La memoria inventada de Enric Marco aflora en el Festival de Venecia
La película de ficción 'Marco', protagonizada por Eduard Fernández, se estrena en la sección Orizzonti del certamen italiano
Enviado especial a VeneciaCuando sólo se llevan celebradas tres jornadas de la Muestra de Venecia, el certamen italiano ya se ha llenado de películas protagonizadas por personajes que se convierten en narradores poco fiables. En la serie televisiva Disclaimer, de Alfonso Cuarón, proyectada en los dos primeros días de festival, Cate Blanchett da vida a una periodista de investigación que se convierte en el foco de una polémica cuando un secreto enterrado en su pasado sale a la luz. Por su parte, el documental Riefenstahl, de Andres Veiel, presentado fuera de competición, destapa la forma en que la cineasta alemana Leni Riefenstahl, colaboradora del régimen de Adolf Hitler, intentó ocultar su implicación en la construcción del imaginario nazi. Y, por último, este viernes la Mostra ha acogido el estreno mundial de la película Marco, basada en la historia de Enric Marco, el hombre que se inventó que había sido prisionero del campo nazi de Flossenbürg y que llegó a presidir el Amical de Mauthausen. “Marco es un personaje de ficción en sí mismo”, ha apuntado en Venecia el cineasta vasco Aitor Arregi, que codirige la película con Jon Garaño: “Si Enric Marco se creó otro Marco, ¿por qué no deberíamos hacerlo nosotros también?”.
Construida como un rompecabezas al que no le falta ninguna pieza, Marco va saltando entre distintas épocas para perfilar, con transparencia, la forja del engaño de Enric Marco, desde su tímida implicación en la lucha antifranquista hasta el ascenso en la estructura de la asociación de víctimas del nazismo. Uno de los puntos fuertes del filme es el modo en que Arregi y Garaño reconocen el valor paradójico de la figura de Marco, un mentiroso compulsivo que se convirtió en un infatigable luchador en favor de una causa justa. De hecho, la película apunta a que la habilidad de Marco para moverse por la zona gris de la realidad le permitió conseguir beneficios políticos para la asociación.
La inteligencia de Eduard Fernández
En consonancia con la ambivalencia del protagonista, Marco bascula entre diferentes registros: el drama personal, el thriller de misterio y suspense –apartado en el que Arregi y Garaño juegan la carta hitchcockiana de otorgar más información al espectador que a los personajes–, y la meditación sobre las fronteras de lo que entendemos como verdad. Este tercer registro se imbrica con los otros dos, pero adquiere bastante propia cuando los directores contraponen imágenes de ficción y escenas reales, provenientes por ejemplo del magnífico documental catalán Ich bin Enric Marco, dirigido por los argentinos Lucas Vermal y Santi Fillol.
En el tráfico por las verdades mentirosas y las mentiras verdaderas del personaje, Marco se decanta por una puesta en escena de carácter académico, algo que distancia la película de la ambigüedad propia de la figura de Enric Marco. En todo caso, si el visionado de Marco acaba resultando una experiencia satisfactoria, en gran medida es gracias a la notable actuación de Eduard Fernández, que se mueve como un pez en el agua entre los pliegos de Marco, exhibiendo su cinismo, evidenciando su ambición y energía incombustibles y recreando el terror que debe sentirse ante la posibilidad de perderlo todo. “Para nosotros, Eduard es uno de los mejores, uno de los grandes –dice Arregi–. Es muy intuitivo, inteligente, y en la composición del personaje de Marco estuvo muy pendiente de que no le lleváramos hacia la caricatura”.
Nicole Kidman celebra la libertad sexual
En la competición por el León de Oro, la Mostra ha acogido este viernes la presentación de Babygirl, un thriller erótico en el que Nicole Kidman interpreta otra figura paradójica: una mujer que ostenta una posición de poder y autoridad como alta ejecutiva de una compañía de comercio electrónico, pero que experimenta una fuerte insatisfacción debido a la imposibilidad de hacer realidad la fantasía de ser dominada sexualmente. La directora del filme, la neerlandesa Halina Reijn, ha comentado en la rueda de prensa en Venecia que, con Babygirl, ha pretendido ofrecer una relectura en clave feminista de los thrillers eróticos que afloraron en el cine estadounidense de las décadas de 1980 y 1990. Sin embargo, Reijn, que apareció como actriz en El libro negro, de Paul Verhoeven, no logra invocar por completo el vértigo y excitación que caracterizaron títulos transgresores como Instinto básico o sobre todo Showgirls.
"Esta película trata sobre el deseo, la verdad, el poder y el consentimiento", ha apuntado Kidman, que también ha descrito Babygirl como “una historia sobre la liberación femenina”. Y cabe decir que el filme cumple su objetivo gracias a la decidida negativa de Reijn a juzgar a sus personajes. Si, en otros tiempos, Babygirl habría sido coronada por la idea del castigo moralizante, ahora impera el respeto hacia las decisiones y posibilidades de un personaje femenino que se mueve por los límites de lo que el mundo actual está dispuesto a tolerar.