Los magacines, exultantes con la condena al fiscal
La condena al fiscal general del Estado, Álvaro García Ortiz, por un delito de revelación de datos reservados, ha generado un clima de triunfo en los magacines matinales de Antena 3 y Telecinco. Ana Rosa Quintana empezaba su programa con uno de esos monólogos que lee orgullosa por la contundencia de un texto prepotente que sigue de pe a pa: "¿Quién va a pedir perdón a los ciudadanos? ¿Quién va a pedir perdón a la justicia? ¿Quién va a pedir perdón a la separación de poderes? Estas disculpas las debería pedir el presidente por dictar sentencia antes que los jueces por declarar inocente al fiscal que dependía de él". Quintana llamaba a García Ortiz "el fiscal con toga de quita y pon" y aseguraba que Pedro Sánchez "quiere pasar a la historia matando a Montesquieu y lo ha conseguido". En la enorme pantalla que preside el plató y la mesa de tertulianos, unas letras gigantes anunciaban "Fiscal condenado" con una fotografía en blanco y negro del protagonista con expresión derrotada.
En la competencia, Espejo público vendía la sentencia del Tribunal Supremo como un pulso entre Ayuso y Sánchez del que la presidenta de la Comunidad de Madrid salía flamante vencedora. Subrayaban que García Ortiz era el primer fiscal general condenado de la historia. El decorado lo llenaron con los titulares de prensa más contundentes en su contra, para acentuar una especie de humillación pública. Uno de los temas centrales de discusión en la tertulia era la valoración de uno de los magistrados eméritos del Tribunal Supremo. José Antonio Martín Pallín había comparado la condena con un golpe de estado y, casualmente, Susanna Griso lo tenía en conexión en directo desde su casa. Hacía rato que anunciaban su testimonio con una advertencia en pantalla: "Un ex magistrado del Tribunal Supremo sorprende con sus palabras". Griso, con una entonación de severa preocupación, incluso con una evidente condescendencia sobre los motivos que habían podido conducir a ese hombre a llegar a esa conclusión, le preguntaba: "¿En qué argumentos se basa? Porque está tratando a los magistrados del Tribunal Supremo como activistas políticos...". Martín Pallín intentaba dar razones legislativas, pero constantemente era refutado por los tertulianos del programa. La lógica de la distancia y la vía telemática le hacían jugar en clara desventaja. Una vez más, la presentadora recurrió a las habilidades escénicas. Invitó a Joaquín Manso, director de El Mundo, para felicitarlo por ser el detonante mediático que originó todo el escándalo. Griso no sentó a Manso en la mesa sino que colocaron dos taburetes justo delante, dando la espalda al resto de invitados. Lo situó en la pole position de la pantalla para homenajearlo y lo invitó a rebatir a Martín Pallín en directo. ¿Cómo terminó? Dejando al magistrado emérito con la palabra en la boca y poniendo punto final a la conversación. En las cadenas privadas era una mañana con sabor a victoria, de darse la razón y de confirmar las teorías que han estado defendiendo durante muchos meses.