Los cuatro retos (más urgentes) del nuevo consejo de gobierno de la Corporación

TV3 y Catalunya Ràdio viven momentos difíciles. Más allá de sus resultados de audiencia, en los últimos años han proliferado los problemas alrededor de la Corporación Catalana de Medios Audiovisuales (CCMA) y esto ha provocado una crisis multiorgánica que los nuevos miembros del consejo de gobierno tendrán que resolver. A pesar de que los expedientes que se encontrarán encima de la mesa son numerosos y varios, estos son los cuatro asuntos que tienen más números de marcar su mandato.

Poner orden a la gobernanza

Lo primero que tendrá que hacer el nuevo equipo es... ser un equipo. A diferencia del pacto de renovación frustrado de hace tres años, cuando la mayoría de miembros tenían experiencia en el mundo de los contenidos, los perfiles de ahora son más diversos. Solo si hay cohesión funcionará esta estructura de mando, así que habrá que ver si los siete integrantes son capaces de superar sus vínculos con los partidos para trabajar conjuntamente. La primera prueba de fuego será sacar adelante el concurso para escoger nuevos directores en TV3 y Catalunya Ràdio. Y hacerlo sin injerencias o nombres sugeridos desde los partidos que los han escogido a ellos. La segunda, dejar claro qué funciones tienen los directores, puesto que en los últimos seis años han perdido atribuciones, en favor de un consejo de gobierno que –en teoría– se tendría que limitar a ejercer la administración de la empresa, marcando las grandes líneas pero sin entrar en la parrilla y los contenidos.

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Resolver el debate de la estructura

Desde el 2010, la Corporación avanza sin contrato programa y los cuatro borradores elaborados en este tiempo se han estrellado contra el muro de las dinámicas políticas. Esto ha condenado al ente a funcionar con presupuestos anuales, lo cual le ha dificultado plantearse estrategias a largo plazo. Uno de los proyectos que hace tiempo que se reclama desde varios ámbitos es el de la reconversión de una estructura diseñada hace casi cuarenta años en una corporación adaptada al mundo digital y los nuevos hábitos de comunicación. La plantilla actual, de unas 2.500 personas, hace que la mayor parte de los gastos se dedique a personal, lo cual estrangula la posibilidad de comprar contenidos externos. ERC, Junts y el PSC apuestan por poder abrir la Corporación y repartir más juego, pero remodelar la estructura tan solo será posible si se cumplen cuatro factores: hacer una propuesta no traumática –de lo contrario, será difícil asumir el coste político–, establecer consenso entre los tres partidos que impulsan la presente candidatura al consejo, trabajar a medio plazo y contar con una aportación de dinero extraordinaria dirigida a sufragar este trayecto. A menudo, el debate se ha centrado en determinar cuántos trabajadores son necesarios, pero habrá que estudiar, sobre todo, cuáles son los perfiles –demográficos y profesionales– que se tienen que tener dentro, para garantizar las misiones de servicio público. El acuerdo tripartito por la CCMA sugiere que los informativos son intocables pero el resto es más susceptible de ser externalizado.

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Romper el relato

TV3 y Catalunya Ràdio son víctima de un relato polarizador por parte del españolismo político y mediático. A pesar de que está basado en la exageración y la manipulación sistemática, la Corporación necesita identificar qué parte de verdad hay en este agravio recurrente y romper la noción de que los medios de la Generalitat solo se dirigen a la mitad del país. Al mismo tiempo, crece el cuestionamiento también de quien considera que la radio y la televisión no tienen suficiente vocación nacional. Para resolver esta pinza paradójica, el nuevo consejo tiene que saber hacer autocrítica y revisar, si se tercia, el libro de estilo que marca los criterios editoriales. El pacto a tres entre ERC, Junts y el PSC incluye revisar los mecanismos de evaluación del desempeño de la misión de servicio público que tiene la Corporación, preguntando a la ciudadanía. Teniendo en cuenta la guerra de relatos políticos, habrá que afinar mucho el método, puesto que la realidad y la percepción pública pueden diferir por culpa de las campañas mediáticas recurrentes.

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Modernizarse e impulsar el Netflix catalán

TV3 y Catalunya Ràdio nacieron punteras tecnológicamente, pero presentan ahora problemas de obsolescencia, derivados del hecho de no haber podido invertir por las constricciones económicas. El resultado es que la Corporación juega el partido de la digitalización con una mano atada a la espalda. En la era de las plataformas, se quiere que el ente sea el pilar a partir del cual se construya una gran herramienta de difusión del audiovisual en catalán –incluyendo todas las variantes– a través de la red. Es lo que, popularmente, se denomina el Netflix catalán y que también reclaman con insistencia las productoras. La CCMA tiene que convertirse en una pieza fundamental del hub audiovisual, para que el país esté situado en el mundo, en una industria que, además de su importancia en la nueva economía, resulta estratégica desde un punto de vista cultural.