'El reto' de la insustancialidad

La plataforma 3Cat ha ampliado el catálogo de sus contenidos digitales con El reto. Se trata de un nuevo programito insustancial, como la mayoría del canal EVA. Una vez más el objetivo parece limitarse a contratar influencers para hacerles hacer cosas frente a la cámara sin ningún tipo de criterio mediático más allá de arrastrar a público joven. En El reto, Celia España se supone que se prepara para participar en el Maratón de Nueva York. Lo mejor es la contribución del programa a ampliar el abanico de variantes dialectales del catalán en la televisión pública. También es positivo que, esta vez, el 3Cat haya escogido a una creadora de contenido que ya defendía el uso del catalán antes de que la contratara la televisión pública, porque es justo que los integrantes de la resistencia lingüística en las redes vean reconocida su labor .

Sin embargo, El reto sigue siendo un contenido prefabricado, sin alma ni objetivo, para engordar al jaleo el catálogo digital. Otro espacio que no aporta ni autenticidad, ni marca las diferencias y ni siquiera resulta creíble.

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De momento sólo hay dos capítulos de esta serie en los que se supone que la protagonista debe entrenar para correr 42 kilómetros y todavía es hora de que la vemos sudar la camiseta o desplazarse más de doscientos metros. Entrenamiento no hay ninguna. Puede salir a colgarse de unas rocas en la costa brava oa hacer rafting con unos amigos, pero no es necesario ser experto en preparación física para saber que de esta manera no se entrena para completar un maratón, ni en Nueva York ni en Logroño. Realiza consultas tópicas a expertos que le recomiendan una dieta equilibrada. Y entrevista a deportistas profesionales del país para pedirles consejo.

El problema no es Celia España que, al final, es quien se adapta a un proyecto y una idea. El drama es la insustancialidad de los contenidos de EVA. Se están produciendo espacios copiando el lenguaje televisivo tradicional y sus narrativas, pero desde la carencia de exigencia y sin valorar el interés real del producto. Sencillamente bajan el listón. El reto ni siquiera tiene la exigencia propia de un programa de divulgación sino cuya superficialidad abusan los influencers. Además, para variar, de nuevo el foco narrativo tiene que ver con la exposición del cuerpo femenino como elemento de trabajo.

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También se está menospreciando a la audiencia joven. Las tonterías ya las encuentran a docenas en las redes y el dinero público debería invertirse en espacios que marcaran las diferencias y demostraran un conocimiento de las narrativas digitales, y así se encontraría una identidad propia del canal. Éste es el auténtico reto.

La línea editorial de los contenidos digitales de 3Cat es errática. La inversión económica de buena parte de las propuestas no se justifica en modo alguno con el resultado final, ni por la calidad ni por el rendimiento. Y esto es alarmante. Se han pasado años con la letanía de que la televisión estaba muerta, pero ahora, que rápido que se cobijan todos bajo el paraguas de la televisión pública como plataforma de subsistencia y popularidad. Si lo que debe salvar la televisión pública son estas propuestas, estamos arreglados.