¿Quién es el mejor presidente (de ficción) de Estados Unidos? 10 mandatarios de serie para recordar

La ficción estadounidense ha hecho todo tipo de retratos de su comandante jefe, desde criminales hasta casi santos

BarcelonaEn las series estadounidenses, la figura del presidente del país aparece de forma recurrente. Evidentemente, la televisión no se ha podido resistir a hacer biopicos de los mandatarios reales de Estados Unidos, pero es elocuente ver cómo las ficciones retratan la figura de quien pasa por ser la persona más poderosa del mundo. Es con estos personajes que los guionistas se sueltan y nos hacen dar cuenta de que la realidad todavía podría ser más terrible, si bien, en contadas ocasiones, ofrecen una brizna de esperanza. Con la proximidad de las elecciones norteamericanas, hacemos un ranking de los presidentes (de ficción) de Estados Unidos, de los más maquiavélicos y directamente criminales a los más ilusionantes.

Frank Underwood

'House of cards' (Netflix)

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Aunque los presidentes de Estados Unidos tienen el poder de provocar muertes con sus decisiones, no es habitual que quiten la vida a alguien con sus propias manos. Pero Frank Underwood sí. Y no sólo una, sino dos veces (más otras muertes decretadas por encargo). Procedente de Carolina del Sur y formado en Harvard, antes de fichar por el Partido Demócrata, conseguía llegar a presidente al término de la segunda temporada de la versión americana de House of cards. Su presidencia estaba marcada por las luchas internas por el poder y, sobre todo, la destrucción (a veces literal) de los enemigos. No es casual que sus iniciales (FU) sean también una manera de abreviar Fuck u (fuck you). Maquiavélico, sociópata, seductor y perverso, a menudo se dirigía directamente al espectador, rompiendo la cuarta pared. El hecho de que le interpretara Kevin Spacey, que acabó repudiado por la industria por varias acusaciones de agresión sexual, le añade una capa siniestra adicional.

Caroline Reynolds

'Prison break' (Disney+/Netflix)

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Su presidencia sólo dura once días, pero son lo suficientemente intensos como para merecer su inclusión en esta lista. Caroline Reynolds hace acto de presencia en el segundo episodio de Prison break (2005), pero de momento sólo es una mujer misteriosa de la que el espectador no ve la cara hasta el octavo capítulo. Se revela entonces que es la vicepresidenta de Estados Unidos y que colabora con la organización clandestina The Company porque ella también quiere que el protagonista sea ejecutado por la aparente muerte de su hermano. Interpretada por Patricia Wettig, dado que la actriz tenía muchos compromisos de rodaje, aparecía sólo en un episodio de la segunda temporada, pero las tramas evolucionaban en torno a su personaje, que, significativamente, tenía el mote de The Bitch. Dimite forzada por los acontecimientos, pero de cara a la galería miente diciendo que sufre una forma maligna de cáncer. Y aunque no se ve, se infiere que acaba arrestada y entre rejas.

Selina Meyer

'Veep' (Max)

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Si alguien ha demostrado que no hace falta ser brillante para acabar ocupando el Despacho Oval de la Casa Blanca ésta es Selina Meyer, que pasa de ser vicepresidenta de Estados Unidos a presidenta por pura chamba. Con tantas ganas de tocar poder como poco conocimiento para ello, la abogada se convierte en la máxima autoridad del país cuando el presidente decide resignar a raíz de los problemas de salud mental de su mujer, una noticia que Meyer celebra como si le hubiera tocado la lotería. Pese a no ser en ningún caso una gran estadista, y mucho menos feminista, logra ser la primera mujer en ocupar la presidencia de Estados Unidos y tiene aún la suerte de tener un segundo mandato completo, de resultados nefastos.

El hecho de que Meyer sea mujer y pase de vicepresidenta a presidenta por el paso atrás de un hombre ha hecho que las comparaciones con Kamala Harris hayan sido constantes. El intento de establecer paralelismos no ha gustado nada a Julia Louis-Dreyfus, actriz que interpretaba a la protagonista de Veep y uno de los máximos soportes de Harris en Hollywood. "Déjeme que se lo cuente. A Veep interpretaba una sociópata narcisista y megalomaníaca. Ésta no es Kamala Harris, pero quizás sí se parece a otro candidato de la carrera electoral", dijo en una aparición reciente en Thelate show with Stephen Colbert.

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Fitz Grant

'Scandal' (Disney+)

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Guapo, carismático, inteligente y seductor. Fitz Grant es un tipo de John F. Kennedy resucitado. Además de compartir el nombre Fitzgerald, ambos presidentes saben lo que es tener problemas de faldas: pese a estar casado, el presidente tiene una relación con Olivia Pope, una abogada experta en gestión de crisis y escándalos. En el Despacho Oval no sólo se tratan conflictos de alcance mundial, sino que también se discuten crisis sentimentales, se viven escenas de celos y momentos de pasión. Cualquier cosa menos encargarse del bienestar del país. Más allá de su lío extramatrimonial, Grant no es exactamente un santo. En un episodio, ahoga a una jueza del Tribunal Supremo hasta matarla, la única manera que se le ocurre ocultar los trapicheos de su equipo de campaña para que fuera elegido presidente. La muerte no tiene consecuencias, puesto que oficialmente la mujer muere de las complicaciones de un cáncer terminal.

David Palmer

'24'

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La adrenalínica serie 24 mostró un presidente americano que sacaba partido de haber sido de joven una estrella juvenil del baloncesto antes de doctorarse en política económica: durante su mandato era víctima de diferentes complots para asesinarle, por lo que pasaba poco tiempo revisando excelso sobre el paro, en favor de persecuciones, tiroteos y otras trepidantes desventuras junto al agente Jack Bauer (Kiefer Sutherland). Cada temporada de la serie correspondía a las veinticuatro horas de un día, y cada episodio mostraba en tiempo real lo que ocurría en una hora concreta. Perteneciente al Partido Demócrata y fogueado como congresista y senador, Palmer se convertía en el primer presidente negro de Estados Unidos, ocho años antes de que Obama lo fuera en la vida real. Eso sí, pese a luchar por desactivar amenazas nucleares y acciones terroristas diversas, su vida personal es desordenada y se le retrataba como un personaje conflictivo, alejado de cualquier buenismo, capaz de mentir por conveniencia o convicción.

Tom Kirkman

'Designated survivor' (Netflix)

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La ficción está llena de presidentes por casualidad. Éste es el caso de Tom Kirkman, secretario de Vivienda y Desarrollo Urbano, que debe jurar el cargo tras un ataque sin precedentes al Capitolio en el que mueren todos los miembros del gabinete. El reto mayúsculo al que se enfrenta no supone un problema para el superpreparado Kirkman –es profesor de la Universidad de Cornell– y superado el primer mandato gana sin problemas unas elecciones que le permiten ocupar de nuevo la Casa Blanca.

Mackenzie Allen

'Commander in chief' (no disponible)

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Selina Meyer no es la única presidenta de Estados Unidos que accede al cargo tras la renuncia de su predecesor. La vicepresidenta Mackenzie Allen se convierte en la primera presidenta de la historia del país tras la muerte súbita por un aneurisma cerebral de su compañero de ticket. Mujer fuerte y procedente del mundo universitario, Mac Allen es perseverante y no cede a las presiones, como cuando la jefa de gabinete le pide que renuncie. Si la serie hubiera tenido una segunda temporada, se habría centrado en la campaña presidencial de la política independiente (aunque se presenta con el Partido Conservador).

Lisa Simpson

'Los Simpson' (Disney+)

La febril creatividad de los guionistas deLos Simpson imaginó, en el 2000, que una mujer llegaba a la presidencia de Estados Unidos. El episodio permitía a Bart Simpson hacer un destello al futuro y, mientras él era un baliga-balaga que sobrevivía como podía, su hermana Lisa Simpson aparecía en el Despacho Oval de la Casa Blanca, asumiendo el cargo institucional más elevado del país y enfrentando cese a una crisis presupuestaria monumental que le impide llevar a cabo su gran promesa electoral: una gigantesca biblioteca ambulante. Veinticuatro años más tarde, una presidenta de EEUU sigue siendo materia sólo de la ficción, aunque no falta quien, en ese episodio, ve una de las proverbiales predicciones de la serie. Resulta que Lisa Simpson aparecía con un traje chaqueta violeta, un collar de perlas y pendientes muy similares a los que, en un acto de campaña, lucía la candidata Kamala Harris. Si la vicepresidenta logra la victoria electoral, contará como una más de las múltiples profecías completas deLos Simpson.

Matt Santos

'El ala oeste de la Casa Blanca' (Max)

El primer presidente de Estados Unidos de origen hispano sólo existe en la ficción y en una serie tan idealista como El ala oeste de Casa Branca. Matt Santos (interpretado por Jimmy Smits) es joven, progresista, de familia de origen humilde, y antes de asumir la presidencia era congresista por Texas. La inspiración confiesa del personaje de Santos es Barack Obama, que cuando se escribieron la sexta y séptima temporadas de la serie todavía no era ni senador por Illinois y, evidentemente, no sonaba como futuro presidente de Estados Unidos. Eli Attie, guionista de la serie, ha explicado en el podcast The west wing weekly que en el verano del 2004, cuando preparaban la sexta temporada –la segunda sin el creador de la ficción, Aaron Sorkin–, decidieron sacudir un poco las tramas y buscar el relevo por el presidente Bartlet. Mientras buscaban ideas, los guionistas llegaron a la conclusión de que una de las probabilidades reales era que el próximo candidato a la presidencia fuese racializado y, en concreto, latino. En el proceso de investigación, Attie llegó a Obama y su discurso en la convención demócrata del 2004 que le convirtió en la estrella emergente del partido.

Jed Bartlet

'El ala oeste de la Casa Blanca' (Max)

Josiah Edward Jed Bartlet es el presidente americano por antonomasia de la televisión. Aaron Sorkin lo creó para la serie El ala oeste de la Casa Blanca, estrenada en 1999, y su integridad, valores y conocimientos –premio Nobel de economía, nada menos– lo perfilaban como un personaje que a ratos podía frotar la caricatura, de tan buenista. El buen hacer actoral de Martin Sheen conseguía derribarlo en el ridículo. Demócrata de filiación, buena parte de sus penalidades tenían que ver con la frustración de tener que luchar contra un Congreso dominado por los republicanos. En lo personal, la aparición de los primeros síntomas de la esclerosis múltiple le situaban ante el dilema de esconder o mostrar su enfermedad. Aunque la serie basculaba comprensiblemente en torno a su figura, el creador no tenía intención de incluirlo en un principio, ya que intentó escribir el guión mostrando sólo la actividad del personal que rodea a una figura de poder, pero sin mostrar -lo. Por último, recapacitó y Bartlet se convirtió en una autoridad moral sobre la buena política que ha perdurado en varias generaciones de espectadores.