Malas lenguas, peores excusas

El miércoles por la tarde comenzaba Malas lenguas, uno de los grandes estrenos de la temporada de la televisión pública española.Se estrenaba simultáneamente enLa 1 y La 2, para subrayar la importancia de la apuesta. Presentado por Jesús Cintora, se trata de un formato de actualidad, de más de dos horas, a medio camino entre la tertulia y el panel show, que combina una mirada incisiva sobre las noticias del día con reporterismo y humor. Cintora estrenaba el programa dando las gracias a su madre, casi como si recogiera un premio, encantado de haberse conocido. El presentador peca de una vanidad intrépida, como si fuera el único que se atreve a decir las cosas por su nombre. Se otorga una arrogancia periodística algo pasada de vueltas. "No todo el mundo se alegra de que estamos aquí", lamentava. I denunciava que abans de començar ja se'ls havia cancel·lat el compte a les xarxes socials i que l'extrema dreta havia increpat una reportera del programa. Una estratègia que se suposa que ha de servir per vendre la valentia informativa.

El presentador està envoltat de tertulians televisius habituals que, teòricament, han d'avalar una hipotètica equidistància ideològica. Però el programa té un biaix marcadament socialista. El discurs està enfocat a combatre sense complexos la dreta i l'extrema dreta, tot i que, per fer-ho, cau en uns recursos tòpics, fàcils i perillosos. Cintora envia les reporteres més incisives a trobades de la Fundación Francisco Franco, on hi ha ponents que fan apologia del dictador i venen marxandatge de la Falange. També recullen les intervencions més abrandades de Jiménez Losantos per sucar pa en els seus disbarats. El plantejament acaba abocant el programa a l'efecte contrari. En comptes de combatre l'extrema derecha, le acaba dando espacio para promocionarse y hacerse a la víctima de la televisión pública. El programa busca el conflicto y va en busca de los reductos sórdidos de la caspa más inquietante. Con la excusa de combatir las fake news terminan dando repercusión a las teorías más esperpénticas. Unos marionetas de felpa hurgan en las polémicas de Isabel Díaz Ayuso, Santiago Abascal y José Luis Martínez-Almeida. El resultado es un programa eminentemente madridcentrista, que se limita a recoger los debates de la capital, y con un contenido profundamente ideológico, con un tono entre crispado, repelente y forzadamente humorístico. "No os tenemos miedo", dice Cintora mirando a cámara, desafiando a los fascistas que cargan contra el programa y sus reporteras."Nosotros solo queremos hacer periodismo", dice esperando una medalla.

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El estreno tuvo la energía de un programa preparado durante semanas, pero es obvio que el día a día le pasará factura y tendrá que ir a remolque de los contenidos más tópicos de los magazines de tarde. Malas lenguas ha confundido el debate con la intensidad, la pluralidad con una simple puesta en escena, y más que combatir a la derecha y las fake news las necesita y se alimenta.