Crisis climática

El Pirineo se queda sin glaciares: ya se ha perdido el 95% del hielo

El calentamiento global castiga especialmente a las cotas altas, donde la temperatura ha subido 4 ºC desde el período preindustrial

BarcelonaEl Pirineo está perdiendo sus glaciares y ve cómo cada vez la nieve cae a cotas más altas con temporadas de invierno más cortas. El calentamiento global afecta especialmente a las grandes zonas montañosas de todo el planeta, y el Pirineo no es una excepción. En los últimos 175 años –desde el período preindustrial– la cordillera ha perdido el 95% del hielo, y la temperatura media ha subido 4 ºC en estas zonas heladas, mucho más que en las cotas bajas. De hecho, en Cataluña ya no quedan glaciares, ya que el último era el de Feixant o la Tallada, en el Vall d'Aran, y se extinguió el año 1990. Unos datos demoledores que dan fe de los graves efectos de la crisis climática en nuestro país. el observador glaciólogo Jordi Camins, que explica que los pocos glaciares que todavía quedan en el Pirineo se ubican en Aragón y en Occitania, en la cara norte francesa de la cordillera. todo el Pirineo, muy lejos de las 50 y 43 que había respectivamente en los años ochenta. extinguido 51 aparatos glaciales en tan sólo cuarenta años, y los que quedan van perdiendo mucho volumen año tras año rápidamente. . El año 2023 fue de los peores, con una mayor pérdida de hielo debido a la grave sequía y de las temperaturas excepcionalmente altas.

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"El Pirineo está en este momento muy por debajo de la altitud media donde se encuentra la nieve permanente, lo que hace que los glaciares no se regeneren", explica Camins, que añade que cuando llega el final del verano "no queda nada de nieve recristalizada", lo que hace que, por mucho que pueda nevar en invierno, la nieve se deshaga durante los meses de más calor y no realimente las glaciares. "Todo el hielo que se pierde no se recupera; es como tener una hucha o cuenta corriente donde tenemos ahorros de hielo que cada año vamos gastando, pero no le añadimos lo más mínimo", apunta el experto.

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La previsión se mantiene intacta: los glaciares desaparecerán del todo del Pirineo de cara al 2050. Sólo quedarán restos de hielo soterrado por material de erosión. Para hacernos una idea de la rápida derrota del hielo, Camins explica que en 1850 –al final de lo que fue una pequeña edad de hielo– había 2.388 hectáreas de hielo en el Pirineo, y ahora sólo quedan 131. "Sólo en lo que llevamos de siglo XXI, los glaciares más importantes han perdido el doble de extensión de lo que les queda", apunta el experto.

Un panorama que se extiende por toda la península Ibérica, donde fuera del Pirineo ya no queda ningún glaciar. Tan sólo en el Corral del Veleta del Parque Nacional de Sierra Nevada (Andalucía) queda "un pequeño resto de hielo soterrado", y en el macizo central de los Picos de Europa (Asturias) hay "un pequeño césped de hielo", afirma Camins. "El paisaje del Pirineo será como el que existe actualmente en otras grandes cordilleras peninsulares que ya han perdido todo el hielo", explica el glaciólogo, que lamenta la situación: "Visualmente es triste ver que el hielo desaparece del todo del Pirineo".

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¿Qué glaciares importantes quedan en el Pirineo?

Los glaciares más extensos del Pirineo se ubican en torno a los 3.000 metros de altura entre Aragón y Francia. El glaciar más extenso que existe actualmente en el Pirineo es el del Aneto, con 25,5 hectáreas. La segunda posición la ocupa el glaciar inferior del Monte Perdido, que cuenta con 19,2 hectáreas. El podio lo cierra el glaciar de Ossoue del pico de Vinyamala, con 14,5 hectáreas, seguida de muy cerca por el glaciar oriental de la Maladeta, que tiene una extensión de 13,9 hectáreas. El resto de aparatos glaciares miden menos de 5 hectáreas, y todos llegan 'muy deteriorados' al final del verano, afirma Camins.

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La temperatura ya ha subido 4 ºC en los glaciares

Las cotas altas de las grandes cordilleras de todo el mundo –junto a los polos– se están calentando mucho más que la mayoría del planeta. Una muestra de ello es que, según un estudio llevado a cabo por Camins, las zonas donde están los glaciares más significativos del Pirineo acumulan ya un incremento de 4 ºC de la temperatura media respecto a los valores de la época preindustrial. Una cifra calcada a la que registran los glaciares de los Alpes y que es claramente superior a la de las cotas bajas. De hecho, y según los datos facilitados por el Servei Meteorològic de Catalunya a través del proyecto Life Pyrenees4clima, en todos los puntos de medida del entorno del Pirineo –tanto en cotas bajas como altas– la temperatura media ha subido casi 2 ºC desde el 1959, y las mayores anomalías de calor se han registrado en los últimos años.

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Evolució de la temperatura mitjana anual al conjunt dels Pirineus
Anomalia de la temperatura en graus centígrads (ºC) respecte al període del 1981-2010

En el conjunto del planeta la temperatura media global ha aumentado cerca de 1,45 ºC respecto al mismo período, y en el conjunto de Cataluña el incremento en los últimos 175 años se acerca a los 2,5 ºC. Pero, ¿por qué el calentamiento global afecta más a las cotas altas de las grandes montañas? El motivo no está claro, pero Camins asegura que en el ámbito científico se trabaja con la posibilidad de que los aerosoles sean los culpables de esa gran diferencia. Estas partículas contaminantes emitidas por el hombre se acumulan en cotas más bajas, curiosamente harían de filtro de la radiación solar, evitando un aumento más pronunciado de la temperatura en estas áreas. En cambio, las cimas de las grandes montañas no cuentan con este protector y los termómetros se disparan más por término medio.

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El problema de la nieve en el Pirineo

La nieve también es un claro termómetro de cómo está afectando al escalamiento global en el Pirineo. "Cada vez nieva a cota más alta y el manto nivoso dura menos tiempo; esto hace prever que la temporada de nieve se irá acortando en los próximos años, ya que tardará más en nevar y la nieve en superficie durará menos tiempo", explica en declaraciones al ARA Marc Prohom, jefe del área de climatología del Servicio Meteorológico de Catalunya, que asegura que la afectación es "especialmente grave" en la cara sur pirenaica.

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La subida de la temperatura y las sequías cada vez más frecuentes y persistentes auguran que las nevadas continuadas serán menos frecuentes en el Pirineo y se trasladarán en latitudes más nórdicas. "La nieve es un fenómeno habitual en nuestras montañas, pero cada vez será más caro de ver, sobre todo en las cotas medias; no desaparecerá, pero como ocurre con los glaciares, será menos frecuente", asegura Prohom, añadiendo que cada vez tendremos elementos climáticos más propios del sur de la península.

En este sentido, la jefa de la unidad de predicción de aludes y nivología del Instituto Cartográfico y Geológico de Cataluña (ICGC), Glòria Martí, asegura al ARA que la calidad de la nieve del Pirineo se está viendo afectada por la subida de la temperatura, ya que es y será cada vez más húmeda, o nieve primavera cómo se conoce popularmente. "Si el suelo está más caliente, el contacto con la nieve fría provoca que el manto nivoso acabe deslizándose hacia abajo", explica Martí, añadiendo que los aludes derivados por este tipo de nieve más húmeda tendrán "más relevancia" a partir de ahora .

Según Martí, este contexto genera un nuevo reto: establecer nuevas medidas que ayuden a saber cuándo caen los aludes de nieve húmeda, lo que es más difícil que con la nieve seca. 'Si monitorizamos más y mejor la nieve, podremos predecir futuras situaciones de aludes; es necesario aplicar nuevas tecnologías para llevar a cabo esta tarea', afirma Martí. La experta recuerda que la gente debe ir informada y bien equipada a la montaña, siguiendo los consejos básicos y las alertas de Protección Civil a través del Plan Especial de Emergencias por Alud en Cataluña (el plan Allaucat), así como consultar el boletín diario del peligro de aludes. El ICGC contabiliza alrededor de 250 aludes cada temporada, y desde los años setenta se han registrado 62 víctimas mortales a causa de estos fenómenos.

La adaptación de las estaciones de esquí

Este contexto de crisis climática afecta de lleno a toda la actividad que se desarrolla en el Pirineo. Uno de los sectores más perjudicado es el del esquí, que sobre todo en los últimos años ha tenido que capear la sequía y las elevadas temperaturas con nieve producida u otras actividades alternativas. "Más que la falta de precipitación, el problema es la subida de la temperatura, que empeora la calidad de la nieve", explica Camins, asegurando que los esquiadores "no disfrutan tanto" con la nieve húmeda. "Las estaciones de esquí tendrán que seguir adaptándose al nuevo contexto climático", concluye el glaciólogo.