Un documental explica el engaño de Milli Vanilli
Los grandes logros musicales del pop de finales de los ochenta son muy poderosos a la hora de transportarnos al pasado, a la juventud. Pero si suena Girl you know it's true de Milli Vanilli, la canción nos remite también a uno de los grandes escándalos de la industria del pop. El dúo formado por Fab y Rob, tras catapultar varios temas al número uno de las listas musicales, conseguir múltiples Discos de Oro, Diamante y Platino y ganar un Grammy, resultaron ser un fraude. No cantaban ellos, sino que su productor utilizó las voces de otros cantantes y a ellos los convirtió en títeres musculados y atractivos de un negocio. La plataforma SkyShowtime ha estrenado un documental que revela todos los secretos, argucias y estrategias empresariales que facilitaron esta farsa, y la historia atrapa. Fabrice Morvan, uno de los componentes de Milli Vanilli, explica en primera persona cómo se desarrollaron los hechos desde que él y su compañero Rob Pilatus se conocieron y compartían piso en Múnic. Pero el documental va integrando, poco a poco, a otros implicados en ese engaño inmenso que se les acabó escapando de las manos. Ingrid Segieth, la mano derecha de Frank Farian, productor e ideólogo de todo, necesita una copa de vino nada más empezar para explicar su punto de vista y sus recuerdos, que a menudo se contradicen con los del protagonista. También se incorporan a la historia las coristas de Milli Vanilli, que nunca llegaron a encontrarse con el dúo en el estudio. Y, por fin, los cantantes que cedieron su voz para este proyecto musical dan la cara y explican el sufrimiento de ver cómo dos impostores musicales se convertían en estrellas internacionales sin saber cantar, llevándose la fama, el dinero y el reconocimiento que ellos ansiaban.
El documental Milli Vanilli intenta también rendir cuentas con los demás responsables de la mentira: productores y directivos de las grandes discográficas que perpetuaron el timo porque el negocio era muy rentable. La evolución de la historia pone en evidencia que existe un gran protagonista ausente: es Rob Pilatus, el integrante del grupo de los ojos más claros. Solo al final del documental el espectador descubrirá qué ha sido de él.
Milli Vanilli ya no existe, pero renace en forma de documental. Es un viaje a la música de los ochenta y principios de los noventa. Aquel engaño se convierte, 35 años después, en un divertido melodrama inverosímil, porque, desde el presente, todas las imágenes de archivo, las puestas en escena, el fenómeno fan y el furor de los conciertos adquieren ahora otro significado. El fraude del dúo de Baby don't forget my number o Blame it on the rain son el pretexto perfecto para contar las interioridades de la industria del pop y el negocio del espectáculo. El relato sobre Milli Vanilli se convierte en un espejismo, un recuerdo que parece imposible. Seguramente como muchas de las vivencias que conservamos de esa época, y a las que el documental ayuda a transportarnos y hacer un poco más reales.