Crónicas con mucha tensión

Hace año y medio, a través de las crónicas desde Jerusalén de Roser Oliver y Almudena Ariza, fuimos testigos de la presión y la intimidación por parte de algunos ciudadanos que sufrían las periodistas que informaban sobre la guerra entre Israel y Hamás.

Este jueves por la noche, en el Telediario, vimos una situación similar cuando el corresponsal Jordi Brescó explicaba la manifestación de miles de judíos ultraortodoxos en contra de la obligación de realizar el servicio militar. Una sentencia ha terminado con el privilegio que tenían hasta ahora que les eximía de incorporarse al ejército.

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Brescó mostró un plan general inicial para evidenciar la gran dimensión de la manifestación para, después, integrarse dentro de la marcha y entrevistar a algunos de los que formaban parte. Dio voz a dos hombres que exponían argumentos sobre la incompatibilidad del estudio de la Torá con el servicio militar, pero también recogió el testimonio de un pequeño grupo de judíos ultraortodoxos que, al contrario de la mayoría, sí aceptaron la llamada del ejército. La imagen nos enseñó cómo estos hombres, vestidos de soldados, se incorporaban también a la manifestación con una pancarta que defendía sus planteamientos y Brescó les acercó el micrófono para que lo explicaran: "El mundo judío es más importante que ningún estado..." pero el hombre no pudo continuar porque sufrió la agresión de los manifestantes. Le rompieron la pancarta y la policía, para protegerle, se lo llevó a los márgenes de la protesta para protegerlos. Allí había más israelíes que pedían medidas de igualdad para incorporar los ultraortodoxos al ejército: "Los quiero integrados en el país, en el ejército y en todas partes", decía otro hombre, cuyo discurso parecía trascender ese cambio de ley.

Brescó nos mostró la división no sólo dentro del pueblo judío sino también dentro del sector ultraortodoxo. Sin premeditar, la tensión que el periodista reflejó delata un estado de crispación y conflicto en el país que va más allá de la guerra eterna con Hamás y el pueblo palestino. Y es obvio también que la presencia de informadores hace emerger las grietas y los matices que, de otra forma, serían más difíciles de detectar. De hecho, Brescó recordaba al final de la crónica la campaña electoral del próximo año, apuntando a escisiones más acentuadas.

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En otro ámbito de la actualidad, ese mismo día, las televisiones se hacían eco de la voluntad del gobierno de ilegalizar y hacer desaparecer la Fundación Francisco Franco. Es muy sintomático como las cadenas públicas, La 1 y TV3, profundizaron en las razones de la medida, cómo esta institución transgrede la ley y el trasfondo social vinculado a la memoria histórica ya la democracia. En cambio, las televisiones privadas como Antena 3 y Telecinco mencionaron al titular fugazmente como cuestión anecdótica. Un sesgo sintomático: el periodismo que entiende su responsabilidad democrática frente a lo que practica un modelo de negocio que pasa de puntillas en busca de una sibilina neutralidad muy sospechosa.