El fiscal general no tiene quien le escriba
La sombra persigue al fiscal general del Estado, Álvaro García Ortiz. otros que trafican con las partituras de la judicatura, haciéndolas llegar a las redacciones amigas para que puedan colgarse la medalla de haber hecho periodismo de investigación. Estamos todavía en el terreno del señalamiento y de los presuntos esparcidos en el cuerpo de texto, pero las cosas no hacen una fila esplendorosa para García Ortiz. le podrían prestar apoyo, no esconden la noticia y la única piedad que le dispensan es recordar que se trata de un dictamen de la Guardia Civil allí donde la caverna se salta ladue dilligencey ya lo envía a la papelera de la historia. Comparamos, por ejemplo, este antetítulo deEl Periódico(“La Fiscalía acusa a los investigadores de no aportar pruebas y hacer inferencias”) con este titular deEl Mundo(“Una batería de pruebas sentencia al fiscal general”). El primero bascula hacia una función de defensa, mientras que el segundo ejerce ya no de fiscal contra el fiscal, sino directamente de juez, con condena incluida.
Pero es este subtítulo deEl Paíslo que, en mi opinión, acciona la trampilla que aún sostiene García Ortiz y le separa del abismo: “Dirigentes del PSOE de Madrid reclaman que su líder dimita antes del congreso”. Que el diario de Prisa destaque esto es necesario verlo no sólo como un elemento informativo (para el lector en general) sino también y sobre todo como un elemento imperativo (para el fiscal en particular). Es una amable indicación. Y también una bonita muestra de la particular separación de poderes que impera en España entre el legislativo, el ejecutivo, el judicial… y la prensa.