Maria Morera: "Las escenas de sexo son como rodar cualquier otra cosa, igual que si tengo que meter una hostia"
Actriz
BarcelonaCon 18 años, Maria Morera ya tiene un premio Gaudí como mejor actriz por Libertad y protagoniza la serie Cucut, que emite su capítulo final este lunes en TV3. A media entrevista sobre su presente y su futuro profesionales, una mujer se nos acerca y le pregunta: "Perdona, ¿eres la protagonista de Libertad?" María le responde que sí y la mujer la felicita. Mientras sale del café, la fan se vuelve hacia el camarero y le dice “¡Esta chica será superfamosa!” Se haga famosa o no, Morera tiene claro que el gusanillo de la interpretación, que le entró con La vida sin Sara Amat, llegó para quedarse.
Han pasado unos años entre La vida sin Sara Amat (2019) y Cucut : ¿Cómo ha sido reencontrarte con el personaje de Sara?
— Ha sido muy fácil porque a Sara la tengo muy interiorizada. No fue tanto reencontrarme con Sara como cambiar de registro, porque la película habla de una cosa mucho más pura, más afín a mi persona. Y en el caso de la serie, habla de cosas que gracias a Dios no me han pasado nunca y espero que no me pasen nunca.
Ahora estás estudiando interpretación. ¿La decisión de dedicarte a la actuación nació con La vida sin Sara Amat? ¿Recuerdas el momento en el que hiciste el clic?
— Sí, para mí fue un proceso muy emocionante. Estaba haciendo 4.º de la ESO y no había nada que me apasionara, era hacer por hacer, vivir sin estar presente en ningún momento. Cuando me cogieron para la peli y descubrí este mundo sentí que estaba en el lugar donde tenía que estar. Yo no vengo de familia de actores o de músicos, o que se dedique al mundo artístico y lo viví con mucha emoción.
¿Cuál fue la reacción de tus padres cuando les dijiste que te querías dedicar a la interpretación?
— Hay muchos prejuicios con el mundo de los actores, y más nosotros, que venimos de pueblo pequeño. Pero una vez empecé a venir a Barcelona cada sábado para hacer interpretación y me cogieron para hacer Libertad se dieron cuenta de que era una realidad. Ellos siempre me han educado para hacer lo que yo quiero y ser feliz.
Te cogieron para Libertad y ha ido muy bien.
— ¡Sí, ha ido muy bien! No me lo esperaba.
Ya tienes un Gaudí. ¿Cómo fue el momento en el que dijeron tu nombre?
— ¡Muy fuerte! Al final, estaba nominada con gente que lleva toda una vida en el oficio: Vicky Luengo, Marta Nieto... Dijeron mi nombre y ya no recuerdo nada más, lo recuerdo por los vídeos.
Los proyectos que has hecho hasta ahora son pequeños e independientes. ¿Es el tipo de cosas que quieres hacer o te ves haciendo cosas más populares, como por ejemplo...?
— ¡Dilo, dilo!
¡Un Élite!
— ¡Todo el mundo me pide el mismo! No me veo. He tenido mucha suerte y he empezado con gente que ama esta profesión de otro modo, no desde el fast food, que es un producto que también tiene que existir. Estoy en un momento vital en el que, si puedo evitarlo [trabajar en series como Élite], lo evitaré. No es el tipo de producto que consumo y no encuentro referentes. Me tienen que vender muy bien el proyecto y también se tiene que poder vivir. En este mundo solo se ven las galas y las fotos, pero hay mucha gente que se está muriendo de hambre. A veces se critica mucho a los actores y se dicen cosas como "¿Por qué has hecho esta mierda?" Pues quizá porque tenía hambre. A mí me gustaría seguir la línea que llevo, pero quién sabe qué puede pasar en el futuro.
Cucut trata sobre los abusos sexuales. ¿Crees que tu generación tiene más conciencia sobre esta problemática?
— Somos una generación que está muy cansada y tenemos muchas ganas de rebotarnos con el mundo. También de luchar. Estamos todos un poco deprimidos porque no avanzamos, pero sí que creo que somos una generación que ve más las cosas.
¿Este cansancio o cierta tristeza a que crees que se debe?
— La pandemia nos ha hecho mucho daño. Yo lo pasé bien, vivo en Begur en una casa y no tuve este sentimiento de claustrofobia. Pero fue salir y nos machacaron: todo era culpa de los jóvenes. Somos una generación que recibe poca empatía de los mayores. Conozco a mucha gente que todavía arrastra la pandemia, mucha depresión, mucha ansiedad y muchas ganas de taparse para esconder cosas.
También se os estigmatiza diciendo que solo vivís a través de las redes sociales.
— Las redes sociales están haciendo mucho daño. Me hice Twitter el primer día de Cucut y a las dos horas me fui. No me considero una persona muy influenciable, pero yo estaba emocionada por la serie y de golpe te encuentras comentarios de "¿Por qué hablan en castellano?"... No me apetecía nada. Volveré, porque creo que, si sigues lo que tienes que seguir, no hay ningún problema. Creo que sin quererlo somos una generación que está muy fuera del presente, vivimos una realidad sin objetivos.
¿Qué piensas de los castings que tienen en cuenta el número de seguidores de Instagram?
— Hay personas que atrapan la cámara –influencers, tiktokers...– y esto no se les puede negar. Por lo que sea, gustan y por eso la gente los sigue. Cuando hay personas que llevan toda la vida formándose, que son buenos y que se están gastando millonadas en clases, y hacen castings inmensos y acaban cogiendo al tiktoker de turno... No me parece mal, pero da rabia. Piensas "Yo me lo estoy currando y a él lo han cogido por marketing". Estamos yendo hacia aquí, pero yo espero que se quede en los productos de fast food. Ves Élite y la mitad no son actores y esto se ve en el producto. Pero tampoco puedo olvidar que yo entré en este mundo un poco por casualidad.
En la serie hay escenas de desnudos, ¿cómo lo encaraste?
— Estábamos todos muy comprometidos con el proyecto. Era mi primer desnudo y lo hice porque creía que era necesario, no eran porque sí. Era una escena que, si no, no tenía ningún tipo de sentido. Fue muy fácil de rodar. Las escenas de sexo son como rodar cualquier otra escena, yo no siento ninguna atracción hacia Marc [Solé, que interpreta a Adrià] ni hacia Biel [Rossell, que interpreta a Pep]. Estamos haciendo un trabajo, igual que cuando le tengo que meter una hostia.