las aguas empezaron a rizarse para esta marca cuando, en 2016, la telefónica AT&T se enredó en la compra de Time Warner, por la mareante cifra de 85.000 millones de dólares.
En aquel contexto de grandes cifras, la posición de HBO como una pequeña república creativa independiente se vio afectada: se la colocó dentro del paraguas de WarnerMedia Entertainment. Y, si bien retenía autonomía, el inevitable cambio de directivos conllevó cambios de estrategia. Netflix se estaba elevando en número de suscriptores y los nuevos propietarios de HBO anhelaban que la cadena pudiera hacer frente, aunque fuera sacrificando calidad a expensas de producir más en serie. En 2020, le aportan el poderoso catálogo cinematográfico de Warner y reformulan la marca para convertirla en HBO Max, a la vez que aceleran su implantación global. Aun así, en Estados Unidos HBO a palo seco se mantiene como canal televisivo de pago.
Pugna interna
El siguiente tsunami llega en 2021, cuando AT&T decide separar su división de contenidos de la empresa madre y crear un nuevo gigante fusionándose con el grupo Discovery. A pesar de que la teleco retiene la mayoría del capital (un 71%), es Discovery quien tiene más experiencia en materia de contenidos, y quien intenta liderar la salida de la empresa. En aquel momento, se anuncia un gasto anual de 20.000 millones de dólares que lo tienen que convertir en primera plataforma en inversión en films, series y documentales, por encima de Disney, Netflix o Amazon. Y declaran que aspiran a llegar –en un plazo que no especifican– hasta los 400 millones de suscriptores globales. Según los datos aportados ayer, las dos compañías juntas apenas suman 92 millones de clientes de pago.
De hecho, de la presentación de resultados hay un hecho que destaca: la compañía no ha detallado cómo se reparten los abonados entre HBO, HBO Max y Discovery. Los analistas interpretan que Warner Bros Discovery no quiere evidenciar el lento despegue de HBO Max. Pero es elocuente que el horizonte que se perfila sea ahora mucho más modesto que en el momento de la presentación: este jueves han rebajado el objetivo de suscriptores a 130 millones, a los cuales se quiere llegar durante 2025.