El 'modus operandi' de Juan Carlos I

El lunes por la noche, Telecinco estrenaba Bárbara Rey, mi verdad, un programa que promovía un debate en torno a una entrevista que había concedido la artista a la cadena. Entre eternas pausas publicitarias y dilatando el momento de llegar a la temática monárquica, la que fue amante del rey Juan Carlos fue contando su vida, sus dramas y los conflictos con su hijo, que es quien filtró las fotos en la prensa donde se veía al emérito arrimando cebolleta a la vedete. El año pasado, Bárbara Rey hizo negocio con Antena3, que estrenó un biopic sobre su vida y, después, una serie documental. Pareció que la domadora de elefantes y otras bestias quedaba vetada por Telecinco. Hace un mes, ante el escándalo de las fotografías, Bárbara Rey amenazó a Mediaset con una macroquerella. Pero parece que han llegado a un acuerdo y que la denuncia se ha convertido en un negocio para ambos: una exclusiva para que explique la última parte del serial.

La artista explicó lo que ya ha explicado siempre y lo volvió a cobrar. Ha hecho de su relación con el emérito su trabajo. Lo más esperpéntico fue cuando explicó que Juan Carlos la ayudaba a ensuciar el resto de los platos de la mesa para hacer creer al servicio doméstico que habían cenado un grupo de invitados en vez de un encuentro romántico solo con el jefe de estado. "Las apetencias que él tenía en el ámbito sexual las satisfacía conmigo", sentenció, pese a lamentar que la trataba "como una puta". El sexo derivó en un tira y afloja para conseguir dinero y trabajo. La audiencia y los medios han normalizado tanto las historias sórdidas de Bárbara Rey que hemos perdido de vista al auténtico protagonista de esta telenovela: Juan Carlos I. Condensando todo lo que explicó la actriz, se puede hacer un retrato lo suficientemente definido del modus operandi del monarca y el dispendio que suponía cada vez que se bajaba la bragueta. 1) Juan Carlos I trataba a las mujeres como objetos sexuales aprovechando su cargo, simultaneando múltiples relaciones. 2) Utilizaba a empleados de Zarzuela y familiares como conseguidores de sus relaciones. 3) Manipuló a algunas amantes aprovechando su influencia sobre empresas y medios, consiguiendo favores o retirando oportunidades a mujeres, en función de sus propios intereses. 4) Convirtió a Sabino Fernández Campo, entonces jefe de la Casa Real, en un gestor de los conflictos con sus amantes. 5) Utilizó al CESID, los supuestos servicios de inteligencia, para tapar escándalos de faldas. 6) Utilizó dinero público y recursos del estado para resolver algunos de estos problemas que perjudicarían su imagen.

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Mientras los medios discuten quién hizo las fotos o si el rey mojaba el churro en casa o a domicilio, hace años que se normaliza una conducta irresponsable por parte del monarca que quienes más defienden la institución han justificado con la libertad de la vida privada. Programas como este de Telecinco o cualquier otro que exprime por enésima vez esta relación, en vez de provocar un descalabro político, se han convertido en la distracción nocturna de la ciudadanía.