Tomasso Debenedetti mata y los medios rematan
Nueva muerte falsa anunciada por algunos medios, en este caso la del venerable director de orquesta Zubin Mehta. El asesinato –por fortuna, sólo en el mundo virtual de las redes– le ha perpetrado Tomasso Debenedetti, con su modus operandi habitual consistente en crear cuentas falsas en las redes sociales desde las que ha anunciado hasta ahora el deceso de personalidades como Tomeu Penya, Bashar el Asad, Kazuo Ishiguro o Elena Salgado. A partir de ahí, las prisas de los medios hacen el resto y siempre hay alguien que muerde el anzuelo y no se toma la molestia de examinar la cuenta de Twitter en cuestión, y ni siquiera sospechar por el hecho de que tiene muy pocos seguidores y un historial de mensajes muy corto. En esta ocasión, El Periódico y El Nacional, de entre los medios catalanes, han dado la noticia. Poco después, al darse cuenta del resbalón, han rectificado. Eso sí, en ninguno de los dos casos se explicaba que la noticia de la muerte se había esparcido en parte por culpa del mismo medio. Por ejemplo, en el caso deEl Nacional, se relataba cómo una fuente oficial desmentía el óbito. Y el medio escribía: "Esta rectificación no ha podido evitar que algunos de los medios de comunicación hayan publicado la muerte del director como cierta". ¡Ahá! ¿Cuáles?
Es probable que cualquier diario con edición digital con suficiente trayectoria haya enterrado a alguien antes de tiempo. En el ARA también ha pasado –tocamos madera para que aquél fuera la última vez–. Los errores son posibles, pero es necesario realizar el ejercicio de honestidad con los lectores de admitir la propia responsabilidad y, ya que estamos, incluir una disculpa. Al final, Debenedetti –periodista que se dedica a señalar las fallas del sistema– tiene poca capacidad de dañar desde sus cuentas falseadas con un puñado de seguidores: es la amplificación de los medios, con su sello presunto de credibilidad, lo que provoca los estragos, que afectan sobre todo al finado y al propio sistema de medios.