Atizando las depuraciones ideológicas de maestros

"Armengol ficha a un rapero separatista para formar a profesores en hip hop catalán", dice uno de los titulares de El Mundo. Se refiere al economista Pau Llonch, que, como se puede comprobar en su web, tiene un proyecto muy razonado sobre como las llamadas músicas urbanas pueden promover la conciencia crítica. Teniendo en cuenta, además, que el catalán está teniendo dificultades de penetración entre los jóvenes, llevarles un universo que les resulta cercano en esta lengua puede ayudar a integrarla. Pero si el diario se hace eco no es desde la neutralidad informativa, sino para generar discordia política. Incluso dedica a la presidenta balear el equivalente a un semáforo rojo bajo el titular "Incorpora a un exmilitant de la CUP". ¿Cuál es el problema, exactamente? ¿Lo tendría que condenar al ostracismo por el hecho de formar parte de un partido político legal? Además, atribuir a una presidenta autonómica la responsabilidad sobre un asunto tan mínimo –el fichaje de un docente para un curso de 20 horas a profesores– resulta entre desproporcionado y ridículo.

El Mundo hace tiempo que aplica la plantilla anticatalanista en las Baleares, lo cual incluye la hiperinflación de noticias absolutamente anecdóticas. En este caso, además, uno intuye también la clásica desconfianza del boomer hacia el hip hop. ¡Esto en tiempo del florido pensil de la Enciclopedia Álvarez no pasaba! Es evidente que si las clases hubieran tenido como hilo conductor, por ejemplo, la literatura rural de finales del siglo XIX, el diario no habría hecho mención. Pero lo más grave es que sugiera purgas políticas y se quiera privar de trabajo –o sea, de plato en la mesa– a alguien por sus ideas. Esto hoy, claro, que mañana debe de tocar artículo anónimo sobre los indignísimos ataques a periodistas por parte de los medios afines a Podemos. Qué poco flow, bro.