La Sexta se come el catalán en el debate

La Sexta presentaba su debate de candidatos como "el definitivo". Fue en su totalidad en castellano. Al inicio, Pere Aragonès y Josep Rull lamentaron la imposibilidad de hacerlo en catalán. “A mí me hubiera gustado desarrollarlo en catalán. Soy consciente de las limitaciones técnicas y tecnológicas que hacen que ahora mismo no se oiga mi voz doblada al castellano y, por tanto, esta es la razón por la que este debate lo haremos en castellano, con voluntad de debatir con todo el mundo”, apuntó Aragonès antes de responder a la pregunta de Ana Pastor. La resignación al castellano para poder debatir "con todo el mundo". El mensaje que se daba era como si en catalán no fuese comunicativamente posible. Rull añadió que algunos de ellos se sentirían más cómodos pudiéndose expresar en catalán. Entonces, de repente y por sorpresa, apareció una voz femenina que sí le doblaba la frase final: "Más cómodos debatiendo en catalán".

Después, el catalán desapareció distorsionando la realidad lingüística del país. La semana anterior, TVE hizo el debate en catalán para toda España a través del canal 24 h. Poderse hacer, se puede. La única concesión que hizo la Sexta con el catalán quedó limitada al título del programa: El debat. En las horas previas, los presentadores de la Sexta insistían en repetir el título en catalán como una exhibición de proximidad con Catalunya. Ana Pastor, durante el programa, explicó que la visitaba con mucha frecuencia, como si esto le diera un aval especial. Mucho espíritu Catalan friendly pero muy poca voluntad de acercarse, ni siquiera, a una realidad bilingüe. En el colmo de la ostentación de catalanidad impostada, la Sexta eligió un decorado pintoresco. Detrás de los candidatos proyectaron un trencadís gaudiniano digno de un restaurante de parque temático. Una alegoría de lo que representa Catalunya para la Sexta: una especie de souvenir turístico, una identidad a subrayar a través de una simbología gráfica. La imaginería sí, pero la lengua no. Es como si en el debate de unas elecciones generales decoraran el plató con un bonito alicatado de cerámica de Talavera de la Reina. Un debate español no necesita simbología folclórica, pero un debate catalán sí.

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La obediencia lingüística de algunos candidatos también fue decepcionante. Habría sido interesante comprobar qué ocurría en caso de expresarse en catalán con espontaneidad.

En el minuto de oro reapareció el catalán fugazmente. Josep Rull lo usó en los treinta segundos finales. Y, como por arte de magia, volvió el doblaje al castellano que impedía oír el catalán. Como si el catalán fuera una lengua absolutamente incomprensible para los hispanohablantes. Pero lo inquietante es que la locución se adelantaba incluso a las palabras de Rull. Sabía lo que diría el candidato antes de tiempo. Lo más grotesco llegó a continuación, con el turno final de Aragonès. El candidato de ERC dijo "molt bona nit" antes de continuar en castellano. Y la intérprete lo tradujo encima: “Muy buenas noches”. Ni un "bona nit" dejaron que escucharan los espectadores de España. Más que la voluntad de traducir el catalán, pareció que Sexta tenía ganas de taparlo.