Crítica de series

Nicole Kidman, la (im)perfecta matriarca 'pija'

En la miniserie 'La pareja perfecta', la actriz protagoniza un 'thriller' dramático que se recrea en la hipocresía de los ricos

'La pareja perfecta'

  • Jenna Lamia para Netflix
  • En emisión en Netflix

En la presentación en Venecia de Babygirl de Halina Reijn, Nicole Kidman reafirmaba su compromiso de trabajar con más directoras de cine para compensar la desigualdad histórica que sufren las mujeres en este ámbito. No sabemos si esa militancia se extiende a las series, en las que lleva tiempo colaborando con cineastas como Jane Campion, Susanne Bier o Lulu Wang. Porque Kidman es una de las muchas actrices que en los últimos años han encontrado en la ficción televisiva un territorio más acogedor y productivo que la pantalla grande. La australiana ya participó en distintas series al inicio de su trayectoria, en los años ochenta, para centrarse casi exclusivamente en el cine a partir de los noventa. Pero volvió a la ficción televisiva con Big little lies (2017), todo un éxito que también produjo y que ha marcado su carrera en la pequeña pantalla. Kidman ha intervenido en otros ocho títulos desde entonces. La mayoría comparten características: son miniseries (así no debe comprometerse a largo plazo y puede mantener el vínculo con el cine), adaptan alguna novela y ella también ejerce de productora.

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Es el caso de la recién estrenada La pareja perfecta, creada por Jenna Lamia a partir de la novela homónima de Elin Hilderbrand y donde vuelve a contar con Bier, con quien ya había trabajado en The undoing, como directora. La serie mantiene bastantes contactos con Big little lies, dado que nos encontramos de nuevo con un thriller dramático con un misterioso asesinato que se ambienta en un contexto de privilegio, aquí la isla de Nantucket, en Cape Cod, Massachusetts, donde residen desde hace generaciones los Winbury. Conocemos a la familia protagonista el velatorio de la boda de uno de los hijos, Benji (Billy Howle), con su promesa, Amelia (Eve Hewson), una chica de clase media, una cuestión que no acaba de hacer el peso en la matriarca, Greer (Nicole Kidman), escritora de best-sellers que mantiene con mano férrea el dominio sobre la familia. Pero al final de la noche, y del primer episodio, aparece en la playa de la mansión el cadáver de una de las personas invitadas. Así se desencadena un proceso de investigación que permite escarbar en los secretos y las mentiras de los protagonistas y de su entorno.

A los pies de Isabelle Adjani

Hay que reconocer a la Kidman productora que no sólo da pececito a las directoras. También permite que otras actrices se luzcan en las series que protagoniza. Las intérpretes, de hecho, son el principal atractivo de esta producción a medio camino entre el culebrón de prestigio y la sátira de las élites a la manera de The white lotus. Hewson encarna a la chica normal y moralmente correcta con quien se puede identificar a la audiencia. Kidman se encuentra más que cómoda en este papel de pija con un lado oscuro. Como su personaje, Dakota Fanning va destacando paulatinamente como la cuñada embarazada llena de prejuicios. Donna Lynne Champlin clava el papel de policía escéptica con los ricos. Pero la que lo pasa mejor, y nosotros con ella, es la francesa Isabelle Adjani, que se mueve entre el autohomenaje (lleva un traje del mismo azul que el de su icónico personaje de Posesión, la película que la ha convertido en una actriz de culto entre los fans del terror) y la parodia, como la amiga europea lengua larga que arrebata con todo el alcohol y todos los hombres que se le ponen al alcance . Lamia maneja bien los registros de una serie que no presenta sorpresas que la singularicen. Cuando en el episodio final se aceleran los eventos pero también se acentúa el tono cómico, se confirma que La pareja perfecta funciona mejor cuanto más descarada es.

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