Los secretos de la cocina del 'APM?', el programa de humor más longevo de TV3
El espacio celebra este lunes una fiesta con motivo del vigésimo aniversario
BarcelonaProgramas de recortes hay a espuertas, pero el¿Alguna pregunta más? se ha ganado el premio de la longevidad gracias a la capa de línea editorial que añade, un montaje que va mucho más allá de la mera yuxtaposición y una selección de cortes que acaba funcionando como pintura al fresco de la sociedad, a pie de calle. El lunes este espacio televisivo celebrará los veinte años en antena –récord para un programa de humor en TV3– con un acto en el Teatre Victòria. Éstas son diez claves que permiten vislumbrar cómo funciona el programa por dentro.
1. De oficio, mirar la tele
Tras la colección de cortes y vídeos del programa se encuentra un equipo de 28 personas, 5 de las cuales se dedican a mirar la televisión, ocho horas al día, cinco días a la semana. Para evitar que acaben como el desdichado protagonista de La naranja mecánica, existen rotaciones entre canales, para que al menos tengan una dieta equilibrada. Ellos son los que detectan cortes potenciales y los entran y etiquetan en su base de datos, para que estén disponibles. Antes esta grabación se realizaba en DVD: se acumularon más de 40.000, con horas y horas de televisión. En la redacción del programa, que está dentro del edificio Imagina, hay toda una cerradura de pared de esta reliquia física, de unos tiempos en los que la memoria era un aliado imprescindible para abrirse paso en el océano de momentos grabados.
2. "¿Lo habéis visto?!" Historia de un 'hit'
El¿Alguna pregunta más? ha creado lenguaje y ha enriquecido al catalán popular con sus frases más célebres. Una de ellas es “¿Lo habéis visto?!” Guillem Sans, ex director del programa, recuerda que el barcelonista que la pronunció pidió que la dejaran de utilizar, ya que la gente se lo llamaba por la calle en todo momento. A pesar de que ya no salió más con cara y voz, la gente la solía referenciar y aparecía en audio de vez en cuando, por lo que está todavía viva y se utiliza en el habla corriente. “A veces nos llamaban familiares de algunos socios del Barça, que habíamos sacado del Gol a gol, Porque habían muerto. Pero otros llamaban justamente para decirnos que estaban felices de poder recordar a un abuelo ya difunto, viéndole en su programa favorito”, explica.
3. Los 434.500 cortes
El show es un gran elefante de memoria casi infinito. Concretamente, atesora 434.500 cortes. Con un par de clics, los guionistas pueden determinar, por ejemplo, que podrían realizar un especial con 1.478 cortes y chistes de Matías Prats, por ejemplo. O con las 230 frases recogidas de Jordi Hurtado, o las 390 de Mari Pau Huguet. En el apartado de trabalenguas hay 6.118 momentos capturados. Y también 6.239 errores técnicos, desde el foco que cae hasta la conexión que entra de torcido. Cada miembro del equipo tiene sus cortes favoritos. A Sans, por ejemplo, le hacen gracia los errores lingüísticos en contextos serios, como cuando Ramon Rovira dijo “cojón rojo” en vez de “color rojo”. En cambio, a Antoni Bassas, que produce este espacio, lo motivan los choques de distintos mundos. Como cuando Eloi Vila, haciendo de reportero al inicio de la era de los móviles, le pide a un camionero si lleva GPS y el otro se extraña: “¡No! Yo llevo magdalenas”.
4. Una comprendida para Joel Díaz
¿Los reporteros y colaboradores como el Homo APM? han sido la cara más humana visible de ese espacio de humor, y fuente de mil historietas. Uno de los nombres popularizados por el programa es el de Joel Díaz. Había cierta simetría en que él hacía sudar a los políticos, con su reporterismo con puntos de impertinencia controlada… mientras él sudaba literalmente. “Tengo el umbral del calor muy bajo y sudo seis meses al año. Entonces, el trabajo de Mireia Arnau, la productora que venía a los rodajes, básicamente consistía en proporcionarme continuamente cosas para secarme el sudor o para evitarlo: desde vanos hasta clínexs, pañuelos de todo tipo, y me recuerdo un día que no teníamos nada de eso y me acabó secando el sudor con una compresa. Más allá de anécdotas de estas digamos costumbristas, me hizo mucha ilusión hacer aparecer en televisión de manera no controlada jodiéndole un alcachofaso el conde de Godó, que diría que sería la primera vez que se le veía en esta tesitura. La verdad es que era un tipo muy amable”, explica.
5. De perseguidores a perseguidos
El Caiga quien caiga de la etapa del Gran Wyoming era el referente inequívoco a la hora de introducir el reporterismo incisivo en el programa. Pero, al igual que le pasó a ese espacio, los políticos pasaron de huir de los micrófonos del¿APM? a buscarlos, sabedores de que en el fondo terminaban humanizados. Lo recuerda así Díaz: “A medida que la sección va teniendo éxito, cada vez me buscaban más y eso me hacía mucha gracia. Prefieren salir en televisión siendo, entre comillas, humillados o troleados, que no salir. Me había pasado que hicieran cola sabiendo que yo les vacilaría”. Y expone una conclusión a la que llegó: “Eso me duele mucho decirlo, pero por algún motivo los políticos de derechas son más divertidos que los de izquierdas. Respondían las preguntas con bastante más pachorray, en general, jugaban mejor el juego de decirla un poco gorda, que es lo que yo buscaba. Los de izquierda me los encontraba cuanto más apremiados, más preocupados por cómo se pudiera entender lo que dirían o lo que dejaban de decir”.
6. Los momentos de contenerse
El programa no ha sufrido ningún episodio de censura relevante, pero sí ha habido momentos de contenerse. Por ejemplo, desde TV3 se pidió que no se pusieran cortes de gente de a pie haciendo el payaso tras los reporteros que hacen conexiones en directo, por miedo a generar un efecto llamada y de imitación. Como cuando se capturó a Mari Pau Huguet recibiendo una bola de nieve en la cara, en plenas campanadas del año 1994. “También había gente de la misma TV3 a la que no le gustaba salir con una pifia. En cambio, otros se autodelataban, porque se lo tomaban con sentido del humor”, rememora Sans. El director actual, Aniol Florensa, explica que en los últimos tiempos se han planteado también si poner los cortes más ultramundanos de la extrema derecha, porque existe la prevención de no servirles un altavoz gratuito. Lo mismo ocurre con actitudes censurables. Por ejemplo, uno de los cortes preferidos de Florensa, por el retrato social que contiene, es el de un hombre que teme volar y eso hace que su mujer no pueda ir a Sudamérica, donde tiene familiares. Y el hombre dice: “Pero tiene una cocina grande, que le gusta mucho. Y la levanto a centros comerciales”, en un penoso intento de justificación. Florensa razona: "La televisión es cultura, porque refleja una cultura de un país y el estado en el que se encuentra, pero ahora pensaríamos si emitir o no ese corte, por la responsabilidad que hemos adquirido. Al final, cuando se blanquea l estupidez, se genera estupidez".
7. Un legado
El programa, semana a semana, ha acumulado un ingente volumen de televisión, convenientemente catalogado. Sus responsables se plantean, de hecho, sobre qué deberían hacer si alguna vez termina el programa con todo esto, dado que es un retrato de la televisión de estas dos décadas, y también un retrato social. “Estaría bien que esto fuera a parar a una filmoteca, o una videoteca, porque tiene mucho valor documental. De hecho, tenemos tres de nuestros montajes en la Biblioteca Nacional de Madrid”, detalla Florensa. "Abrieron un archivo de mems, y nosotros le hemos aportado tres, relacionados con el Proceso". Y Sans lo remacha: “El¿APM?, de hecho, se inventó los mems antes de los mems”.
8. El alfil de gran movilidad
Qué día hacen el¿APM? Pues a saber: no sólo es el espacio más longevo, sino también el más ubicuo, puesto que en algún momento u otro de sus veinte años ha estado en todos los días de la semana, incluidos el sábado y el domingo. “Nos han puesto contra la Champions, o contra la gran final de Supervivientes”, detalla Bassas. “Somos como la escollera contra la que van a charlar las oleadas de toda la competencia. Y, bueno, el¿APM? ha ido respondiendo en la medida de sus posibilidades”. En este 2024, los capítulos se han estrenado la noche del jueves y han obtenido un 11,2% de audiencia, con 176.000 espectadores de media. En los últimos años, el programa se ha dejado sólo un punto de share sobre lo que tenía una década atrás, pero sigue incombustible y el especial de esta semana subió a los 222.000 seguidores y un 15,1%, una cifra en línea con los resultados desde 2017 hasta 2020, el momento álgido del Proceso y también de las mejores audiencias recientes del programa.
9. Un zapping con línea editorial
“¡Esto es un engaño de los de arriba!” es uno de los cortes preferidos de Guillem Sans. “Resume la actitud de la vida del¿APM? con la vida, encuentro”. Bassas lo desarrolla: “Hay una capa de discurso y, para resumirlo, diría que es un espejo frente a la televisión y la posición frente a ello. Y existe también una lectura crítica de algunos patrones de la comunicación que pueden ser sobre todo de la política y del fútbol, que también mueven a la indignación”. Al preguntarle sobre si la televisión, en estos veinte años, ha ido a mejor o peor, considera que el medio "ha perdido profundidad". Y añade: “Ha perdido un trato más adulto con el espectador, le ha invitado más a jugar, a pasárselo bien y, en general, a rebajar planteamientos, en parte porque vive con desesperación la pérdida de audiencia y la fragmentación. Y, después, se ha contagiado, y al mismo tiempo quizás ha sido agente impulsor, de una comunicación frontista. Y esto vale para todo: para el Barça y el Madrid, para la derecha y la izquierda o para Israel y Palestina”.
10. Los próximos 20 años
Pese a que lleve años afeitándose, el programa tiene cuerda por rato: la televisión está en crisis, pero el audiovisual es inagotable y la capacidad humana de hacer el ridículo, también. “De hecho, los primeros ¿APM? y los de ahora nada tienen que ver. El público se ha hecho mayor, pero al mismo tiempo el programa tiene más fuerza digital que nunca y ha captado a las audiencias de las redes”, explica Sans. De hecho, este espacio no quita cortes de los canales de Mediaset desde hace más de una década, por impedimento legal, pero eso nunca ha supuesto un problema. “Con las redes, tenemos material de sobra para sobrevivir sin necesitar las cadenas. El patetismo audiovisual nunca se agota y, entonces, basta con poner humor y opinión editorial”, declara Florensa. Sobre la cuestión insoslayable de la IA, el actual director del programa duda de que nunca haya un algoritmo tan avanzado que sustituya al trabajo de los espigadores manuales. Y concluye, divertido: “¡Ni la IA quiere mirar tanta tele!” Quizás sí que es inteligente, pues, al fin y al cabo.