El termómetro de la sequía en Cataluña: los embalses de las cuencas internas rozan ya el 50%
Las últimas lluvias abundantes y generales de marzo disparan unas reservas que siguen subiendo


BarcelonaLa sequía se puede mirar desde muchos puntos de vista: reservas de agua en los embalses, déficit de lluvia, mirada larga oa corto plazo, futuro inmediato… En esta pieza encontrará indicadores climatológicos y sobre los embalses para tener una visión actualizada y lo más completa posible de la grave sequía que vive Cataluña desde hace más de tres años.
El mes de marzo está siendo muy lluvioso, con precipitaciones frecuentes desde el inicio del mes que son generales y abundantes y que han disparado los embalses hasta cifras que hacía mucho tiempo que no se veían. Hay dos episodios que han sido claves para entender ese ascenso. El primero tuvo lugar entre el jueves 6 y el domingo 9, con un levante y sobre todo con el paso de un frente activo asociado a la borrasca Jana que dejaron más de 100 l/m2 o de 150 l/m2 en algunos casos. Y el segundo ha sido el levante de los días 18 y 19 de marzo, que ha dejado entre 40 l/m² y 70 l/m² en el prelitoral y en el noreste del país, pero localmente hasta 100 l/m² o más en el área del Montseny.
Unas de las zonas más regadas por estas lluvias o nevadas –según la cota– han sido especialmente las principales cabeceras de las cuencas internas, donde desde principios de marzo ya se han acumulado más de 200 l/m². En algunos puntos del país se superan ampliamente estas cifras, como por ejemplo en Els Ports, donde ya han caído más de 400 l/m² desde el 1 de marzo.
Agua a raudales hacia los principales ríos de las cuencas internas, que han hecho que los embalses ya hayan alcanzado el 50% y acumulen una subida de más de 18 puntos en pocos días, el ascenso de las reservas más repentino desde el temporal Gloria. Y también mucha nieve de reserva de cara al deshielo en las cotas más altas del Pirineo, donde hay grosores de más de un metro de nieve. Unos registros que ya han subido y con ganas unas reservas que continuarán en ascenso durante los próximos días. De hecho, llevaba casi tres años –desde julio del 2022– que los embalses no estaban en estas cifras. Además, las previsiones a largo plazo indican que las lluvias continuarán cayendo a lo largo de toda la primavera, con marcada inestabilidad. El terreno está mojado y todo lo que llueva llegará más fácilmente a los ríos. Los acuíferos también mejoran claramente. En definitiva, es el punto de inflexión más importante en la lucha contra esta histórica y larga sequía que llevamos más de tres años arrastrando.
Todo ello después de un invierno en el que, aunque han caído algunas precipitaciones con más cara y ojos en el noreste y en el Pirineo y Prepirineo de Lleida sobre todo en febrero, en el conjunto del territorio ha llovido poco y ha sido seco, también en las principales cabeceras de las cuencas internas. Esto situó los embalses en el 31% en el mes de febrero, acumulándose así un descenso continuado de cuatro puntos durante más de dos meses. A pesar de estos datos, cabe decir que son el doble de reservas que a finales del pasado invierno; por tanto, la situación ha mejorado claramente en el último año.
Datos de los embalses
Los diferentes episodios de lluvias de marzo han hecho que el conjunto de los embalses de las cuencas internas hayan pasado en pocos días del 32% al 50%, el mejor dato desde julio del 2022, y esta cifra aumentará aún más a lo largo de los próximos días. Cabe recordar que el pasado año el pico de las reservas fue a finales de junio, con el 37,1%, ya mediados de octubre se volvió a bajar antes de la DANA hasta el 27,26%. Justo hace un año se vivió el mínimo histórico de esta larga sequía, con el 14,41% a principios de marzo de 2024. Por tanto, la situación es infinitamente mucho mejor un año después. Por lo que respecta al sistema Ter-Llobregat ya ha superado el 50%.
Si nos fijamos concretamente en el estado actual de cada embalse, destaca el espectacular ascenso de Sau, que ha pasado de estar prácticamente vacío en febrero (6%) a más del 43%, y seguirá subiendo todavía varios días. De hecho, el agua vuelve a rodear toda la iglesia de Sant Romà de Sau, imagen que en los últimos años sólo se había visto en junio del 2024. Su hermano mayor, Susqueda, sigue estancado al 42%, ya que Sau recauda de momento toda el agua. Y el pantano de Darnius-Boadella también se ha disparado como hacía tiempo que no ocurría: ha pasado del 17% antes de las lluvias al 45% ahora mismo. Una subida espectacular que ha hecho que los municipios del Alt Empordà que todavía estaban en emergencia por sequía ya hayan salido.
En cuanto al de la Baells, está en un estado excelente e impensable hace un año, superando ya el 83%. El de Foix está totalmente lleno y la Llosa del Cavall ya roza el 45%. Desde la DANA, los embalses del sur del país también han ido mejorando, y las lluvias de marzo han acabado de impulsarlos. El de Riudecanyes estaba al 1,6% antes de la DANA, y ahora ya está por encima del 37%, y el de Siurana, que estaba vacío, llega ya al 16%. El de Ulldecona destaca especialmente, puesto que pasó de estar vacío a hacer el pleno y abrir compuertas después de la DANA, y ahora todavía es al máximo de su capacidad, aunque no forma parte de ninguna cuenca hidrográfica catalana. Una gran noticia para las zonas más castigadas por la sequía.
Debajo tiene un enlace para acceder a datos por embalses, en este caso también los de la cuenca del Ebro, que se encuentran en mucho mejor estado y ya superan el 70%.
Evolución de la sequía en el último año
El invierno ha dejado poca agua y ha sido más seco de lo que ya suele ser. Esperamos que la primavera no falle y nos deje las habituales lluvias abundantes, algo que de momento está haciendo. Todo ello después de un otoño que concluyó con octubre más lluvioso en Cataluña desde el año 2018, y la guinda fue la histórica y trágica DANA que dejó auténticos chaparrones y mucha precipitación hasta principios de noviembre, sobre todo en el sur del país. No ha llovido por igual en todo el territorio, ya que las precipitaciones han sido más discretas en las cabeceras de los principales de los ríos pirenaicos de las cuencas internas. Pero el agua cayó con ganas en las comarcas del sur, donde se lograron registros de entre 100 l/m2 y 400 l/m2. Esto hizo disparar los embalses de la zona. Por tanto, la mejora ha sido clara y continuamos por encima del 30% de las reservas en conjunto, pero desgraciadamente seguimos necesitando mucha más agua en las cuencas internas.
La tanda de lluvias de antes de la DANA también fue generosa y dejó cerca de 100 l/m² en algunos puntos del Prepirineo, mientras que en los principales ríos del norte del país, desde las cabeceras hasta los embalses, las cantidades se movieron entre los 50 l/m² y los 8. Un agua muy bienvenida que hizo crecer los caudales de los ríos e hizo aumentar claramente por primera vez desde el verano unas reservas muy estancadas. Durante septiembre las precipitaciones no habían sido muy generosas en las cuencas internas y se habían concentrado más bien en el oeste del país, beneficiando sobre todo a los ríos y embalses de la Confederación Hidrográfica del Ebro (CHE).
Todo ello, en un año marcado por un verano que se saldó con un descenso de casi 8 puntos de las reservas de agua de las cuencas internas, después del pico del 37,1% y 255 hm³ alcanzados a finales de junio (mucho más del doble que a principios de marzo). Atrás queda esta cifra, que fue la mejor desde principios de octubre del 2022. Septiembre fue un mes bastante lluvioso en varias comarcas y con un ambiente claramente de otoño de forma repentina, pero la lluvia no cayó de la misma manera en todas partes y esquivó las principales cuencas internas.
Durante la primavera del 2024, las lluvias y la nieve no pararon de caer donde hacía más falta para ir llenando la mayoría de los embalses. A lo largo de esos tres meses se acumularon más de 400 l/m² en algunas cabeceras del sistema Ter-Llobregat y más de 300 l/m² en la cuenca de Darnius-Boadella. En las cabeceras de la cuenca del Ebro se acumularon entre 500 l/m² y más de 750 l/m², mientras que el agua pasó más de puntillas por el sur del país. Por tanto, en conjunto la primavera hizo, efectivamente, de primavera, y la guinda del pastel fue el temporal de lluvia general del lunes 29 de abril, el día más lluvioso en toda Cataluña desde el 23 de noviembre de 2021. El problema es que tres años de sequía han dejado una huella muy grande, y aquella agua fue insuficientemente solutiva.
Las fuertes tormentas y las lluvias de la primavera beneficiaron especialmente al sistema Ter-Llobregat, que se disparó. Incluso a mediados de junio el agua de Sau rodeó e inundó transitoriamente la emblemática iglesia de Sant Romà de Sau, imagen y termómetro de la sequía en Catalunya, cosa que hacía mucho tiempo que no se veía. Pero el agua vuelve a estar muy abajo.
Este gráfico muestra la evolución del conjunto de la sequía en los últimos dos años. Sobrepone los datos diarios del nivel de los embalses de las cuencas internas de Cataluña y la lluvia diaria que ha caído y fija como valor 100 el día más lluvioso del temporal Gloria.
Este otro gráfico es también una ampliación del primero, pero en este caso sobre cómo ha ido lloviendo día a día durante el año. La tanda de lluvias de principios de marzo de 2024 fue la más importante desde las tormentas del 15 de septiembre de 2023. Además, el temporal de finales de abril fue el más importante desde el 23 de noviembre de 2021. Durante mayo y junio de 2023 casi no hubo ningún temporal importante, pero llovió. Las lluvias de marzo del 2025 han sido el mayor revulsivo desde que comenzó la sequía.
Los mapas de índice de precipitación estándar que elabora mensualmente el Servei Meteorològic de Catalunya indican por regiones si ha llovido más o menos de lo que tocaría a partir de la fecha y echando atrás seis meses, un año o dos años. Aportan una visión de mirada larga por territorios sobre la sequía pluviométrica. La situación ha mejorado si se mira seis meses atrás.
¿Se hace más grande el agujero de la sequía o estamos saliendo de ella? En este gráfico, elaborado por el ARA a partir de datos de 86 estaciones del Meteocat, se puede observar mes a mes si ha llovido más o menos de lo que tocaría. Una barra roja significa que a finales del mes hemos sumado déficit de lluvia y una azul significa que ha llovido más de lo que tocaría y que, por tanto, la sequía se ha debilitado.
Las cifras en l/m² no son importantes, porque sólo dependen del número de estaciones que se utilicen, pero la comparación entre meses sí permite ver qué meses suelen aportar mucha lluvia y, por tanto, si el hecho de que hayan sido secos ha hecho acumular más déficit de precipitación. Los datos del mes en curso se basan en la lluvia que debería caer en todo el mes.
El 2023 fue el peor año de los tres de sequía. Según cálculos del ARA a partir de datos de 140 estaciones del Meteocat y tomando como referencia el período 2009-2020, en 2023 se cerró con un déficit de precipitación del 31% en Cataluña, un dato muy superior al 21% del año 2012 con el 21% cat, que hace el cálculo con un número de estaciones diferente y utilizando un período de referencia mucho más largo.
A mediados de noviembre las reservas de las cuencas internas ya descendieron incluso por debajo del nivel más bajo de 1989, el mínimo histórico registrado. Cabe recordar que recursos actuales como las desalinizadoras y el agua regenerada no existían en ese momento, lo que pone de manifiesto que la gravedad de esta sequía no tiene precedentes.
En el 2024 empezó con algunos tontos de lluvia que, sin ser gran cosa, sí dejaron buenos registros en Ponent, donde enero fue el mes con más lluvia desde la pasada primavera. Pero la cosa se animó en marzo, con varias tongadas de lluvias y nevadas más generales. La guinda del pastel fue el episodio de lluvias de finales de abril, un buen golpe de efecto en la sequía, aunque todavía hay trabajo por hacer y mucha lluvia por caer porque el déficit hídrico que arrastramos es importante. Sea como fuere, vamos por el buen camino.