¡Bien dicho, Marc Giró!
El martes por la noche, Marc Giró arrancaba su Late show de La 1 con su monólogo habitual. Empezaba destacando la noticia sobre las votaciones en el País Valenciano para que las familias elijan en qué lengua quieren escolarizar a sus hijos, si en castellano o en valenciano. El presentador alertaba de que esto era una estrategia para eliminar el valenciano de las aulas. Después, ponía de manifiesto que todo era fruto de la animadversión que muchas personas sienten por la lengua catalana y por los catalanes en general. Giró, entonces, empezó un alegato a favor del catalán y contra todos aquellos que creen que hablarlo no sirve para nada: “El catalán sirve para muchísimas cosas. Sirve para todo lo que te propongas. Sirve para todo, todo, todo... El catalán sirve para discutir, para amar, para curar. Sirve para consolar, para fabular, para recetar, para sermonear, para guiar, para susurrar, para mentir. El catalán sirve también para recordar, para imaginar, para cocinar, para ayudar, para dar las gracias, para advertir, para gritar. ¡Se grita muy bien en catalán! El catalán sirve para follar. ¡Se folla muy bien en catalán!” A continuación pasaba a listar todo lo que puedes pedir en catalán: una hipoteca, trabajo, limosna o misericordia. Incluso la independencia. O no pedirla y hacerlo en catalán. Y para demostrar la funcionalidad del catalán, evidenciaba que sirve para dar la bienvenida a su Late show. Y así lo hizo.
Fue un momento insólito en la televisión pública española porque en el canal estatal, a pesar de ser público, no se reivindica nada la realidad plurilingüe de España y los idiomas cooficiales. Es más, esta circunstancia es como si no existiera. Es un tema del que apenas se habla. Mientras que en las comunidades autónomas bilingües el conflicto lingüístico siempre forma parte de la actualidad, y las iniciativas y campañas de reivindicación de las lenguas propias del territorio son constantes, en el resto del Estado esta realidad no se percibe, es una circunstancia que no interesa. Y si se habla de ello es recibido como una cuestión menor y pesada, precisamente porque se considera innecesaria.
Hacer ese mismo discurso desde TV3 no tendría ningún sentido porque es predicar a los convencidos y todo esto ya nos lo sabemos. Pero desde TVE, esa defensa pasional del catalán que hizo Marc Giró es un acto de justicia, inaudito y que resuena con contundencia. Incluso adquiere una dimensión épica. Provoca el impacto de estar tocando un tema tabú, que sabemos que causa incomodidad en mucha gente. Por lo tanto, todas estas sensaciones delatan, de paso, la penosa realidad lingüística de España y la prueba de la catalanofobia. Cincuenta años después del fin de la dictadura de Franco, reivindicar una obviedad como la utilidad del catalán y el derecho de los ciudadanos a aprenderlo es casi un acto heroico que provoca vivas y aleluyas en sus hablantes. Muy bien dicho, Marc Giró. Y gracias por recordarle a todo el mundo que todavía estamos así de mal.