La condena a 'OK Diario'... ¿ya quién más?

Eduardo Inda y su medio OK Diario tendrán que indemnizar a Pablo Iglesias con 18.000 euros por haber publicado, en mayo del 2016, una noticia falsa según la cual el gobierno de Venezuela le había pagado 272.325 euros a través de un paraíso fiscal. Lo considera una intromisión ilegítima al honor y pide una rectificación en la que se recojan los principales argumentos de la sentencia, aparte de pedir también la retirada de los artículos en cuestión. La resolución judicial llega casi diez años después, cuando el veneno de estas prendas fake hace tiempo que inoculó no sólo a los lectores del medio, sino también a aquellos que vieron a Inda en las múltiples tertulias donde se le invitaba (y misteriosamente, o no, todavía se le invita). O sea, que vayamos tarde. Y 18.000 euros parece también una cantidad irrisoria y perfectamente asumible como coste de una campaña de desprestigio.

Porque éste es el otro tema. La fecha de mayo de 2016 es significativa, ya que enmarca esta operación en las acciones de la siniestra policía (mal dicha) patriótica. Me parece magnífico que si un medio de comunicación publica falsedades como parte de una operación política pague las consecuencias, por escasas que sean. Ahora bien, que el peso de la ley sólo caiga en esta parte de la cadena acaba resultando sólo una medida estética: hay que iluminar todas las galerías de la caverna, lo que incluye a quienes pusieron en marcha este sistema que lesionaba líderes independentistas, de la izquierda, y el periodismo en general. Había quien hacía circular las carpetas y los dossieres, quien tenía la grabadora siempre lista para grabar conversaciones. Pero no es lo único que debería caer: la cúpula del ministerio del Interior en tiempos de Jorge Fernández Díaz está salpicada por el escándalo. Que sólo se haya condenado al comisario Eugenio Pino es como esta sentencia contra OK Diario: conformarse con la punta del iceberg.