Entrevista

Marzio G. Mian: "Si es por el Ártico, Rusia puede desencadenar una guerra nuclear"

Entrevista en Marzio G. Mian

10/11/2025

El Ártico era el fin del mundo, un lugar de leyenda y aventura. Hoy es una fotografía del orden mundial y sus luchas. Y uno de los pocos periodistas que lleva tiempo documentándolo y relatándolo es Marzio G. Mian. En su libro Guerra blanca. En el frente ártico del conflicto mundial (Ned Ediciones) radiografía las tensiones en el Ártico a través de historias que van de Groenlandia a Alaska y que hablan de cuidados, inuits y multimillonarios rusos.

Una historia del Ártico.

— En el último viaje conocí a un cazador inuit. Con 13 años pescaba focas en medio de icebergs con su padre cuando les atacó un oso polar.

Difícil sobrevivir…

— El padre dio un puñetazo al oso en la nariz, que es la única parte sensible que tienen en el cuerpo, y el niño disparó. Repito, 13 años. Son gente que ha tenido que adaptarse a todo, y me decía que no pueden adaptarse al cambio climático.

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¿Por qué?

— Porque no pueden confiar en los saberes tradicionales. Por eso el Ártico es hoy una concentración de muchas crisis: climática, política, y también informativa. Es muy caro ir hasta allí, y buena parte del terreno lo controla Rusia, que no tiene interés en que salga información.

Rusia ocupa el 52% de la frontera.

— Y los rusos están obsesionados con las fronteras. De hecho, allí no existe guarda fronteriza, está el FSB, que son los servicios secretos. Y Rusia es la potencia histórica del Ártico, están ahí desde 1700, al menos oficialmente. La flota ártica fue fundada por Pedro el Grande en 1700.

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¿La clave es el mar?

— ¡Y qué mar! Es estratégico porque va del Pacífico al Antártico. El deshielo hace que cada vez sea más fácil transitarlo. Y Rusia puede tener por fin el mar con el que soñó el Imperio Ruso.

Por eso lo quiere también China.

— Es el país que tiene el monopolio del transporte marítimo y el transporte marítimo es el 90% del mercado. El canal de Suez es frágil desde el punto de vista de la seguridad; hay estudios que indican que el canal de Panamá puede verse afectado por la subida del océano, por lo que para China es una oportunidad y un gran atajo. Se ahorrarían muchos días de viaje.

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La riqueza es el mar… y lo que puede haber debajo.

— Hay estudios serios que apuntan a que el 30% de los recursos no explotados del planeta se encuentran en el Ártico. Y que puede superar el valor de toda la economía estadounidense.

Afirma que no es el siglo chino, es el siglo ártico.

— Sin duda, es como el descubrimiento de América. Se ha abierto un nuevo continente, es un territorio que es riquísimo y está todo por ser explotado. El desarrollo que puede tener no podemos imaginarlo. Si seguimos viviendo como vivimos, continuaremos necesitando combustible.

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Pues si eso es la nueva América… ¿cómo garantizamos la seguridad global?

— ¿Seguridad de qué? No existe, ya no existe ninguna ley. Es el Far West.

¿Por qué?

— Las leyes que se habían creado para el mar y que teóricamente debían proteger las aguas del Ártico son anacrónicas. Cuando las hicieron no pensaban que el hielo se fundiera. Y ha ocurrido lo que ha pasado con el Consejo Ártico.

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La división a raíz de la guerra de Ucrania.

— Antes del 2022 había más de 400 proyectos conjuntos sólo entre Estados Unidos y Rusia. Esto ha terminado. Tenemos a un lado los países de la OTAN y por otro, Rusia.

¿Pero no cambia con Trump?

— Sí, ahora va cogiendo distancia con la OTAN, y eso tiene que ver con Canadá. De hecho, los intereses de Estados Unidos en Canadá están en el Ártico. Hay una ruta, el Paso del Noroeste, que Canadá considera paso interno y Estados Unidos, paso internacional. Y al mismo tiempo Canadá se ha abierto a colaborar con China, porque necesita dinero para realizar inversiones. Esto genera muchas fricciones.

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¿El Ártico ya está en guerra?

— Es el único mar que nunca ha conocido la guerra. Incluso durante la Guerra Fría, fue un campo de entrenamiento, y, por tanto, comparado con aquel Ártico, definitivamente es un Ártico militarizado. Y es un Ártico al borde del conflicto.

Pero Rusia no puede permitirse otra guerra, ¿no?

— No creo que Rusia tenga intención de ensanchar la guerra en Europa. Y creo que es imposible conocer a Rusia, es una contradicción porque no es un país comprensible. Pero estoy seguro de algo: si se trata del Ártico, Rusia puede desencadenar una guerra nuclear. Estoy seguro de esto porque sin el Ártico Rusia ha terminado. Y la paranoia de Rusia siempre ha sido que Rusia pudiera terminarse.

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Y usted… ¿cuándo se interesó?

— Empecé con las ballenas en Noruega. Se había aprobado una moratoria y ya no se podían cazar. Noruega la incumplía y yo subí a un barco ballenero en el Alto Atlántico para entender lo que estaba pasando. Me fijé en Noruega, Islandia… hasta que en un momento dado, me di cuenta de que debía contar la historia del Ártico ruso.

¿Vale la pena?

— Mire, logré llegar al último asentamiento más septentrional del continente americano. Es un sitio que hasta 1953 estaba deshabitado. Los inuits fueron llevados allí por la fuerza para poder afirmar la soberanía de Canadá. Y hoy, que el área vuelve a estar amenazada, hay inuits que denuncian movimientos similares. Cuando puedo denunciar y explicar ciertas cosas sí creo que hacemos un trabajo que tiene sentido y que es importante.