El termómetro de la sequía en Cataluña: los embalses de las cuencas internas alcanzan el 60%
Las lluvias abundantes y constantes del mes de marzo disparan casi 30 puntos unas reservas que siguen subiendo

BarcelonaLa sequía se puede mirar desde muchos puntos de vista: reservas de agua en los embalses, déficit de lluvia, mirada larga oa corto plazo, futuro inmediato… En esta pieza encontrará indicadores climatológicos y sobre los embalses para tener una visión actualizada y lo más completa posible de la grave sequía que vive Catalunya desde hace más de tres años y que ahora parece que está.
El mes de marzo ha sido muy lluvioso con precipitaciones frecuentes, generales y abundantes que han disparado los embalses hasta cifras que hacía mucho tiempo que no se veían. Hay dos episodios que han sido claves para entender ese ascenso. El primero tuvo lugar entre el jueves 6 y el domingo 9, con un levante y sobre todo con el paso de un frente activo asociado a la borrasca Jana que dejaron más de 100 l/m2 o de 150 l/m2 en algunos casos. Y el segundo fue el levante de los días 18 y 19 de marzo, que dejó entre 40 l/m² y 70 l/m² en el prelitoral y en el noreste del país, pero localmente hasta 100 l/m² o más en el área del Montseny. Hasta cuatro borrascas muy activas fueron aportando agua de forma consecutiva a nuestro país.
Unas de las zonas más regadas por estas lluvias o nevadas –según la cota– han sido especialmente las principales cabeceras de las cuencas internas, donde desde principios de marzo ya se han acumulado más de 250 o 300 l/m². En algunos puntos del país se superan ampliamente estas cifras, como por ejemplo en Els Ports, donde ya han caído más de 500 l/m² desde el 1 de marzo, o algún rincón del área del Montseny, como Arbúcies (Selva) con más de 400 l/m².
Agua a raudales hacia los principales ríos de las cuencas internas, que han aumentado mucho sus caudales y que han hecho que los embalses ya hayan alcanzado el 60%. La subida ha sido de 29 puntos en tan sólo un mes, haciendo que las reservas ganen cerca de 200 hectómetros cúbicos (hm³). No se veía un ascenso tan repentino desde el temporal Gloria. Y también queda mucha nieve de reserva de cara al deshielo en las cotas más altas del Pirineo, donde hay grosores de mucho más de un metro de nieve.
Unos registros que ya han hecho subir y con ganas unas reservas que continuarán en ascenso en los próximos días. De hecho, llevaba más de tres años –desde principios de enero del 2022– que los embalses no estaban en estas cifras. Además, las previsiones a largo plazo indican que las lluvias continuarán cayendo a lo largo de toda la primavera, con marcada inestabilidad. El terreno está mojado y todo lo que llueva llegará más fácilmente a los ríos. Los acuíferos también mejoran claramente. En definitiva, es el punto de inflexión más importante en la lucha contra esta histórica y larga sequía que llevamos más de tres años arrastrando, y que ahora parece que ya se asoma de una vez por todas a su fin.
Datos de los embalses
Los diferentes episodios de lluvias de marzo han hecho que el conjunto de los embalses de las cuencas internas hayan pasado en pocos días del casi 32% a más del 60%, el mejor dato desde enero del 2022, y esta cifra aumentará aún más a lo largo de los próximos días. Cabe recordar que el pasado año el pico de las reservas fue a finales de junio, con el 37,1%, ya mediados de octubre se volvió a bajar antes de la DANA hasta el 27,26%. Justo hace un año se vivió el mínimo histórico de esta larga sequía, con el 14,41% a principios de marzo de 2024. Por tanto, la situación es infinitamente mucho mejor un año después. En cuanto al sistema Ter-Llobregat, ya se acerca al 61%.
Si nos fijamos concretamente en el estado actual de cada embalse, destaca el espectacular ascenso de Sau, que ha pasado de estar prácticamente vacío en febrero (6%) a más del 63%, y seguirá subiendo todavía varios días. De hecho, el agua ha subido tanto que sólo está al descubierto la parte superior del campanario de la iglesia de Sant Romà de Sau, una imagen que hacía mucho tiempo que no se veía. Su hermano mayor, Susqueda, sigue estancado al 43%, ya que Sau recauda por el momento toda el agua. Y el pantano de Darnius-Boadella también se ha disparado como hacía tiempo que no pasaba: ha pasado del 17% antes de las lluvias a más del 61% ahora mismo. Una subida espectacular que ha hecho que los municipios del Alt Empordà que todavía estaban en emergencia por sequía ya hayan salido.
En cuanto al de la Baells, está en un estado excelente e impensable hace un año, rozando el pleno con el 96%. Se ha empezado a despegar más agua de la que entra porque la previsión es que vaya llegando más agua. El de Foix está totalmente lleno y la Llosa del Cavall ya supera el 52%, mientras que el de Sant Ponç ya se encuentra en el 74%. Desde la DANA, los embalses del sur del país también han ido mejorando, y las lluvias de marzo han acabado de impulsarlos, aunque no tanto como los demás. El de Riudecanyes estaba al 1,6% antes de la DANA, y ahora ya está por encima del 48%, y el de Siurana, que estaba vacío, llega ya al 22%. Una gran noticia para las zonas más castigadas por la sequía. Además, también destacan los grandes embalses de Rialb y Oliana, que están llenos y nunca habían tenido tanta agua de reserva, aunque son de la Confederación Hidrográfica del Ebro. El de Rialb ha tenido que abrir compuertas.
Aquí tiene un enlace para acceder a datos por embalses, en este caso también los de la cuenca del Ebro, que se encuentran en mucho mejor estado y ya superan el 78%.
Evolución del último año: clara mejora de la situación
Este marzo lluvioso llega después de un invierno en el que, aunque cayeron algunas precipitaciones con más cara y ojos en el noreste y en el Pirineo y Prepirineo de Lleida sobre todo en febrero, en el conjunto del territorio llovió poco y fue seco, también en las principales cabeceras de las cuencas internas. Esto situó los embalses en el 31% en el mes de febrero, acumulándose así un descenso continuado de cuatro puntos durante más de dos meses. A pesar de estos datos, cabe decir que son el doble de reservas que a finales del pasado invierno; por tanto, la situación ha mejorado claramente en el último año.
El otoño concluyó con octubre más lluvioso en Catalunya desde el año 2018, y la guinda fue la histórica y trágica DANA que dejó auténticos chaparrones y mucha precipitación hasta principios de noviembre, sobre todo en el sur del país. No ha llovido por igual en todo el territorio, ya que las precipitaciones han sido más discretas en las cabeceras de los principales de los ríos pirenaicos de las cuencas internas. Pero el agua cayó con ganas en las comarcas del sur, donde se lograron registros de entre 100 l/m2 y 400 l/m2. Esto hizo disparar los embalses de la zona.
La tanda de lluvias de antes de la DANA también fue generosa y dejó cerca de 100 l/m² en algunos puntos del Prepirineo, mientras que en los principales ríos del norte del país, desde las cabeceras hasta los embalses, las cantidades se movieron entre los 50 l/m² y los 8. Un agua muy bienvenida que hizo crecer los caudales de los ríos e hizo aumentar claramente por primera vez desde el verano unas reservas muy estancadas. Durante septiembre las precipitaciones no habían sido muy generosas en las cuencas internas y se habían concentrado más bien en el oeste del país, beneficiando sobre todo a los ríos y embalses de la Confederación Hidrográfica del Ebro (CHE).
Todo ello, en un año marcado por un verano que se saldó con un descenso de casi 8 puntos de las reservas de agua de las cuencas internas, después del pico del 37,1% y 255 hm³ alcanzados a finales de junio (mucho más del doble que a principios de marzo). Fue la mejor cifra desde principios de octubre de 2022. Septiembre fue un mes bastante lluvioso en varias comarcas y con un ambiente claramente de otoño de forma repentina, pero la lluvia no cayó por igual en todas partes y esquivó las principales cuencas internas.
Durante la primavera del 2024, las lluvias y la nieve no pararon de caer donde hacía más falta para ir llenando la mayoría de los embalses. Fue el principio de la mejora de una sequía que justo había tocado fondo a principios de marzo A lo largo de esos tres meses se acumularon más de 400 l/m² en algunas cabeceras del sistema Ter-Llobregat y más de 300 l/m² en la cuenca de Darnius-Boadella. En las cabeceras de la cuenca del Ebro se acumularon entre 500 l/m² y más de 750 l/m², mientras que el agua pasó más de puntillas por el sur del país. Por tanto, en conjunto la primavera hizo, efectivamente, de primavera, y la guinda del pastel fue el temporal de lluvia general del lunes 29 de abril, el día más lluvioso en toda Cataluña en ese momento desde el 23 de noviembre del 2021. El problema es que tres años de sequía habían dejado una huella muy grande, y aquella agua fue insuficiente para el agua.
Las fuertes tormentas y las lluvias de aquella primavera beneficiaron especialmente al sistema Ter-Llobregat, que se disparó. Incluso a mediados de junio el agua de Sau rodeó e inundó transitoriamente la emblemática iglesia de Sant Romà de Sau, imagen y termómetro de la sequía en Catalunya, cosa que hacía mucho tiempo que no se veía. Pero el agua no subió tanto como lo ha hecho este mes de marzo, ni mucho menos.
Hacia el final definitivo de la sequía
Este gráfico muestra la evolución del conjunto de la sequía en los últimos cinco años. Sobrepone los datos diarios del nivel de los embalses de las cuencas internas de Cataluña y la lluvia diaria que ha caído y fija como valor 100 el día más lluvioso del temporal Gloria. Como puede comprobarse, tras el fuerte batacazo de los últimos años, la situación ha mejorado en los últimos doce meses, y especialmente en las últimas semanas.
El 2023 fue el peor año de los tres de sequía. Según cálculos del ARA a partir de datos de 140 estaciones del Meteocat y tomando como referencia el período 2009-2020, en 2023 se cerró con un déficit de precipitación del 31% en Cataluña, un dato muy superior al 21% del año 2012 con el 21% cat, que hace el cálculo con un número de estaciones diferente y utilizando un período de referencia mucho más largo.
A mediados de noviembre de aquel fatídico 2023 las reservas de las cuencas internas ya descendieron incluso por debajo del nivel más bajo de 1989, el mínimo histórico registrado. Cabe recordar que recursos actuales como las desalinizadoras y el agua regenerada no existían durante los años ochenta, lo que pone de manifiesto que la gravedad de esta sequía carece de precedentes. Un escenario que, por suerte, ya podemos verlo de lejos.
Los mapas de índice de precipitación estándar (IPE) que elabora mensualmente el Servei Meteorològic de Catalunya indican por regiones si ha llovido más o menos de lo que tocaría a partir de la fecha y echando atrás nueve meses, un año o dos años. Aportan una visión de mirada larga por territorios sobre la sequía pluviométrica. La situación ha mejorado si se miran en los últimos meses.
Todo ello nos indica que la sequía, ahora sí, parece que se va terminando. Todavía está por llegar toda la nieve del Pirineo en los embalses, y la primavera promete nuevas lluvias. Sería ideal llegar en junio al 75% de las reservas, puesto que es una cifra que se considera óptima para afrontar la falta de lluvia y el aumento del consumo de agua del verano. Y parece que este año, por fin, este objetivo es factible alcanzar.